LOS ACTORES DE PUENTE VIEJO

LOS CINCO ACTORES DE LA TARDE

CARLOTA BARÓ,  MARIO ZORRILLA, ALEJANDRO SIGÜENZA, RUBEN SERRANO Y 
FARIBA SHEIKHAN.

Lo mejor de la tarde, tres momentos y cinco actores.

Rubén, desgarrado con un sufrir infinito porque ella no está ya y aunque sabe que tiene que recorrer su camino, no lo soporta. Una expresión en el rostro entre lo tierno y entrañable del amor y lo despiadado de su soledad. Es una pena lo desaprovechado que está Rubén y los momentos de buena televisión de amor entre edades diferentes que podía habernos dado. Un tema que ha sido machacado.Una precisión en la puesta de escena en este breve plano, con un "Conrado" que construye un muy difícil registro, muy pasmosamente articulado y muy de pena horrorosa de amor alejado.

Un Alejandro con un gran gesto dramático, reducido todo en un espacio cerrado y adquiriendo su interpretación u brillo de decepción y preocupación especiales. Con una Carlota enfrascada en una historia que podía haberse entresacado de un perturbador relato de Rod Serling o Ray Bradbury. Una historia seca, que adquiere aires muy inquietantes, un cuento de horror cuyos mosntruos son el destino y la culpa. Unas aristas en el personaje de Carlota al albur de traiciones del pasado y pánicos en el presente, un tipo válido de televisión de angustia atmosférica y muy subjetivo y atípico. Funciona, aunque la historia es flojila, en ese actuar de la malvada visitante (Arantxa Aranguren, una pamplonica de muy alta experiencia teatral), paranoica que busca una cruel y morbosa venganza para la muerte de su hija. Laberíntico y algo rocambolesco momento repetido en varios capítulos ya, que tampoco avanza pero que cuenta con una muy estimable interpretación.

Una perfecta plasmación en clave de humorada esperpéntica de lo que es España: un país de envidiosos y de cainitas, trazado este país por sus propios enemigos que zancadillean todo para que no hagan los demás ni tampoco ellos. Ni hacen ni dejan hacer. Como es el caso de la licuadora ya inventada por "Quintina" y torpedeada por su propia familia.

Un reconocimiento a la voz de  Álvaro Morte, tiene una voz muy similar a la de aquel actor de doblaje, malogrado y que tuvo que dejar la profesión en la mitad de anterior década (2007), Armando Carreras, la voz de Russel Crowe. Con Álvaro parece la recuperamos, una voz filosófica y poética, de precioso timbre, que cuenta como nadie las cosas que le ocurren o discurren. Armando, rebelde y batallador, un estilo a "Martín, decepcionado, se marchó un día por esos continentes para encontrar respuesta mística a sus preguntas.

FARIBA Y MARIO

No sé por que algunos televidentes son tan reticentes a las interpretaciones de Fariba, me parecen muy solventes la verdad. Hoy, conjuntada en tensión con Mario, ha estado muy creíble, en permanente estado de tensión con la presencia de un Mario inusitadamente sagaz y severo, marimandón y servicial como pocas veces a su ama, tratando despectiva y rudimentariamente a la criada.

Hay muy malña leche en todo este inicial momento, sobre lo que somos y lo que debemos aparentar para cumplir con las normas en un mundo de fascistas donde todos somos actores a representar en los que buscamos aun autor o amo que nos maneje los encuadres. Un Mario con autoridad y maestría y una atemorizada Fariba que, por amor, hace lo que sea.