UNA SOTANA ERRANTE

Fue fantástico. A sotana y casulla , con todo el encanto del género aventurero, se convierte en un pirata de la Iglesia y asalta el buque insignia del convento, con ese referente sobre la lucha humana por salvar a su amor, lo más preciado. Jordi consigue desprender una gran personalidad.
Jordi en el final del viernes me recuerda, no en el físico sino en la iconografía rebelde, al Jeffrey Hunter de "Rey de Reyes", el filme de Nicholas Ray, que pasaba de la contemplación y del fervor  a la rebelión en un bautismo.Es el mejor registro de Jordi, lo fue ya en aquel orfanato sentado entre los niños como si fuera "Jesús", el mejor registro junto con ese otro de la furia que mana de las entrañas o esa su beligerancia contra la injusticia y por defender a su amor, ya que de Dios le queda un concepto claro: que el amor entre un hombre y una mujer es santo sin tener que llevar sotana o ser candidato a los altares, algo absolutamente inútil y aburrido.

Hay algo en este final que me gustó mucho. Se dicen muchas tonterías sobre mí y sobre mi supuesto desprecio a ciertos actores, algo falso. Lo que ocurre es que reparto el tiempo en torno al capítulo del día y no lo puedo abordar, en la mayoría de las ocasiones, todo en su conjunto. Pero de ahí a menospreciar a Jordi o a cualquier otro, va un abismo

Me gusta el Jordi que es como aquellos personajes de los dramas de Fred Zinneman, cuando nos comunica con una honestidad absoluta y con una fuerza de convicción plena que lo único que podemos hacer es ser quienes somos. En toda su trayectoria en PV ha mostrado su mejor interpretación cuando jamás se ha engañado a sí mismo pretendiendo ocultarse de sí, siendo alguien en la jerarquía eclesiástica que no casaba con él. Por eso ha sido una sotana errante. La renuncia en él ha sido a su soltería y devoción por "María". La bendición no es una gesto tribal de hacer una señal de la cruz, sino el tener un hijo. El compromiso es con su amor "María". El sacrifico es soportar los embates de una sociedad que mira por sus enaguas pero con careta, nunca frente por frente y castiga lo que todos hacen pero por detrás. Los sufrimientos no son por los pecadores sino por la persona que ama condenada a un convento carcelario con celda preferente. La vocación es "María". Las alegrías y las recompensas no serán divinas sino de reencuentro con su amor para siempre, libres y clamando al mundo que son los seres más felices de 1921.

Su sotana ha librado una dura batalla para encerrarle en algo anómalo, cohibir el orgullo, apaciguar la rebeldía cuando todo ello es como los pulmones, como el corazón, como todos los órganos vitales. El deseo carnal está tan arraigado hacia su amor como toda libertad  al cuerpo de cualquiera que no se esconda en la Iglesia.

Es un personaje increíblemente humano y apasionante. Que viene a demostrar que los llamados mundanos sentimientos e impulsos no se deben domesticar, que son tan válidos y sensatos como cualquiera otros, que la fuerza interior no se ha inventado para domar las vocaciones que vende la Santa Madre sino para alcanzar los más difícil de uno: encontrarse a sí mismo.

Nuestra donostiarra Loreto ha sido despojada de sus vestidos de aleta sueltos, de sus sombreros recargados a veces, de combinar atuendos con chaquetas de vestir, de abrigos de lana rectos o de exquisiteces elegantes a su vestido de amazona. Vestidos retro glamurosos, que a mí me encantaban, para pasar a despojar de su mirada la melancolía, apagando su rostro, ensombrecido el ánimo, disfrazando su pasión amorosa con el teatrillo de la humildad y obediencia propias de la vida religiosa. Vistiéndola de ni se sabe que circo.

Estos días está especialmente bella la donostiarra. La elegancia de sus movimientos. Lo que le refluye ese hábito blanco de penitencia y sumisión. Muy conseguidos los primeros planos de su rostro. Se identifica con el personaje y le ha venido bien este cambio de interpretación. Brilla el buen gusto, la finura, la sensibilidad de Loreto, el detallismo sin apenas decorado y en una estancia que parece un sudario olvidado y angustioso, anhelante a veces. Se ha transformado en un "María" singular y apasionante, de extraordinaria penetración y muy rica en matices y detalles. Cada plano es una libro abierto y un corazón lanceado. 

