También los ricos salen con el
corazoncito descacharrado y las piernas entre flojera en muchas ocasiones.
Nadie de la burguesía puede quitarse la mala baba que lleva dentro, con falsas condolencias que usa para encarcelar, por poco tiempo, su aviesa intención. Como hizo la "Francisca" con "Candela", en el "Colmado", hace unos días. Y lo de esta "gran" señora de PV se ha desbordado, en la pastelería, esta tarde. Su venganza, jura
entre una histeria compulsiva, será eterna. Sigue conservando intactas sus
garras asesinas y la retorcida lengua por donde escupe represalia ante el
desagravio que dice ella. !Pobre mamá!. Una estrella aldeana venida a menos y
trampeada en la compra y venta inmobiliarias. Que acaba, en un momento antológico, llevando a su hijo, ante el cadalso de su propia biografía arrastrada por entre fregonas.
Ni Búster Keaton, como “El
maquinista de la general”, bufaba tantos carriles hacia delante cuando perseguía
a los yanquis. Hoy en día, el ferrocarril, tiene bien merecido el prestigio que
se brindó a estos cíclopes de hierro. Después de ver a la “Montenegrísima” salir con el rabo de entre las
piernas, a tanto vapor, nadie duda que, la locomotora, arrastra lo fue un gran invento para escaparse cuanto antes.
Ni la grandísima dama de la escena, Amelia de la Torre, como Irene Guerrero de Luna, en los doblajes, dramatizaban los papeles, como hoy, María Bouzas a la desbandada, cuando la tierra se la tragaba. Inspirando, además, un bendito cachondeo ante una nada taimada “Aurora”/Ariadna y dos prudentes: “Martín” y “Candela”. Por cierto, atención porque vienen días de luto para Puente Viejo y de gloria interpretativa para Aida de la Cruz. !Atentos!. Los que los han visto, alucinan con esta preciosa actriz. No hay mal que por mucho bien convenga.
Las escenas entre “Martín” y
“María” pierden algo del fuelle inicial y la química se evapora, pasando aquel
líquido de vida a algo gaseoso y hasta humo si me apuras. Tal vez porque, el
sexo, se aja con el uso y se mece entre rutina. ¡Ojo al dato!. Es que el buguibu y
los besos en las caderas no son todo y menos para mantenerlo en televisión, en
casi absolutos de lectura e interés. Al final, los mirones de alcoba son los únicos adictos de la la pareja, porque se ve carne y torniquetes pero que aburren a los demás. Poco importa las conversaciones del
relax, el deseo de tener hijos y, sobre todo, el agotador esfuerzo que
soportaron los amantes, con gran entereza, para ser fieles a sus convicciones y
a su amor que es mucho más que sexo
entre aserrín y un cutre jergón. En el erotismo de la carpintería hay que hilar muy fino. No todo
es épica viril y medio cueros de mujer enamorada, en celo los dos y repitiendo
sosadas. Eso se acaba y puede bajar el ritmo si no tiene el sustento de un buen
guión. No se me ocurriría decirle a la señora Aurora Guerra lo que
deben escribir unos competentes guionistas, pero de igual modo opino sobre cómo
creo que deben plantearse momentos de arrebatado romanticismo, que se escapan a mi humilde modo de ver y
que pierden audiencia. Los dos son
personajes adorables, necesitan un algo diferente para avanzar.
Agradezco a “Don Anselmo”/Mario Martín, los momentos su avidez mostrada por los pasteles de “Candela”, que le hacen feliz con sonrisa esculpida en el corazón de “Martín”/Jordi. Mario, increíble actor que se va “desmejorándose” en escena por momentos, parece un agotado de verdad de los que se puede esperar muy poca energía y que está para la pre jubilación sin más pensión que una residencia de curas sombríos y desocasionados, agradecerle el que me haya traído recuerdos de aquel tenor “koskero” donostiarra, ahora que estamos en la Semana Grande, Víctor Manuel Muñoz. Era pastelero de oficio y embajador cantante de la bella San Sebastián. Me solía comentar en las entrevistas, y se sentía orgulloso, que hizo muy felices a los demás con su bollería y repostería y con aquellas sus sinfonías sobre el mejor barrio koskero del mundo, la “Parte Vieja” y para la más grande maravilla del universo: San Sebastián. Muy venturosos a los demás, entonando canciones al Urgull y al Igueldo y mientras zarandeaba las cacerolas en la Sociedad gastronómica de su “Otxote Gaztelupe”, entre txangurros a la donostiarra, merluza a la koxkera, pantxinetas delicadas, rosquillas de Santo Tomás y tartas de hojaldre. Nuestra ciudad y su fauna.
Seguimos a Sigüenza muy
atentos. Parece que va en serio, de galán transpuesto y transido, hechizado y a punto de
declararse impenitentemente por los huesos de la mejor actriz de PV: “Mariana”/Carlota. ¡Veremos!. Esto son palabras mayores. A ella le halaga,
incluso, dice la bruja de “Paca calamidades”, que ha perdido su cara de vinagre.
Se siente mirada y no le disgusta aunque viene de un incendio de grandes
proporciones, la listísima doncella de la “Casona”. Se instala el aroma de las
miradas de la atracción. Esperemos que no acabe con un estruendo sonoro tipo "Cañones de Navarone" y
que se consiga coser una sonrisa duradera en “Mariana”. Nosotros, mientras tanto, seguiremos a
Sigüenza.
Puntazo para “Hipólito”/Selu cuando cae en cuenta, desde su retardo
intelectual de hoy, que, la cruel
madre, les quiere emancipar por la vía expeditiva, en pocas horas y por el
procedimiento de urgencia.
Como siempre genial. ;)
ResponderEliminarMe ha encantado lo de 'Francisca Vapores' jajaja, la verdad es que se fué echando chispas al saber que Candela de nuevo estaba en la confitería para darle guerra...
Hipolitín es un cielo, no se entera de nada, es de efectos retardados, de los cuatro Mirañares, las dos mujeres son las mas listas, esa Quintina diciendo ¡si pareces mas ciego que yo cuando no veía! jejejeje
Menos mal que el tema Alfonsito se ha terminado, sobre todo porque a la pobre Emilia la han desquiciado un poco, en mi opinión estaba un poco sobrepasado el personaje, que no la actriz. ;)
Hoy dia de descanso.