UN CERDO PARA LOS POSTRES

 

Es Juli Cantó con Eduard Alejandre quienes se llevan la palma en este capítulo. Han estado soberbios. Juli en gesticulación, caracterización de un talentoso catedrático de la catatonia y simulador de "Jesusas" extraviadas y demás  perrerías que se hacen desaparecer como si nada. Eduard como una inconmensurable adulador poeta ante "Rita", clamando a su belleza cuando le aprietan las tripas, renqueando en vacío sobre su musa que alucinaba.

Lo de "Fulgencio" ha sido inconmensurablemente cómico. Afilaba su mirada desconfiada, de tono laqueado, dando la apariencia de un profundo puñal a la defensiva, ante la estrechez de confianza que le inspira "Francisca", creyéndose descubierto, cuando en un arranque de "salero" macabro le ha desvelado la "Doña" que le va a comprar un cerdo de Salamanca para una matanza con la que festejará su presencia de huésped de lujo. !Joder!. !Pobre "Fulgencio". Otro que puede ser sacrificado en la matanza susodicha, como casi la "espicha" el pobre "Raimundo" que desde que tomaba aquellas manzanillas tan agrias ya no es sino una sombra de aquel  barojiano hereje del milenio, ahora más sombrío y difícil que fue en PV lleva la amargura en el semblante cansado. En el caso de "Fulgencio" tal vez sus intestinos vayan a parar como cinchas de caballo y la piel  de "doctor" para forrarlas completamente y su dentadura como anillas de sujeción.

Humor negro y un inmenso tono burlón según cada carácter del interprete. Una grandiosa inocentada, un divertidísimo disparate que le sale de su garganta de intenciones profundas a "Francisca", excentricidad y carne de cerdo de por medio colgada de algún gancho para deleite de algún exquisito estomago. Un puntazo tremendo sobre algo que es muy trágico pero tomado con este señorío envenenado de la "señora", resulta de una comicidad inenarrable.

Magníficos los dos esta tarde. Eduard es un chico simpatiquísimo y un pequeño genio de la interpretación y "Doroteo" es ese genial personaje al que le faltan aparentemente dos hervores, que transita de pelma, incomoda  y fisga  con morbo de voyeur por las ventanas de casa de los "lecheros". Charlotte está muy digna estos días. "Doroteo" descubre a la mujer el alma de poeta que lleva en su ortopédico cuerpo. Ese alma que llega tramposamente y con manipulación  a los rincones más heridos de la intimidad de las mujeres mas solitarias. Le ha explorado al ángel  "Rita"  antes de conocerla físicamente, de verla por primera vez. La deslumbra desde la sugestión a una impresionable chica de poca experiencia,  a través de un ladino consuelo literario en fasciculados contra la soledad, la tristeza, el desengaño, el tormento que conforman el cuento de la poesía de todos los tiempos.

Es Rostand, en castizo y entre vacas, paletos y tíos raros. Y detrás de todo hay una innegable seriedad del tema. Son las historias para almas sensibles, las mejores historias de amores imposibles. Las historias de los feos y mal formados que quieren y no pueden, que se rebelan contra su adefesio y que usan de la astucia como victimario para alcanzar a lo que les ha sido negado. Es un "te quiero" escrito con lápiz y papel, rimando unos versos a una persona creyendo que de ese modo reparará en nosotros y no desparecerá de nuestra vida. En esa casa, esta tarde, el amor y el desamor conviven en esa habitación. Soy indulgente con "Doroteo".

Precioso y triste momento. No hay macho que supere el que le arranquen el alma del enamorado que lo ha perdido todo, que lo cree se este modo, pero cuando sus ojos ven además, o creen ver, lo que su corazón duele. El mundo dulce y atormentado del amor, el de los más enigmático e indescifrable que nos persigue en la condición humana. ¿Por qué nos enamoramos?. "Por qué perdemos a lo más amado?. Y todos hemos nacido de entre malentendidos, peleas, riñas, separaciones y dolientes pasiones de amor en nuestros padres.

