Excelente capítulo que no he podido seguir en su totalidad por problemas con el Internet. Intentaré resumirlo como mejor que pueda.
Hoy ha sido uno de estos días en los que he recordado al PV del ayer por la excesiva maldad manifestada y la inocencia cuaresmal y revuelta contra la injusticia que se vivieron en pretéritos tiempos. Sublimes, esta tarde, Carlos Serrano, Jordi Coll, Loreto Mauleón, Carlota Baró, Jorge Pobes, Blanca Parés, Inma Gamarra, María Bouzas y Maribel Ripoll. Felicitaciones a todos ell@s.
Impresionante secuencia a lo "Gilda" pero, para mí, que me contaron mis maestros de Radio San Sebastián, cuando la conocieron en el Festival, que Rita Hayworth era macilenta y daba asco, yo me quedo con Loreto. Y Carlos no envidia a Glenn Ford.
Todo esto ocurre porque las defensas de la "Casona" están desprotegidas porque falta la Caudilla. Por ello ha llegado una dictadura mayor que la que imponía "Francisca", ella a fin de cuentas tenía establecida una maquinaria represiva y corrupta pero se manifestaba, como toda dictadura, con paternalismo; sabía ceder ante ciertos comportamientos que conocía no le perjudicarían y no buscaba problemas dónde no necesitaba ampliar su capital o domino y menos con los seres más queridos. A "María" le adora. Y no se lo va a perdonar al cojitranco impotente y asesino. Excelente momento de melodrama cruel que muestra la tiranía legalmente constituida del hombre hacia la mujer en aquella España. Tres personajes, tres fascinantes personajes se han dado cita: un padrino por obligación y enamorado estupefacto; una mujer pisoteada por un criminal y que no tiene espacio legal para valer sus derechos que ni existían entonces, de ciega e inquebrantable lealtad hacia su amor y el marido que odia a todos como sentimiento opuesto al de los dos enamorados.
Y otro personaje más: una criada, hoy excelente Carlota, que nos resarce con creces de su ausencia de estos últimos días.
Esta fotografía de la bofetada resulta borrosa porque es hipnótica, a fotograma por fotograma, se presenta así. A diferencia de "Gilda", "Johnny" abofetea a "Gilda", la serie es rupturista y escarba en posibles, ella abofetea al inmundo esposo. Pero es la misma rabia contenida. La pantalla ha cobrado vida cuando esta tarde, una donostiarra, le ha dado una leche bien merecida a un hijo de puta. Vamos a ser claros. Bofetada tempetuosa a raiz de una treta miserable más de "Fernando". Frente por frente: hermosura y pérfida, elegancia de San Sebastián y maldad. Un duelo de reivindicación y de poder absoluto entre la bella y el pequeño "Capone". Provocación y escándalo ante la mujer y el amante que quiere provocar tras anunciar el sometimiento a derecho de pernada de una gran mujer repleta de bondad y espiritualidad. La batalla de los géneros es la clave del relato de hoy, en interés y la grandeza.Un dialogo de provocación y respuesta de auxilio. Por ello nos ha estremecido toda la secuencia, porque el alma se hiela de ver sufrir a las mujeres así. Bofetón en este "Gepetto" sobrado de canalla, con la mano abierta y en trayectoria un pelón inclinada, le deja la cara marcada sin duda y le despeina el pelo a este jilguero cantarín que un día las pagará todas juntas entre cánticos celestiales. Hemos echado mucho de menos a "Mauricio" en toda la secuencia del cumpleaños. Sobre todo en el final, llamando al orden al pirulo de "Fernando"
Carlota ha sido en contrapunto y cierre de la secuencia. Hoy no han brillado sus ojos tanto como su gestualidad y todo el cuerpo apoyándole en calmar la desazón del "padrino". Esta tarde, Carlota, ha mostrado en su rostro y en sus enrojecidos ojos toda una situación asombrosa en su desenlace y turbia en presagios Era la guardiana de "María" en la fiesta. La mujer que convencía a "Gonzalo" a marcharse en retirada de batalla que no de guerra. Un soberana persona que ha ha bajado el telón de una tarde de amor, avaricia, hipocresía, soledad y violencia. Todo en su inmenso cuerpazo de grande de la televisión.La apasionante manera de tratar a la cámara no tiene parangón y no es por casualidad sino por trabajo concienzudo. Aunque ese cine mudo que lleva Carlota estaba presente de igual modo. Todo el desarrollo de ese final de fiesta cornuda, parecía sacada de un melodrama del mudo, aplegando dolorosas relaciones truncadas bajo una tensión que ha sido adrenalina pura. Cuando sea muy mayor, si vivo, tengo idea de retirarme a Francia, para descansar en un monasterio, a reflexionar sobre lo pasado y la vida, y siempre recordaré a Carlota por las inmensas tardes que me hizo pasar en PV.
Preciosa secuencia, dos bellísimas y elagantísimas chicas saliendo raudamente para encontrarse con la "Doña" rediviva. Loreto y Sandra, solemnes y señoriales enfilan el camino hacia la "clínica". Con toda la seriedad y sencillez que nos ha procurado, en su ritmo ligero, un genuino sentido de la maravilla de la creación, que es la mujer. Inaudita sobriedad, ligeras y entusiasmadas, siamesas casi que, en ese abrazo, enriquecen la escena y a los personajes.
Soberbia Ariadna. Quiere creer lo que no se puede demostrar pero ella los siente aunque parezca, a juicio de los demás, un error de paralelaje respecto a los sentimientos que creé a ciencia cierta comprender en "Conrado" que no dan a entender desde lejos lo que certifica "Aurora", pero de cerca, sí. Ella no marea la perdiz, va a lo que sus ojos del alma saben del sentimiento de "Conrado", porque una mujer lo sabe aunque todo el resto de la humanidad diga lo contrario. Nos muestra monda y lironda una verdad para la que no vale la experiencia acumulada por otras personas. Es otro código y es una relación, como la de todas las de mayores con menores, muy compleja y que no se cura con las cataplasmas de la abuela. Esa es la apuesta. Un convencimiento vorazmente mascullado que recorre con éxtasis el sentir de la chiquilla. Hoy, "Conrado", en su breve aparición, ha vuelto a temblar y ruborizarse, es que es un adolescente y teme la fusión de cuerpos de diferentes galaxias. Es un cuento de amor que parece quebradizo e inexistente por alguna de las partes. Perose decantará en una relación diametralmente opuesta a todas anteriores en PV sin pervertir el destino de los personajes. Es un amor de ella conmovedor por lo ilusionado, pagado de sí mismo, certero, noble, valiente, un retrato difícil de comprender y compartir en aquella época.
Es una trama fascinante, grandiosa, complejísima y por supuesto muy comercial sin perder un ápice de calidad emocional y honestidad que nos conmoverá como en los más y mejores filmes de otras épocas.
Dedicado a Annie de Hendaie, que siempre nos escucha desde Francia y nos apoya.
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