LA CRÓNICA DE LOS POBRECITOS NIÑOS SOLOS

Ha sido un retrato digno comparativo de grandes filmes que ha habido sobre la niñez y los pobres Es encomiable el que PV haya plasmado una de las grandes lacras de aquella sociedad, hoy reapuntándose de nuevo en esta caótica España, que el cine trató como la ciudad de Dios, aquí y en otras cinematográficas: Los niños pobres que vivían en la marginalidad, sojuzgados por una usurpación canallesca de su voluntad, siendo abusados. ¡Pobres niños!. Inmersos en una realidad donde el final feliz era imposible. Machacados por el abuso de autoridad, en este caso de un “Don Celso”, extraordinario Eleazar Ortiz. Hoy hemos asistido a una denuncia vitriólica sobre la represión y la marginalidad, tratadas con muchísima crudeza, denuncia de lo que se negaba tras esos muros desvencijados y entre los bordes invisibles de un delito.

Yo que soy muy cinéfilo he entrevisto a aquel “Padre Flanagan”, Spencer Tracy, en “La ciudad de los muchachos”, en la dedicación que, “Gonzalo”, presta a esos  chicos, de infancia pobre, inocentes sojuzgados y enredados por el negocio patrimonial de la religión católica. Ese “Te quiero Padre Flanagan” lo hemos escuchado de algún modo en esta tarde entre los agradecidos rostros de los niños huérfanos. Es que este filme de Norman Taurog siempre me ha conmovido y más hoy que estoy en Francia. Porque manifiesta un compromiso con los desposeídos que nacía limpiamente del alma, por la interpretación de Spencer volcada en la supervivencia de los niños excluidos. Por sus fascinantes voces del doblaje, las de Juan de Dios Muñiz(Tracy) y la de la inolvidable Vicky Udaeta( Mickey Rooney). Y no he podido sino compararlo porque, Jordi, ha estado sencillo y sublime, magistral y conmovedor. Con grandes dosis de justicia y de ternura. Es un buen muchacho “Gonzalo” y algún día será un gran padre.

 

Son importantes estos momentos televisivos porque golpean la conciencia, están excelentemente interpretados y oprime el corazón el saber que un apóstol viaja hasta otro lugar para decir que Dios está en el amor y que debemos vivir sobre principios sencillos y nobles. Consigue el prodigio de liberar a los muchachos del cautiverio porque, estos, los milagros, se hacen a quienes los merecen. La secuencia entre la “madre”/ Nerea Barros y él, en el desenlace, sobre esa panadería que ilusionaba tener, es de hacerse uno de merengue.

“La calle en la que vive mi amor”, tenía algo la secuencia de Sigüenza, ramo en mano, durmiendo al relente esperando a su amor por el que había soñado siempre de "My Fair Lady". ¡Ya se sabrá más con detenimiento sobre de qué va Sigüenza!. Los enamorados están vivitos y coleando y hacen muchas tonterías y hasta cogen pulmonías que casi no se notan a la búsqueda del tiempo de encuentro con su deseado amor. Me recuerda al encanto de  aquel “Freddy”/  Bill Shirley postrándose en la calle, frente a la ventana, hasta cuando fuera necesario para ser recibido por “Eliza”. Y de hecho “Mariana” tiene muchísimo de “My Fair Lady”, toda una reconversión vital y amorosa de tanta humildad y con tan buen talento, sin pretenderlo, entretejiendo unas redes invisibles donde tal vez caiga el ya por los suelos Sigüenza. Sólo le faltaba al “prota” la voz del llorado Rogelio Hernández y de su interprete musical en el film, Luis Olivares, para que rememoráramos al pobre anhelante de amor del film de Cukor. Esperemos casar a “Mariana” e irnos de boda y después de “jarana”.”Quintina”, que está de lo más zascandila, se te pega a la retina en sus idas y vueltas haciendo ahí la autopsia a la situación del Florindo, que igual hacemos mal en burlarnos de él. Se va a mosquear.

Sobre la cínica del “primito”, mejor será cuestión de esperar. No creo que se dediquen a drogar a la gente para experimentar sobre su cerebro o a extirparles los ojos para colocarles Rayos X. Parece palaciega y bella arquitectónicamente por fuera, serena en sus colores relajados, confortable y “chanchi”, casi un ataúd de lujo para tu preparatorio viaje a lo desconocido, pero sórdida clínica psiquiátrica de alta seguridad al fin y al cabo. Con o sin bañera y con su asepsia total parece que guarda algún secreto y esconde algo peligroso y tenebroso para los pacientes. ¿Se experimenta con viajes al centro de la mente de modo clandestino e inquietante?. Tiene una doble vuelta de tuerca. Tal vez personajes malvados y nada simpáticos. De momento nos van dando pistas que conformará un puzzle sobre lo que de pesadilla me parece se vive allí en horas de no-visita.

 

Soberbios Carlos Serrano y Mario Zorrilla. Compiten a cual de los dos nos deslumbra más. Hay muchísima sabiduría y lucidez ejercitada en el actual  personaje de “Mauricio” y cada capítulo le sobrepasa en crueldad a “Fernando”.

 “Los Mirañar” son ya el desmadre total. Han perdido lo poco que iluminó un candil sus seseras en una tarde que lucía el sol como nunca. Infalible humor, absurdo, castizo, demencial, delirante y a ratos  extrañamente emotivo y declaradamente cruel. Cachondeo directo y lúcidamente amargo. Felicidades de nuevo a Enric y a Selu. Se lo merecen. Y al nuevo Ghetto formado por "Dolores" y "Quintina" contra sus mostrencos maridos en dormidera continua o falsificación de resultados, uno y otro. Que demustra que las señoras se unen defendiendo posiciones y baluartes comunes como Agustina de Aragón la mesonera.

Estupendo estudio que hace Jorge, en su papel de "Anibal", con su mirada y expresión de cordero degollado sobre la personalidad de un hombre que ha transformado su vida en una supuesta mentira piadosa hacia sí mismo. Es un canto a un cierto amor en el matrimonio en un sentido pragmático y nada remilgado. Rompe con los amores pasionales en PV.

Un distrito protegido. Un supuesto mundo de ocultamiento, celosamente preservado que hace intuir grandes manipulaciones mentales que se manifiestan en una habitación verde a través de esta mirada.

Dedicado anuestra nueva corresponsal en madrid, que mañana se estrena: Nazareth Troya. Actriz y periodista. Entre sus cometidos le he pedido que mantenga muy buenas relaciones con nuestros amigos de "Puente Viejo". Les visitará y les llevará nuestro gran afecto por ellos.