martes, 4 de marzo de 2014

EL AMOR ENTRE CARTÓN Y PIEDRA


El primer beso que se dan en la boca esa pareja, es de mencionar y destacar. Extrañeza que nos producía la ausencia del boca a boca, así como el que el pobre "Raimundo" no esté con su nieta y biznieta en tales trances, o que casi no conozca a "Aurora" o que acuda al "Jaral". Más que aquel "Adivina quién viene a cenar esta noche" habría que haber titulado "Adivina cuando se va a besar  este matrimonio".
Secuencia que enseguida hemos enlazado con la del beso del tiempo, casi otro sellado en los labios de "Soledad" por parte de un "Simón" que ha retrocedido porque el pasado no se reinventa.
Que recordar el ayer, con todas sus verdades y sombras, sus anhelos y angustias, puede ser una experiencia deliciosa pero si se toma con sinceridad y no media la traición. Un amago de "love story" exhala una ternura muy especial en esta muy digna y limpia secuencia, por su patena como estética y su absoluta limpieza moral.

Homenaje al cine negro y a John Frankeheimer. Un avispado comisario de policía, alcalde en este caso, que parecía un "Mirañar" genéticamente tonto, delata y sospecha ya de la venganza que anida en un sucio delincuente que ha denunciado a un enemigo para sus fines amorosos. "Leissman" esquiva la situación, ya cayendo en el nerviosismo, se presagia en búsqueda y captura por parte del sagaz político que, aunque viste de chirigota, está sobré la pista que va a explicar muchos sucesos pasados y futuros, entre ellos la instigación canalla a la que sometió a "Conrado".
Un "Leissman" que activa un victimismo justiciero al confesar que, él, es el delator. Sacro mártir inopinadamente justiciero, casi un combatiente empecinado por la justicia que falta en ese pueblo. Un farsante y un siniestro que comienza  ya a rodearse de futuros cadáveres, incluidos niños.

La traición y el no sentimiento de culpa en este doctor en enterrar rivales. Pero no es un ingenuo chivato y no nos compadece al unísono que muchos filmes negros con secundarios de lujo del cine de los años 30 y 40. Este dantesco y macabro asesino tiene la conciencia muy despierta, actúa con razón intelectual de ese su lado más oscuro de su psique. Su móvil es culpar a "Aurora" de su desliz con la esterilización de los fórceps y mandar al garrote a "Conrado", para después hacerse el amo del pueblo y trabajar para su interlocutor telefónico, cumplimentando escalofriantes venganzas. Así estructura su personalidad, hasta llevar al médico que lleva dentro por senderos deseados.
Todo ello de modo inodoro, insípido, incoloro, sin transparencias, gota a gota sin mucho espesor. Químicamente puro. Actor de tintes sombríos, con cara de niño que no ha roto un plato, pero de sentir ensimismado y  de un reconcomerse en absoluta claustrofobia. Pero actor que sigue fallando en la acentuación porque proviene de una televisión dónde era más que nadie el que mas acentos patrios demostraba. Yo veo programas en la EITB2 que son una vergüenza y una falta de respeto a tantos actores y actrices que se preparan concienzudamente con el castellano.

Hoy, el encuentro ente "Aurora" y "Conrado", ha estado plagado de lirismo pulcro y de hondura casi hasta partirte el alma. Rubén pasa extraordinariamente por los registros varios hasta dejarnos prendados de ese  requiebro de delicadeza y protección que ya le une con la chiquilla, como esta tarde lo ha demostrado con profesionalidad total. Esa condena privada que llevaba, curiosamente, ahora que está en la cárcel, ya no existe. Su mal agüero, desvanecido por su amor, se ha liberado  de las ataduras de aquel opresivo trauma que se lo comía en solitario. Es entre rejas donde encuentra en "Aurora", la comprensión, la fe y la fuerza para afrontar todo sin que nadie o algo le echen para atrás. Un camino de auténtico samurai entre requiebros y complicidades  que encuentra la luz entre tanta tiniebla.

De nuevo se plantea esa fuerza de "La Partera"/Megan Montaner, que sobrevuela la estancia de suciedad embadurnada y chinches por doquier. Capaz de hacerle salir de la penitenciaría de la calle, en la que se encontraba un hombre, para darle la libertad entre rejas y grilletes.Una gran mirada a esos personajes sólo capaces de ser comprendidos por la literatura y el cine, que son grandemente diferentes, que no se les puede acoger a la comodidad de lo que es normal entre vulgaridades y aires mundanos por una sociedad hipócrita y delincuente.

