LA EXQUISITEZ Y CRUELDAD DEL ERIZO

Esta tarde hablaba por teléfono con Mario Zorrilla y estábamos de acuerdo en casi todo sobre PV. Sobre todo, en la calidad y en el gran ensueño de secuencias maravillosas, no encontrables en la televisión de hoy. La del masaje en las piernas de “Fernando”, piernas rudas de hombre sin depilar, que ni sentían o padecían, es una de ellas. La escena parecía sacada de un film con cruel historia de Yasujiro Ozu, de esas que destripaban fetichismos dolorosos sobre un ambiente familiar que no necesita tirar de adrenalina. Los caballeros, aunque hoy nos depilemos, somos tan truculentos y desalmados como el cernícalo de “Fernando”. La bella y el peludo.

 

En una época me “tragué” montones de filmes japoneses y, esta tarde, me ha recordado, este fragmento, a aquellas situaciones de desencuentro y soledad y siempre respetuosas, aunque crueles, del director Ozu. Preciosa secuencia y terrible, desde un ángulo donde retrataba en movimiento una realidad, pero muy distanciadamente. Un dúo melancólico inigualable entre Loreto y Carlos a su altura, muy experimentados los dos a estas horas grabadas ya del serial, preparados para todo, como los matrimonios que no se soportan para echarse en cara todo y más.

El pasado día, contemplé en la televisión francesa, un film que lo he visto reflejado en esta tarde. Un film de Mona Achache sobre la novela de Muriel Barbery: "La elegancia del erizo". Y me ha recordado al “prota”, encajado sin remedio y contra voluntad. Los erizos recubiertos de púas por fuera, punzantes y escurridizos pero indolentes y melancólicos por dentro y que se sienten muy solitarios. Como “Fernando” con un mundo interior “patas arriba”. Todo es destierro en un cuarto que resulta otro personaje más; un vivero malsano donde se preavisa de la muerte en vida y del chantaje para sentir al lado a quien nunca fue su esposa por amor, en él supuesto que, su contumaz invalidez, al lisiado de por vida,  atará  "María"a él, como Sísifo al Peñasco maldito.

                                                                               

Estas son las geniales referencias que leo cada tarde en este serial que me apasiona. Le he confesado a Mario que no sé de dónde me brota esta pequeña sabiduría para escribir sobre estos capítulos, soy comentarista político, salvo que sea de la enorme cantidad de cine que he visto en mi vida; secuencias que reconozco de inmediato y que uso de PV para escribir sobre el mismo, reinterpretando sobre lo que, el cine y mi maestro Ángel Antonio Pérez Gómez, me enseñaron. Todo lo que sé se lo debo a él; a este Jesuita sabio que me encendió la bombilla para desarrollar, desde temprana edad, los trucos para bien descrifrar los códigos y comprender el cine en toda su grandeza. Y precisamente con un film, a través del cual, me di cuenta qué eso era del cine:“La Strada”, la triste historia de Gelsomina y Zampanó. Le veré desde el viernes porque, siempre es fiel a la cita del Festival. Lo paso de maravilla con él y con Fernando Méndez Leite, que saben de todo sobre cine.

Cada día me gustan más “los lecheros”. Es la idea de lo horrendo, que podía ser sinónimo de lo adulto; sin embargo, adosado a unos teenagers, interpretada maravillosamente entre el candor, la doble vuelta y con mucha inteligencia, se transmuta en la maldad por parte de alguno del colectivo. Para botón de ancla en colores, los ojos de “Anibal”/Jorge Pobes, que lo dicen todito sin que ocurra. Y me ha recordado, cambiando los papeles, al film “Disturbia” de Caruso. Y a aquel film de los años 40: “La ventana”, de Ted Tetzlaff, donde había un niño fisgón alineado por las miserias y desencuentros familiares. Un diabólico, como en ·”Disturbia”, una distraída recién casada y una malvada estratagema, manipulación pura, que está exaltando los nervios. Un equívoco, una simulación pactada, posiblemente entre dos amantes, genera un traumatismo craneal que no lo  veas sin prismáticos.

Egregia María Bouzas. En esta secuencia de la tarde, además de filtrar una cierta carga hipocondríaca, desbordaba desencanto total. Porque es pérfida y malísima, pero parecía una postadolecente que se cree cualquier patraña de una cómico ambulante, "Olmo",  que me da que está elogiando la cultura del simulacro de modo espectacular.