!Bonita Mariña Sampedro!. Linda y evocadora de monjitas secuestradas pero de alma limpia. Estos tres personajes,"Celia", "María" y "Martín", con su inquietud y rebeldía demuestra lo obtusa que es una sociedad que sólo se desvive por los obedientes, cuando son estos los que están camino de la imbecilidad precisamente. Ellos tres son lo contrario de los cretinos: Los sumisos sin pensamiento propio, los que sólo son cuerpos sin alma. sin sentimientos, sin rebelión, sin recuerdos, sin afectos, sin empatías.  Aquello a lo que aboca un  mundo de prohibiciones, donde está prohibido pensar, relacionarse, amar, hablar, mirar leer, besarse, hacer el amor, prohibido todo. Ellos tres quieren volar, atravesar la mar, dejar España y sus secuaces.

La vida para ellos que les ha preparado la sociedad es la de renunciar al cuerpo, al pensamiento,  a su entidad, a la capacidad de escoger, sólo a esperar el castigo en nombre de quien ni se sabe para sojuzgar a la gente en una sociedad de tarados. Unos hábitos, unas cárceles, unos conventos para encerrar a los disidentes, a los indignados, mediante un sometimiento y unas leyes aberrantes para convencer a esos pobres hombres y mujeres, sacerdotes, monjas o presas que culpabilizándose de sus pecados inexistentes, entregándose a la ley o a Dios,  están llegando al perdón camino de la perfección.

"Martín" el mejor Jordi es esa su viva imagen de la rebeldía, la autenticidad, la confirmación de la persona pasional frente a la ley, el fanatismo y la sinrazón.

Esta reverenda, Mari Carmen Sánchez, son ya palabras mayores. Agudeza, disparo a matar y sinuosidad de monja con graduación. No hay nada que se le escape, ni razonamiento que sostenga su réplica inmediata. Ya lo dice: "Si está "María" mal educada es porque usted habrá errado". Alberga un toque humano, sus silogismos poseen cierta coherencia moral, no pertenecen al cinismo de una secta maligna inhibidora, sino a una religión que de verdad busca al ser humano que cargamos con él. No es de esas superioras que se alegran porque les cortan el pelo a las pobres novicias y ya no serán tan guapas. es un personaje muy bien construido y con una excelsa interpretación. No es de estas abusadoras que buscan a lelas para aprovecharse de ellas. Tiene una policromía diferente. Seguiremos con este personaje muy complejo,  religiosamente fanático pero maternal y humanamente inteligente.

Yo a Blanquita le quiero mucho. En esta secuencia con un delicado "Hipólito" que tiene miedo que su hijo salga tonto y desastroso como él, su esposa le dice con toda la ternura del mundo que le querrá igual o más. Hay momentos como este en PV, deliciosos, recreando la maravilla del ser humano y del amor más allá de la física y química, como en una postal costumbrista de sacarte las lágrimas.

Es que Selu es un cachondo y un gran histriónico de la caricatura. A estas alturas, aunque me repita, sigo defendiendo ese su tono, sabia mezcla de lo divertido y lo dramático, muy al remake de la comedia italiana del gran "Toto" o de "Sordi". Como aquel cómico del cine Larry Semon, dice cosas tremendas entre gestos exagerados muy bien compensados, sin levantar la voz, asumiendo su minusvalía mental y su dispar bipolaridad y sin perder el respeto a nadie. Es un personaje apasionadamente freudiano. Nos hace sonreir, reir y llorar. Todo lo contrario a los espantosos clichés del machismo de los hombrachones que se follan a todas y nunca nadie supo más. No es un metro sexual, es mucho más. Ha tenido la suerte de encontrarse con una heroína repleta de feminidad, pobre pero siempre sonriente, llegada desde la  soledad de un personaje de Charles Chaplin y con la actriz más requetebonita de Catalunya, que sabe darle a "Hipólito" todo masticado, comido y digerido, consiguiéndolo todo con mucho sentimiento y amor.

Y hablando de perdón y religión, a destacar esta secuencia: "que sientas el perdón de tu mujer, no el de un cura". No se puede decir más claro ni mejor interpretado por Jorge y Eduard.

Dedicado a Iñaki Gezala mi amigo y excelente cocinero.