Uno de estos grandes capítulos de una serie, sin desperdicio en alguna secuencia, y excepcional en este casi último momento: "Nuria", confesando sus sentimientos en otro tiempo por "Jaime", de una hondura que me ha conmocionado. Por unos instantes hemos tenido delante a una mujer bellísima a la que la cámara le ha filmado entre una nebulosa de tristeza y glamour, casi como a aquellas actrices de los años dorados del cine. Estaba que enamoraba. No solo era bella sino influyente en el alma del espectador. Un brillante momento de amor callado, filmado con aquel brillo del ensueño de las cosas que nunca ocurren en la realidad y sí entre la somnolencia que nos embriaga en el cine.
Brillante Thaïs Blume cuyo físico, como comentaba la actriz hace un tiempo, se lo debe a la genética; y toda su belleza de igual modo, añado yo. ¡Cómo quieren en silencio las mujeres a los hombres! ¡Cómo nos quieren que ni nos damos cuenta! Aman con lo más profundo de su ser, mientras que nosotros somos un frívolos guardapuertas. Lo ha dicho todo con la mirada al vacío y con un rostro mohíno que abría unos ojos como espuertas por las que salía tanto amor y tribulación.
Por no hablar de esa mujer solitaria, desamparada al anochecer, a la que le importa tanto lo que pueda pensar el sacerdote y que no descifra lo que, sabiamente, el "Padre Argimiro", le encripta tras aquello de que "la naturaleza es sabia y si no prosperó tu amor será porque algo había en él que era rechazado por nuestra naturaleza". Así como los momentos de lesbianismo, entre "Sophie" y "Alba", me parecieron gratuitos y pijoprogres, para el lucimiento de algo morbosillo y de las dos actrices; por el contrario, esta historia de amor entre hermanos que no lo saben, y de la nostalgia inteligente en ella, es la fuerza del amor, de su dulzura y crudeza porque no entiende de parentesco ni de nada, sólo de arrebatos, padecimientos y delirios incontrolables.
Me ha recordado mucho al cine de Ettore Scola, historias fracasadas, a la intemperie sentimental, rotas por las desilusiones y que transmiten tanta añoranza. ¡Felicitaciones Thaïs!
Esta tarde y mañana comprobamos lo inútil que es el arruinado "Marqués" para plantear un reto industrial y lo ciego que anda como sabueso de negocios. Es sólo un trepa y vividor. Mañana, acepta lo de las secadoras industriales, idea de "Marta", su mujer. Escuchando a "Marta" me ha venido a la mente cuando yo vivía con mis tíos en la Plaza de Gipuzkoa de Donostia y compraron una secadora. Recuerdo a mi tío Félix, que me enseñó mucho de lo que hoy sé, comentar que pocas venderían en San Sebastián porque la gente no estaba por esa labor porque sobraba tiempo y sol y que ello era más bien para el hospital; no se equivocó. Al poco tiempo salieron las lavadoras centrifugadoras y, efectivamente, ni la economía ni el buen tiempo de España, iban a dar un colchón de seguridad en ventas a las secadoras. Sí que han funcionado en la industria y en los servicios.
Mi sagaz tío y mi tía María que, por cierto, su voz se escuchó en la radio de San Sebastián, tenía una voz preciosa. ¡En su recuerdo! Son historia ya en la vida de la Ciudad y siempre les recuerdo con mucho amor. "Marta", pasados unos cuantos años, ha coincidido con mi tío, en el temita de las secadoras.
Lo del "Obispo" no ha tenido desperdicio. ¡Menudo falso e hipócrita! Su comentario sobre lo neuróticas que son las monjas, que se están muriendo, es propio de un indeseable. Es curioso, pero estos representantes de Dios, son lo contrario a lo que predican. Para ellos, el triunfo es "Confirmar", no atender a los menesterosos que son además unos pelmas. Salir en la foto que se dice hoy, postureo eclesiástico y buen jamón como en el corrompido Festival de Cine de San Sebastián. Por un momento me ha parecido ver a Buñuel dirigiendo a Fernando Rey en una de estas viscerales y ácidas secuencias que filmó el de Calanda, arremetiendo al episcopado glotón y sinvergüenza. Lo del jamón es más que una anécdota, es que sólo rememora de su apostolado pobre, solo revive lo que huele a pernil y jamón de jabugo. ¡Genial el actor!
Eso de que el amor se hace y se compromete aún más con condones, ha tenido su punto de ironía y gran verdad. Observo que el guión está plantando una ruptura en la pareja.
Lo de "Sebas", minutos de gloria para su lucimiento y el de sus otros personajes: "Pelayo" y "Marcelino". La otra vuelta de tuerca de "Alonso", ante la postura de "Novoa" en dar la rueda de prensa no ha tenido desperdicio, lo fingido y amañado que es cuando desea, sin sentirlo, complacer hipócritamente a su esposa.
Y es triste dar la razón a "Federico" pero el mundo del deporte y patrocinio funcionan así. La honradez no es aconsejable porque la corrupción lo complica todo, y la verdad no interesa sino el titular y colgar al primero que se encuentra para dar carnaza a desinformados ciudadanos envidiosos y malos. Encima, la persona honrada, entre esta maraña de delincuentes, reflexiona si la honradez conduce a buen puerto. Este tema de aquella corrupta prensa cobarde y deportiva debía ser tocado más en profundidad; impresiona ver a "Jaime" abalanzarse sobre el chantajista.