No hay hombres más siete machos que ninguno. Y lloramos también y caemos en comportamientos chiquillos e incongruentes. Nadie está libre de que le suceda que no puede dejar de recordar a quien tuvo entre su saliva y compartió entre sus sueños. También a "Conrado". Es un tiazo porque lleva el polvo masculino impregnado en su olor y la soledad de un perdedor, herido de muerte en su hombría, un varonil maduro y un alma que en pena que no sabe cómo deshacerse de un fantasma de mujer que es inmortal.

Ectoplasma de amor. Cada día que transcurre, "Conrado",  mete más el dedo en la llaga supurante.Se apesadumbra más entre calles y plaza de PV. Engancha siempre esta trama, creo que la estropea absolutamente "Lesmes" con ese acentuación espantosa que posee y que le ha cerrado las puertas con algún productor ya, pero consigue algo que es notorio: cuando aparecen por el encuadre, Ariadna o Rubén, despierta la curiosidad y empieza a radiar el neurotransmisor de la adrenalina. Los dos dan el DO de pecho y que pecho el de Rubén. Está para sus fans, arrebatador y el público ha descubierto la vuelta de los hombres fuertes y grises, mal encarados y hermosos, insufribles y machistas que son reconvertidos como la Bella hizo con Bestia. La belleza de Ariadna es humana pero rebosante cuando está malhumorada. Gesticula, se mueve, mira, entrelaza sus manos y pone los pelos de punta cuando irradia tanta belleza ante la presencia insufrible de su viejito de amor. Y lleva la grandeza de las chicas que se entregan sin pedir nada a cambio, que son generosas, que transpiran delicadeza y que fluyen espiritualidad, que hacen lo que sea por ese amor que acaban de conocer, ilusionadas como niñas y enamoradas como mujeres. Nadie es como ellas y nunca lo habrá.

Gran profundidad en el personaje de "Conrado". Nos aporta cada tarde el derrumbe de unas creencias, de un mundo de hombres alcoholizados y bohemios cuyas creencias y verdades son ya crepusculares y trasnochadas, no sirven. Que todo es superable porque soy el más invulnerable de todos. Que se puede olvidar todo, hasta el AMOR con mayúsculas. Hombres solos, reconcomios, insatisfechos, enormemente además, con ellos, son su vida y pasado, a los que sólo les queda beber vino y contarle a un muchacho el lamento del enorme vacío que coexiste entre las telarañas de su vida. Hombres que han vivido vidas absurdas y deshabitadas y que caen en la grosería y la falta de respeto a una mujer y a sí mismos.

Y es muy de agradecer el entusiasmo con el que el público ha tomado por estos dos actores y por lo que representan. Audiencia son ellos. Este blogger ha subido por triplicado en lecturas cuando hablamos de ellos. Además tienen unos fans devocionados y muy respetuosos que dan cabida a todas las opiniones, preocupándose por los que colaboramos y agradeciendo nuestro trabajo. Cosa que no ocurre en muros de otros fans o de soberbios actores que pasan de los que les apreciamos y les promocionamos por nada, sólo por cariño. !Así les va!. Que se van a quedar más solos que la plaza de PV a las 3 del alba. !Buena están esta y todas las profesiones!.

Las normas de la Casa de la "Doña". Esta porcelana de mujer tiene demasiadas grietas como para contemplarla sin pensar en el pegamento que le destinará la "Francisca" para matar su inclinación por "Gonzalo". La languidez de esta secuencia y ese espíritu falsa y dolosamente conciliador, han estado hoy rubricados por una plástica hermosísima. La llegada de "María", "Soledad" recibiéndola y "Francisca" dictando clausulas inexcusable para cumplir dentro de su territorio eran imágenes de ensueño y crueldad en un final casi como un epílogo de la obligada perdida amorosa impuesta. hemos visto la "grandeza" malvada de "Francisca", la tiranía de los tiempos obligados en "La Casona", la abducción a la que somete a todos sus títeres para mayor riqueza y mejor hablar de ella.

Alucinaba "Mauricio" en colores reales, ante la llegada de "Dolores" y su reverencial advertencia ante la majestuosa princesa "Castañeda" que tiene unos cuantos litros de sangre bleu, la pobre periodista local con su histrionismo y desbarajuste mental del día a día. Considerando  que la nueva familia real de "Castañeda" deben de ser honorablemente honrados, arrodillado el populacho e implorando a su paso y de paso llevándoles la compra.

En recuerdo de un fallecido en Ondarroa por el oleaje.