Amores imposibles en lógica que barrenan la velocidad de la luz para llegar a lo más hondo de la locura y verdad del amor. Gentes maduras entre alientos juveniles que les rejuvenecen, que es lo que hace "Aurora" a "Conrado", magníficamente plasmadas en este serial en sus elipses, amores tan poderosos como desesperados pero que triunfan. Es aquel realismo del director francés Marcel Carné, que hacía del amor en un decorado de cartón piedra, una transfusión de sangre y una obra de arte. Decorado lúgubre, la celda, pero de gran contacto emocional entre miradas y ya sonrisas, tranquilidad porque una mujer que se lo propone es capaz de sacar al reo por entre los muros de cemento descascarillado.

Lo siento pero me gusta esta historia de amor más que la "María" y "Gonzalo", por cierto un Jordi que encuentra su ser mejor interpretativo cuando saca el remate violento y justiciero para el que vino al mundo. Me gusta esta historia de "Conrado" y "Aurora", por su apuesta por la melancolía y el sufrir a borbotones, por el riesgo, por el dolor, por lo nada acomodaticia que es, por la permanencia de unos sentimientos por encima de las convenciones. Una obra de arte televisivo a admirar por su rigor, veracidad y entusiasmo. Una  fidelidad a lo que se siente a pesar de que les separen muchos años, porque se quieren, se creen y se sienten.
Es "Conrado" el personaje con el que más me identifico yo de PV de todos los que han aparecido. También me asemejo con aquel otro "Raimundo" sin que sirva de precedente el confundirme  a mí con el físico de Ramón Ibarra con el que no tengo absolutamente nada, pero nada, en común.

Historia extrajudicial, la "Ley de fugas" y los movimientos anarquistas españoles en aquellos años 20. Secuencia  sobre aquellos revolucionarios e hijos del pueblo que conformaron las primeras formulaciones libertarias e individualistas de  las luchas obreras y plataformas sindicales para un cambio social y una futura sociedad libre. Fueron posteriormente los movimientos corporativos los que retomaron el relevo. Precisamente fue en este año de 1921 cuando se conformó el PCE por escisión del Partido socialista y contra el reformismo en el que había caído la izquierda y adhiriéndose a la II Internacional convocada por el psicópata Lenin.

Me parece apasionante Ana María Sandoval. Ha cautivado mi corazón de cinéfilo. Su pasodoble de ayer a lo echar caña y pescar entre inacutos paletos fue tremendo por su forma novedosa de apropiar su compás binario  para sus fauces carnivoras. Deliciosamente vital por ocultamiento de delito, actriz sin parangón en la escena televisiva en su vis cómica intelectualizada, sin grandes efectismos, sólo con su intuición y metiéndose en el personaje más adentro que entre los pantalones de "Hipólito". Un personaje, "Nicanora", muy elegante en su provocación, remueve libidos aplacadas por el bromuro social, tras cuyas enaguas bien apretadas predomina la verdad festivo-erótica y la picaresca, jugando con los equívocos que producen la semántica de las palabras para faltarle un instante en dejar el misal y la segunda confesión diarias y buscar como loca en celo toda  una pasarela de genitales bien "plantaos". Una "lexe" en la cara de los reprimidos, un golpe de efecto al corazón de los bienandantes y aladides de la pureza con "flores a porfía que madre nuestra es".
Pero es además una visión lúcida y poética la que nos muestra Ana María porque busca sin encontrar, dentro de esa ironía de si llevan luto no "te mojas" y si te desmadras "no mojas" tampoco por su desmaño grotesco.


Juego de timador, habilidad mental en "Amadeo", juega con toda esta familia aunque ha elegido a la "Quintinosauria", divirtiéndose mientras le lanza la trampa de modo clamoroso. Aunque en este caso no es la deshonestidad de la víctima lo que conduce al timo sino la buena fe de unos bonachones e infelices "Puentevejinosaurios. Con un final al estilo de Hollywood, con la humorada del himno que podía haber finalizado de cualquier otro modo desternillante tratándose de "Amadeo", por ejemplo como impartiendo cursillos publicitarios de pañales para frenopáticos u otros productos absurdos.


Próximamente, en este blogger, El túnel del tiempo para asistir al estreno del filme de Mariana Castañeda.
No os lo perdáis.

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