 La ley de la oferta y la demanda en los tiempos comerciales de PV. Reconozco que, cuando aparecen en pantalla Selu y Blanca, es ensueño puro, casi ya ni les sigues, les disfrutas, son personajes maravillosos no sujetos a ninguna regla visual o física, son imperecederos. Ellos dos, son dos criaturas impresionantemente cósmicas en PV. Un cuerpo a cuerpo, hechos el uno para el otro; estoicos, gráciles y letales, de un funambulismo absoluto. Una genialidad y un sopapo al padre de los padres "Mirañar". !Qué gran actor experimentado es Enric!. Por cierto, hace unos días, le descubrí poniendo la voz a James Mallhollin en "Frankie y Johnny".

Y es muy interesante porque, esta tarde, hemos podido ser testigos del cambio en el guión a  Mario Zorrilla, que ya se vislumbraba. No es un ya aquel absoluto personaje del perro fiel, pero perro despreciable al fin de cuentas; va derivando hacia valores como la nobleza e incluso picarescos; lo mercantil de esta tarde, para ahorrase un alto porcentaje en el mejor jamón del mundo, que le dan una nota humana, sagaz en alguien que puede adoptar otro uniforme que el que estaba obligado a impostar. Ya, en aquella secuencia con la gran Carlota, en la cual le “pilló” a “Mariana”, sobre que no era alegría sino prudencia ante la posible reacción de la sátrapa “Montenegrísima”, demostró que el personaje viraba desde su indudable corazoncito.

 

Su comercio ha sido una atracción espectacular. Pero ha sido un retrato satírico del comercio, actividad grandiosamente plebeya, sobre sus porcentajes y rebajas, caricaturizando su monopolio y cómo se organizan a puntapiés los pilares económicos para sustentar la necesidad de comer desde lo único que se sabe hacer. Secuencias en el nuevo “Hiper” a medio camino entre el surrealismo y el costumbrismo que me hacen reír y reflexionar sobre los porcentajes de venta. Una sagaz “Quintina” hacía unas cuentas de la ciega sobre si regalamos al 40% y ganábamos el 15%... perdemos indudablemente. No se parece a muchos bareros de Donosti que ganan más del 1200% en algunos “pintxos” sabrosotes y recalentados.

Me gusta el nuevo protagonista, posible noviete de “Aurora”. Su andadura ha comenzado en clave de comedia bufa y de cachondeo total, incluso machistamente para “picar” a la protagonista. Muy bien Ariadna pero a él de momento, a Rubén Serrano, le dejamos en cuarentena en el hospital de “La Puebla”. Veremos si luego este material es apasionantemente narrado, hay química entre ellos y no sólo un remake falsete de “El Gran McLintock”,  aquel film de Andrew V. McLaglen con John Wayne. Si no acaba por otros derroteros, en un drama convencional soso, sin matices, sin emoción y lágrimas, sentido de la evolución y coherencia. Que la vamos a medir como entomólogos, no olvidemos que es la hija de “Pepa” y que pide a gritos, esta apasionada “Aurora”, algo cortada en algunas secuencias, mayor calor, protagonismo, intensidad y arrebato, justo lo que le falta ya al pobre “Raimundo”.

 “Don Olmo” se queda. La Iglesia no permitirá que muera y está excelente, mañana, Mario Martín. En una resolución planteada desde los sentimientos de justicia y cristianos de perdón. Creo que todo esto es una treta de “Olmo”. Su analogía con el presente de “alelado” es algo que se ingenia, muy bien interpretado, para la supervivencia y para desencadenar una terrible venganza. ¡Se verá!.

Como os he dicho Mario Zorrilla estará con nosotros en el Festival de San Sebastián, ya avisaremos del día, entre todos nosotros en el ambiente festivalero, sentado en  el stand que tenemos en el María Cristina”. Es una gran noticia que nos acercará a la persona muy  inquieta y  culta, sensible y noble que es Mario/“Mauricio”.

Mañana secuencia fundamental para comprender lo que llega después. La verdad, sin tapujos, cruda y sencilla pero compleja,  ante la familia con una excelsa Aida de la Cruz.

Dedicado a Mario Zorrilla por su amabilidad en estar con nosotros en el Festival y al recuerdo de Juan Luis Panero, aquel protagonista, conjuntamente con su saga familiar, del film "El desencanto" de Chávarri.