Héroe del Estado por
excelencia. Enamorado hasta el éxtasis como ningún otro en la televisión.
Prototipo de soldado, del esposo, del hijo, del hermano, del convecino y de patrón como nadie. Leal y sentimental.
Se despedía de dos principales protagonistas, en una secuencia de la que
hablamos ayer, de “Mariana” y de “María”. Sellaba, con un beso, un cariño, un
abrazo y una invitación de boda, un absoluto reconocimiento de humanidad y
justicia igualitaria para con todos sus amigos y parientes, mundanos, como les
llama su madre, la desquiciada
“Montenegro”. Se va como el mejor amante del mundo; él más justo Señor
de la comarca, entre rusticidad y elegancia, querido por todos, parte para
reunirse con su grandísimo amor que le espera al otro lado del tiempo real para
fundirse en una inmensa felicidad que les fue negada en la tierra y que la han
encontrado colmándose de ella, volátiles en el vacío de un universo misterioso
y fascinante que sólo existe para el alma humana.
Es como si se te muere un
pariente o un actor de doblaje que amas y campanea a muerto. Desde que Paquita
Rico falleciera como "Reina Mercedes", en el film de Luis César Amadori: “¿Dónde
vas Alfonso XII?”. Aquel dramón cursi como un lacito rosa, que vieron nuestros
abuelos, no se habían agotado los kleenex para liberar emociones, en la
droguería del Hiper. Desde que murió el abuelote “Chanquete”, el gran Antonio
Ferrandiz, no se conmocionaba tanto un país, que es un gran país de buena gente
que quiere ser feliz o llorar de emoción, pero pasa de las canalladas que le
proponen cada día unos sinvergüenzas de políticos sin remedio democrático, unas maravillosas gentes que
buscan la válvula de escape ejercitando loables sentimientos.
A diferencia de estas épocas,
los ojos humedecidos que nos han vaciado de emotividad esta tarde, son un poco
como el alma de nuestras abuelas que nos la contagiaron desde pequeñajos y que
son inocuos. Porque, a veces, rememorar
un tiempo de nuestra vida feliz con el actor, es sanísimo. Condolernos porque
nuestro héroe se ha marchado asesinado, es salubre. Cuando nos embriagamos por
una especie de masoquismo de almidón, es casi obligado. Cuando nos mueve la
nostalgia oliendo el alcanfor del tiempo pasado; en instantes en los que se
destiñe nuestra alma por el añil de viejas novelas que nos ensoñaron con el
soldado, en estos momentos, no vienen mal unos pañuelos.
¿Quién no ha soñado con ser
“Fabrice” de “La Cartuja de Parma” o parecerse al joven o fondón “Tristán”?.
Héroes de leyenda, soldados audaces, caballeros del Jaral o superviviente de la
Guerra de Cuba. Alex brillará siempre con luz propia desde la gran magia de su
interpretación, desde su inmensa selección de secuencias en las que la
justicia, la pasión, el amor, la vida y la muerte, estaban siempre presentes.
Me quedo con el “Tristán” que
enseñó a leer a aquella humilde partera. Fueron absolutamente emocionantes aquellos capítulos.
Creo que no hay una secuencia que pueda superarlos, salvo los momentos en la
Iglesia, con “Pepa”/Megan confesándole que le amaba y descubriéndole que no
eran hermanos.
Hoy lo veneramos, lo exaltamos
y lo lloramos porque se ha ido en
madurez y en ilusiones perdidas. Un actor de toda probidad, un hombre de hace
100 años que nos marca el camino de cómo deben de ser los hombres de hoy. Cómo
debían de orientarse los mismos actuales, sobre la base del modelo de rectitud, seriedad y
amor de “Tristán”. El modelo de este soldado, se ha fundido con el plasma televisivo, incrustandose en
nuestro subconsciente por siempre en nuestra vida.
Me siento embargado por
sentimientos de respeto y valoración. Me siento estimulado por un vapor de
santidad por la partida de ese soldado fiel a la verdad y a su esposa. La vida
y el tiempo de un héroe de ficción que nunca olvidaremos.
Ha sido impresionante verle caer después de un disparo que ha sumido a
los jubilosos convidados de una boda,
sólo unos instantes antes, en un desconcertante y un dramático después; cuando
su alegría y risa se ha tornado en un rictus de dolor inconsolable. Una
secuencia de una dureza inconmensurable. Terminaba, en un instante, la vida del
soldado ante una incredulidad sofocante y una resolución tremenda.
Impresionante mirada de “Tristán” al vacío, mirando el otro lado de las cosas,
en esos últimos instantes. Desconsolada mirada de una esposa que no puede
asumir lo que está pasando. Él ya no le ve o si lo hace no puede comunicarse
con ella. Es cruel y doloroso el fin de los hombres. Es la nada y es el
grandísimo recuerdo que dejan tras las terroríficas imágenes que ponen telón
al fin de una vida honesta a carta cabal, que profesó dos amores a prueba de la
bomba “Montenegro”. Como en los buenos filmes de Zemeckis, la épica recibe un
revés oscuro en el que hay que buscar a un asesino, siempre con un agradecido
toque de tragedia y alguna perversión para el recuerdo.
Ha sido el mejor capítulo
desde el verano y uno de los tres con más calidad de la historia de PV, de
entre los más destacados. No sólo por el final.
