MARIANA Y JOSÉ IGNACIO/ TAL COMO ÉRAMOS

¿Muchísima gracias Carlota Baró y Blanca Parés!. Me comentó Miquel Peidro que había resultado una secuencia entrañable y preciosa, hecha con mimo y mucho cariño, más allá de la profesión. Así ha resultado, al estilo de aquellos seriales, de aquellos programas de radio, de aquellos doblajes o de aquella radio donde los interpretes ponían todo el corazón. Me habéis tratado muy bien. Carlota ha pronunciado con tanta admiración y respeto, cariño el nombre y apellido de aquel periodista que se desplazó en el túnel del tiempo al Madrid de 1921, que me he quedado conmocionado. Estoy acostumbrado a que me presenten en público pero jamás nadie lo ha hecho como Carlota Baró, esta tarde en PV. Con esa voz preciosa que ha madurado en el correr de los capítulos, adaptada a su edad sufrida mientras  encañonaba sus luceros en un secuencial conjunto de buenísima televisión que.. ¡Casi me matáis Carlota y Blanca!.

La importancia y vitalidad de la crítica cinematográfica. La prensa que traslada sus noticias a sus auténticos propietarios, las gentes de a pie. La alegría de vivir en "Mariana" cuando paradógicamente sonríe feliz a pesar de que al crítico no le ha gustado el bodrio de filme, pero es afortunada porque ha ganado un trozo de confianza, un reconocimiento y una puerta para poder disfrutar este triunfo personal con su amor, que es en lo que primero pensamos cuando nos encontramos dichosos.

Un secuencia casi de navidad, entusiasta, inocente con una preciosa Blanca Parés que ha dado tanta ternura a su mala pronunciación de las gentes del cine a las que se podía comparar con "Mariana". Es que ha sido poesía en televisión. Una preciosidad y todas las personas que me han dado ya su opinión están entusiasmadas por la belleza del momento televisivo. Un arranque de optimismo, de asombro ingenuo, de alegría candorosa y limpia. En el texto que escribí y en el espíritu que lo han plasmado perfectamente en la televisión y yo me reconocía allí sin estarlo,  hay mucho de cómo soy yo en mi vida privada, cuando dejo de ser una voz y un periodista y me confundo con los demás en el anonimato. Parecía como si los actores y el director me conocieran mejor que yo a mí mismo. Me ha embriagado esta escena y he reforzado aún más si cabe mi gran cariño por estas dos chicas de ensueño fantástico.

Me pidió Miquel Peidro un texto para incluir en esta secuencia y yo le ofrecí cualquiera que quisiera o viera adecuado de los varios escritos sobre Carlota Baró. Me indicó que era para une secuencia con ella y yo no lo dudé ni un instante. ¡Todo lo que sea por mi actriz favorita!. Lo ha bordado. Me ha tratado casi como a una persona querida a la que el tiempo jamás desvanece de un sentir, colocándolo  en una atmósfera ultraterrena, más allá del tiempo real, dentro de un tempo melancólico, que nunca ha existido y que jamás volverá. Lo de hoy será por siempre, irrepetible. 

Me he desplazado a aquel Madrid de 1921 donde tuve el privilegio de conocer a una mujer "Mariana Castañeda" que perdura hoy aún en mi recuerdo.

Me sorprende siempre Carlota, parece que interpretaba en 1921, cuando Benito Perojo ya se fijó en ella. Me asombra su sutileza, la pasmosa naturalidad que desborda,  una actriz sin estridencias y fuera de exageraciones y ripios, su actuación con gran realismo es destacable, rompe su mirada de ensueño, de gran agudeza visual, siempre querida por la cámara, ojos en ristre, simpatía a raudales, creíble, verosímil, mostrando siempre su alma de actriz con total limpieza, con diligencia, empeño. Ella estaba genial entre ante una cámara, sorprendida pero resuelta hechizando en el cine mudo, entre las calles del  pueblo que le vio nacer.  En 1921 vi nacer a nacido una estrella: “Mariana Castañeda”.

Carlota es lo supremo. Lo venimos diciendo hace dos años y algunos , menos cada día, siguen poniendo reparos. Despliegan las dos, “Mariana” y Carlota, una exhibición gestual y de birlibirloque con sus ojos que no desmerece de los mejores momentos de las más grandes actrices del mudo que te vampirizaban; como Theda Bara por ejemplo. Parece pelotillero pero no lo es en absoluto. Hoy, cuando se entusiasmaba ella sólo a medida que un crítico le reconocía en su altísima sensibilidad, bordeaba la dimensión más elevada de su arte, actuando como si nada porque lo lleva dentro. Carlota nació para el cine. Roza lo sobrenatural en este arte y en cómo lo comunica. No hay una actriz como ella en Europa a la que la cámara quiera tantísimo; heredera del silente; es la tataranieta de las grandes y guarda el testigo de los mejores años del celuloide.

