PACO SAGARZAZU
Locutor de radio y actor guipuzcoano nacido en San Sebastián el 31 de enero de 1940.
Un gran amigo y persona a la que admiro muchísimo. Tiene una Voz preciosa y es un tio maravilloso y un compañero como ninguno. Alejado de todo mundanal del espectáculo es un grandioso actor que lo ha trabajado mucho. Sencillo y honrado. Actor de cine, doblaje y teatro.
Comenzó en los principios de los 60 en Radio Club Norte en San Sebastián. Con Marian Guerrero, Ángel Marco, Marian Álvarez, Román Gil de Montes, Txaro Arteaga, Marisol González, con Encarna Sánchez (luego locutora) como comercial. Lo que luego fue Radio Popular de San Sebastián. Época maravillosa en los Estudios de la calle Bengoetxea de Donosti. Creador de personajes empezó llevando el teatro a la radio en la Ciudad.
Su
primer contacto con el cine está ligado a su vocación como escritor.
Sagarzazu había escrito una obra de teatro para niños titulada Balantzatxoa representada con éxito por el grupo Xaribari. El director Juan Miguel Gutiérrez al ver el montaje teatral se planteó la posibilidad de llevarla al cine. Así nació Balantzatxoa (1976), el primer largometraje rodado en euskera para un público infantil.
En 1977 Sagarzazu obtuvo el premio Ciudad de Irun con la novela Para no sé quién.
Su
primer papel en el cine llegó de manera casual. Trabajaba entonces de
locutor en Radio Popular de San Sebastián y compaginaba ese trabajo con
el teatro amateur en el grupo Tablado del Círculo Cultural Guipuzcoano. Klara Badiola,
que en esos días hacía un programa en Radio Popular, le pidió que le
acompañara a un casting. Sagarzazu se presentó allí sin la menor
intención de participar en el rodaje y acabó siendo elegido para formar
parte del reparto de La fuga de Segovia (1981), inicio del cine vasco de los ochenta.
Siguió trabajando en el emergente cine vasco de primeros de los ochenta en películas como La conquista de Albania (1983) y La muerte de Mikel (1983). Su primer papel importante llegó al encarnar al guarda de Tasio (1984) de Montxo Armendáriz.
Actor autodidacta e intuitivo aprovechó al máximo su talento natural
para la interpretación y su capacidad de camuflaje para fundirse en ese
personaje antítesis del protagonista. Armendáriz, buscando la máxima
naturalidad, le pidió economía de gestos y Sagarzazu realizó un trabajo
brillante. Su guarda, símbolo del sistema represor al que se enfrenta
Tasio, es tenaz en su lucha. Su andar es cansino, su rostro inexpresivo y
su actitud fría y distante. Un muerto en vida, en suma, contrapuesto a
la alegría de vivir en libertad de Tasio. Y una víctima, al final, de
ese sistema al que defiende con la fidelidad de un lacayo.
Tras esta gran interpretación siguió trabajando en el cine vasco de los ochenta hasta lograr otro papel de importancia en Gran Sol (1987) de Ferrán Llagostera,
donde dio vida a Paulino Castro, un viejo lobo de mar. Su capacidad de
fusión con el personaje se vio facilitada por puro empirismo ya que el
padre del actor donostiarra fue patrón de pesca. Encabezó después el
cartel de Crónica de la Guerra Carlista-Karlistadaren kronika 1872-1876 (1988) de José María Tuduri interpretando al periodista Policarpo Amilibia y volvió a trabajar con Tuduri en Santa Cruz el cura guerrillero-Santa Cruz apaiz gudaria (1990), dando vida al general carlista Lizarraga.
En 1992 se alejó por primera vez del cine vasco para trabajar con Gracia Querejeta en Una estación de paso. En 1994 vivió un desencuentro con Daniel Calparsoro durante el rodaje de Salto al vacío.
Si bien es cierto que no hubo química entre los dos cineastas la
realidad es que, en general, Sagarzazu ha establecido lazos de
complicidad con muchos directores y eso le ha permitido dar lo mejor de
sí mismo en papeles variados. Un buen ejemplo es el sensible viudo del
corto Muerto de amor (1996) de Ramón Barea o el dueño de la sidrería de Txotx
(1997), corto de Telmo Esnal y Asier Altuna. Papeles distintos que
muestran la versatilidad interpretativa de Sagarzazu. Más parco y
contenido en Muerto de amor y más histriónico en Txotx.
Pero siempre el mismo actor, capaz de dar lo mejor de sí mismo y de
fundirse con el personaje si encuentra, como artista sensible que es,
complicidad con el director.
Tras trabajar con Antonio Mercero en La hora de los valientes (1998) y reencontrarse con su amigo Ramón Barea en Pecata minuta (1999), con Gracia Querejeta en Cuando vuelvas a mi lado (1999) y con Esnal y Altuna en el corto 40 ezetz (1999), tuvo su primera colaboración con Karra Elejalde en Año Mariano (1999) y compuso un papel lleno de histrionismo en La gran aventura de Mortadelo y Filemón
(2003) de Javier Fesser. Su divertida caracterización del dictador de
Tirania le proporcionó mucha popularidad y mostró una vez más el gran
talento de Sagarzazu como actor. Después colaboró de nuevo con Barea en El coche de pedales (2004), dio otro recital de comicidad en la "a-narko-comedia" de Karra Elejalde Torapia (2004) y Telmo Esnal y Asier Altuna confiaron de muevo en él para su ópera prima en el campo del largometraje dándole uno de los papeles principales de Aupa Etxebeste! (2005).
Sus intervenciones televisivas en La familia Mata (2007) y Cuéntame
(2007-) reforzaron su popularidad a nivel estatal. Su compromiso con
los jóvenes cineastas vascos siguió en todo caso vigente. Así lo
demuestran sus apariciones en cortos como Cotton Candy (2008) de Aritz Moreno o Él nunca lo haría (2009) de Anartz Zuazua. En 2008 la Filmoteca Vasca reconoció su aportación artística al incluir su figura en el libro Secundarios vascos de primera de Carlos Roldán Larreta.
Estaba leyendo este texto dedicado a Paco Sagarzazu y de pronto me han venido a la memoria horas y horas de duro trabajo para la editorial Auñamendi. Sí, lo digo porque el texto me sonaba mucho. Y claro, tras comprobarlo, veo que tras la frase “Su primer contacto con el cine está ligado a su…” has “fusilado” sin complejos la entrada que redacté en su día, esforzándome mucho, no creas, para la editorial Auñamendi. Me parece muy bien que te hagas eco de mi entrada enciclopédica. Pero ¿te costaba mucho señalar al final de tu artículo que la mayor parte de tu texto lo has sacado de mi artículo? Un trabajo por cierto duro, que requiere mucha investigación, mucho visionado de películas y mucha reflexión. Por una cuestión de respeto al trabajo de otra persona creo que deberías añadir al final algo así como “texto extraído del artículo dedicado a Paco Sagarzazu en la editorial Auñamendi escrito por Carlos Roldán Larreta”. ¿No te parece que sería lo más justo? Aun en los tiempos de Internet, copiar extractos enteros de un artículo original sin citar al autor sigue siendo un plagio. Un saludo.
ResponderEliminarCarlos Roldán Larreta
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