miércoles, 3 de septiembre de 2014

LOS GOLFOS DE LA UNIVERSIDAD


Las tramas, algunas, entre ellas las de que se desarrolla en "El Jaral" están finiquitadas, siento decirlo pero así lo lamento. Es que ya no tiene nada más aportar, sino reiteración, aburrimiento y tedio. Está para el desguace ese aire de dulzarrona felicidad y de drama compungido hoy, ante la desaparición de "Esperanza". Se ha convertido en una capillita matrimonial cuasi folclórica que va beatificando matrimonios felices y abobados, unas estampitas sin más relieve e interés. Un melodrama panfletario sobre ese aire bovino de los esposos felices y resignados. Y los actores, Jordi, Loreto, Adelfa y Aída ya no pueden levantar la moral ni el estropicio que llegó al solemne "Jaral" de su más lírica y renacentista época. Por no hablar de el amor de "Conrado" visto para sentencia condenatoria.


Hoy el punto de interés se centra en Ariadna y en Fariba y Francisco. Con una buenísima interpretación, además, de Álvaro Morte y de Empar Ferrer. Y siempre Carlota y los Marios porque siempre están muy bien. Sin desdeñar a los "Mirañar" que son heavys aunque a veces abusan de un guión histriónico, monotemático y pesado. Como hoy en la secuencia final, con Blanca Parés imitando a los niños de San Ildefonso, delicioso y lo mejor, pero dentro de un ramalazo "Mirañar  explotado a conciencia, dentro de un festín de gags inteligentemente absurdos pero ya muy agotados de antemano, que arrancan menos sonrisas cómplices. 


Memorable secuencia, históricamente muy correcta, sobre el retraso cainita de la presencia de las mujeres en la universidad española, llena de golfos, puteros y machos ibéricos, faltones, lenguaraces, canallas, ruines, bajos, tunantes sinvergüenzas y canallas. Parece mentira que esto sucediera en los templos de la universidad y de tal catadura corrompida. Un osado y desaprensivo estudiante agrede verbalmente a una mujer, como la mentalidad caciquil de la época, enviándola a parir o a trabajar en los campos para producir porque ni para casarse vale.


Tuvieron mucho que luchar las mujeres que, desde principios del XX, se fueron incorporando a la vida universitaria en estudios que se consideraban más adecuados para seguir perpetuando una sociedad patriarcal, de bombín y mostacho bigote, relegándolas a estudios que se consideraban adecuados al entorno familiar, por supuesto sin participación igualitaria en todos los sectores profesionales o justicia a la hora de valor sin equidistancia la labor universitaria. En España, un estudiante varonilmente gandul y granuja, fullero, aprobaba con peores resultados que una mujer brillante y trabajadora. Todo lo tenía en contra la mujer y suponía un desequilibrio bochornoso que arrastraba injustamente muchas discriminaciones. Como hoy, los delincuentes campean por la calle y la gente honrada, atemorizada y en casa.


Parece mentira que basurero era aquel donde la cultura escupía sobre las mujeres. El saber era un pitorreo y la ciencia derruida en un estado de incuria. La ideología era oscura y sucia  y era tal el maltrato a las mujeres que daba vergüenza verlo. Si los estudiantes nos pueden causar admiración y respeto por su entusiasmo y sacrifico, aquí todo era miseria, sinvergonzonería y mala educación. No existía algún cultivo de las ciencias y todo era frivolidad y descojono. Los estudios estaban arrinconados, las aulas eran viejas, los modales perdularios y el ambiente despreciable.


Una crónica universitaria casi diabólica en ese enfrentamiento de "Aurora" que casi había que haber llamado aun exorcista para sacar del cuerpo del estudiante el satán que escupía desde dentro. Antropología maligna y procacidades infernales. El mundo de lo católico al revés, los hombres de negro son los estudiantes, el alzacuellos era  su corbata, agazapados  en un exploit luciferino de cine diabólico invocando el reino de Satán. Sapos y culebras. 


LA CHICA DE LA LIMPIEZA


Una sencilla exploración, pero muy efectiva, a través del amor como embrollo, sobre las costumbres del señoreo frente al servicio, la imposibilidad de comunicarse, sobre el servir a quien ya sirvió que por intereses de nuevo rico se adentra en la decadencia de una paleta aristocracia que ahoga toda exploración de amor sentido en pos de intereses oligárquicos, una decadencia que recrea un ambiente pseudoaristocrático que reconviene las emociones y arrincona el amor generoso de la mujer que se dedica a la limpieza.


Bien interpretada, con alto nivel  por Francisco y por Fariba que, personalmente, me gusta mucho y creo soporta su papel de modo sufrido y persuasivo. drama, romance y crítica social entre una chica humilde y apasionada frente a un cobarde egoísta, autoritario, impositivo y nuevo clasista y que contempla un reciente pasado de amor de modo cerebral y conveniente, sin emociones y desde la lejanía, abusando ostensiblemente  de su superioridad sobre una mujer sin defensa y que sólo vive por amor para él y cuyos días no son sino un sufrir indeseable al estar alejada de su hombre.


Un mero follar para él y sin que se sepa que hay detrás de los besos y caricias que hubo si es que existieron como reales en él o fueron desahogo de macho montañés.



A Daniel Dicenta actor de televisión, teatro y doblaje



Daniel Dicenta (dcha.) junto a su padre, el también actor Manuel Dicenta, en una imagen antigua. 

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