Es la usufructuaria de todo el esplendor y glamour que ocultaba la Meca del cine. Es la fiduciaria de aquella raza de mujeres impresionantes que expresaban todo con el cuerpo, desde la mirada encañonada hasta el gesto trémulo y el talle reverencial; que extendían los abrazos, que mostraban los arrojos y penaban los desengaños, que las marcaba la violencia contra ellas y que repartían un gran amor que encandilaba en su limpia mirada nostálgica, cuando los silencios y el cine mudo eran elocuencia en la soledad inmensa de su alma, cuando el desparpajo era salud, cuando las mujeres eran bellísimas y talentosas, raras perlas a descubrir, cuando la armonía y la conmoción eran: EL CINE Cuando aún no había nacido esta catalana a cuidar porque es única: Carlota Baró. Hoy lo ha demostrado en su plenitud y en su hábitat: EL CINE Y LA TELEVISIÓN.

Es todo este mi entusiasmo mío una historia entre medio real y antigua que tal vez sucedió en otra época. Como de otra galaxia era la maravillosa interpretación de esta tarde en Carlota, un vestigio de un modo irreal  e idílico de tratar el texto y  a los amigos. Un inventado PV, una  "Mariana" y otra "Quintina" que nunca existieron pero que cobraban una realidad de ensueño y una vitalidad que parecía estábamos viendo algo en directo desde una cocina de una mansión de ricos en la Castilla de 1921.

Es un concepto reversible de la vida y el tiempo al unísono que surge una pregunta:¿Nos conocimos anteriormente?. Yo creo que a "Mariana" sí por ello escribo sobre PV. Propuesta del reencuentro que nos obliga a mover cánones que parecen inmutables y hasta de casi irracional el hacerlo si pensamos en el encantamiento. Me ocurre con Carlota desde siempre, y ello que le llevo unos años por delante, y es que percibo su realidad interpretativa como un todo de dudosa procedencia, entremezclando caras, recuerdos, fotos y sentimientos.

El que un comentarista político escriba sobre PV es un milagro más grande que el de Candeal. Y más teniendo en cuenta las barbaridades que soporto por parte de fans iracundas y chaladas que me despellejan todos los días y me llaman hasta "paranormal". Que me haya deslizado entre ucronías, utopías, viajes en el tiempo a una época sin móvil y televisión, un milagro que me parece  a mí y sólo para gentes que me quieran entender y me quieran. Pero este es como la gran interpretación de Carlota y Blanca esta tarde, no importa lo que he escrito yo y los guionistas sino cómo lo han dicho ellas. Ellas me han hecho vagar esta tarde por al año de 1921 piensen lo que piensen algunos.

Fue una película blanca, ha sido una secuencia esta tarde inocente y buena. Dos chicas ajenas a la maldad de una época muy inocente. En la realización no ha habido ni un plano fuera de contexto, alejado de mostrar la ensoñación y el candor, la necesidad de amor en "Mariana" para con su "Nicolás". Un escaparate de sueños que desgranaba el corazón generoso y puro de "Mariana" y la ironía picarona de la llana y crédula "Quintina", precioso personaje. El pasado y el presente que es lo que destacaba en mi texto se han dado la mano magistralmente. Sencillez y perfección y esa sonrisa feliz, inconsciente, de la que no se puede separar ninguna de las dos benditas: Blanca y Carlota. Si el cine es emoción, vean ustedes esta secuencia.

Espero le den una buena historia de amor a "Mariana",que no le ocurra jamás lo que le viene sucediendo. Lo doloroso de no tener a esa persona a tu lado, de amarla en directo con toda las fibras del cuerpo, mirándole con esos ojazos como a nadie volverás a mirar, encañonando los mismos hacia ese ser que es el motor de tu corazón y que sientas el palpito de que nunca jamás le volverás a ver , ni te pertenecerá, ni le pertenecerás por entero.

¡Gracias Miquel Peidro, Pablo Guerrero, equipo técnico, actores amigos, guionistas todos y a los lectores de mi blogger y televidentes del este gran serial,  y un beso muy grande a Carlota Baró y a Blanca Parés!. Algunos recuerdos duran siempre. No sé si esto sucedió o no pero ha sido bello el recordarlo.