La despedida que comenzó ayer
con “Mariana” y con “María”, el “farewell”, ha continuado hoy con “Raimundo”,
con “Rosario” y con sus hijos. Ha sido emocionante desde este lado de la
barrera que sabíamos del fatal sino. Nos hacía abrir los sentidos y apoyar ese
mensaje de ternura y coraje que iba implícito en ese “adiós” del crimen ya
conocido. Todo esta largo recorrido por sus amigos y parientes, a la inversa
del de Olmo, nos ha penetrado hasta el fondo lloroso de nuestro corazón, hasta el tuétano de nuestro
desconsolado cerebro.
Bellísimas actrices y grandes
chicas que son todas las protagonistas: La delicada Loreto, la imponente
Carlota, la pizpireta y guapísima Blanca, la “arremoliná” Ariadna, la elegante
Alejandra, la resplandeciente Aída, la
metamorfoseada Sandra, la enternecedora Elena, la doliente Charlotte. !Grandísimas!. Cuando sean muy mayores y recuerden secuencias como estas, cuando
trabajaban dentro de este maravilloso equipo, rememorarán que, cuando enredaban por
PV, discurrieron los mejores años de su
vida. Algunos ya no estaremos pero, en estos escritos, en las revistas de la
época, en grabaciones de radio y en videotecas de televisión, asomarán las
mujeres más fantásticas de la televisión actual. Cómo fueron estas chicas de
oro molido, en un serial donde confluía el pasado con el presente de gloria que
se vivió mientras practicaban una de las mejores profesiones del mundo: La de
ser actriz. Donde lo terrenal se mezclaba con la magia de la espiritualidad
poniéndonos, cada tarde, los pelos como escarpias, al seguir uno de los mejores teatros de la
televisión de todos los tiempos, aquel que tanto nos embelleció el alma.
Inmejorables "Los Mirañar" recomponiendo lumbagos y andando de modo sospechoso camino de al Iglesia. "Dolores" parecía el "Igor", de "El jovencito Frankentein".
Preciosa secuencia en los preparativos de la novia, como en un musical que me recordaba al de “7 novias para 7 hermanos”, de Donen. No en vano, ya había emparejado yo a Aida con Jane Powell. ¡Que bien cantan Sandra y Carlota!. Que lista es Carlota, nunca nos ha engañado, siempre hemos sabido de su completa y real personalidad y vocación cinematográfica.
Preciosa secuencia en los preparativos de la novia, como en un musical que me recordaba al de “7 novias para 7 hermanos”, de Donen. No en vano, ya había emparejado yo a Aida con Jane Powell. ¡Que bien cantan Sandra y Carlota!. Que lista es Carlota, nunca nos ha engañado, siempre hemos sabido de su completa y real personalidad y vocación cinematográfica.
Secuencia para el recuerdo de
cuando el cine era un arte y amaba la vida. Llena de talento, imaginación,
ternura, armonía, ilusión, ingenuidad y amor
a la vida. Un musical en PV.
Un día maravilloso lleno de
amor y esperanza. En el que una novia espera estar con la persona que ama, para
siempre. Y todo se ha truncado. Continuará.
En fin!. Me he quedado impactado, casi como si se me hubiera ido algo de parte de mi vida, lo cual no es exagerado porque, desde hace dos años sigo este PV y sus personajes son mis invitados a tomar el té cada tarde cuando empieza a anochecer antes o a tardar en ocultarse el sol cada día un minuto más. Todo ha sido ternura sin que la misma amortiguara el enorme grado de desesperación de sus personajes.
Dedicado a todo el equipo que ha creado, producido, escrito, rodado, interpretado... esta maravilla.
José Ignacio Salazar
que enorme eres jose ignacio que sensibilidad y cultura. Tiene que ser muy emocionante y que nos digas al oido con tu preciosa voz estas cosas tan bonitas. Me has dejado sin palabras. Gran articulo lleno de verdad y sinceridad. Oye se te nota mucho que te gusta Carlota moderate que se catan tus sentimientos.Un besito. Mañana espero la continuación.
ResponderEliminarNo tengopalabras para felicitarde Jose Ignacio por este escrito. Nunca habia leido uno sobre El secreto de P.... como este ni casi sobre nada.Es tan sentido y me ha calado mucho en mi corazón. He llorado tanto. Que grande eres y como sabes escribir sobre estas cosas tan dificiles de explicar con palabras y se te entiende todo.Por cierto te diste cuenta de que Tristan sonreía algo a Candela cuando estaba herido. No dejes de escribirnos estas cosas tan bonitas y sentidas. UN besazote
ResponderEliminarSiempre habrá un antes y un después de la estancia del capitán en El Secreto de Puente Viejo por los grandes momentos que nos ha dado...
ResponderEliminarSin palabras José Ignacio, y con lágrimas en los ojos mientras te leía, gracias!!!
ResponderEliminarJose Ignacio es que he leido esto varias veces y no paro de llorar. Mira me gustaria conocerte y decirte a la cara que me encanta como escribes. No se si seras tan romantico como parece pero creo que debes serlo porque sino no podrias escribir así. Te quiero mucho y fijate que me da verguenza confesartelo pero estoy que no se que me imagino. Voy leyendo de abajo a arriba y sigo subiendo, Cuando llegue arriba me he deshecho ya.Tienes que ser guapisimo y muy educado, seguro. Un beso de una admiradorisima
ResponderEliminarJose Ignacio es muy interesante que lo dice mi tia de San Sebastian que le conoce de verle por la calle y saludarle. Sabes que me ha gustado mucho cuando se cae al suelo Tristan y que penita tengo y la cancion que cantan en la pastelería. Francisca esta genial siempre y creo que es la mejor actriz y Olmo me gusta muchisimo como va vuelto a la serie.Da pena aunque igual se hace el loco. Gracias!!! Jose Ignacio por estos regalos que nos escribes y que me tienen enganchada
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