Fueron irrepetibles y únicos. Hoy se les ha rememorado. La mejor secuencia de la tarde que reúne todos los valores, el cinematográfico, el sentimental y un nexo de unión con aquel pasado, el mejor que hubo en PV, las viejas fotos donde reposan inmóviles los que jamás ya envejecerán y son inmortales: Megan, Álex y Joaquín e Iván Palacios. Momentos de gran fuerza, de un lirismo desbordado que entran de lleno en las heridas abiertas de muchos espectadores que no olvidarán jamás a estos protagonistas, hoy rememorados por la família que fue engendrada por ellos o por quienes les conocieron y siempre les llevan en el corazón. La portentosa presencia de Megan y Álex saturó la pantalla esta tarde, con una sabiduría que nos ha conmovido al revolvernos nuestro más guardado sentimental e íntimo amor por estos grandísimos actores. Esto se avisa porque nos hemos dado de bruces con el enorme peso emocional de tropezarnos con ellos en la retaguardia. ¡Cómo se les recuerda! Son viajeros del tiempo, siempre presente en todos los momentos de la historia.
Siempre agradeceré el haber conocido a Megan, fue la puerta "Stargate" que me ha transportado a mundos periodísticos increíbles y a galaxias profesionales, inimaginables. Me ha sumergido por caminos soñadores de experiencias literarias ineditas y parajes muy lejanos. Pronto comprenderéis mis palabras. Ver a Megan y a Álex, en foto, tiene ese puntazo de ciencia ficción emotiva, un resultado aditivo al cruzar ese portal del tiempo hacia las estrellas rutilantes que son y serán por siempre: Megan Montaner y Álex Gadea. Nadie les ha superado. ¡Les queremos tanto!
Una maravillosa secuencia para degustarla lentamente donde el tiempo transcurre sosegada pero inexorablemente y da ternura cuando ha pasado y se ven las viejas fotos. Momentos donde el amor y la familia, el cariño y los recuerdos evocados son sugeridos a través de las viejas imágenes fotográficas que yacen en el cajón de la memoria, todo realizado con una sensibilidad como para que nadie, de diferente edad, abandone la tarde televisiva. No son sólo ellos quienes asoman en las fotos, el espectro de cómo fueron para la posteridad y que hemos recogido con lágrimas en los ojos, son las ilusiones, las vivencias, los amores, la gallardía, el arrojo, el saber trabajarselo, la inocencia de la infancia y lo goloso, los familiares y los amores perdidos, la resistencia, la enfermedad, el dolor la lucha por la vida, los besos, la ternura, los abrazos, las dificultades, el padecimiento, el sufrir, las ausencias, los viejos sofás y los cortinones de otrora que habitaron por donde vivían los protagonistas: ÁLEX Y MEGAN.
Un fantástico viaje sentimental al pasado que destaca por su delicadeza y sensibilidad donde la cámara se fija en una excelente interpretación de Ariadna, Adelfa y Loreto donde mejor transmiten toda la emoción requerida para el momento. En cada foto reparamos en una época, en otras vivencias, en la efemérides de momentos mágicos transcurridos, instantes corales por necesidad y que nos afirman que las nuevas generaciones que han descubierto PV disfrutarán al interesarse por aquellos amantes míticos y aquel su hijo robado y que, ello, es simplemente, la memoria que merece ser evocada, la ficción con sus alegría y penas de cuando éramos más jóvenes y seguíamos todos los días a estos tres ídolos.
Frente a títulos gloriosos como "La casa de loas espíritus", se me antoja estos instantes de hoy, más cotidianos, suaves y reconocibles, cómo el tiempo lo adormece todo y solo queda el sopor de bellos momentos vividos.
Cuando veo estas secuencias con melancolías especiales, me acuerdo de momentos épicos y líricos del cine en "El viaje a ninguna parte" de Fernán Gómez, "Amarcord" de Fellini y "Fanny y Alexander" de Bergman. Placeres cinematográficos de esos clasicismos de la mejor cinematografía europea..
Un fresco emotivo y realista de lo existencial y transitorio de la vida. Historias de vida, humanidad, parentesco y sentimientos para televisión que podía haberla realizado Tornatore, Fellini o Campanella, nada sensibleros o ñoños. A destacar la elegancia y porte aristocrático de aquel Álex, la mejor sonrisa risueña de Megan, todo temperamento y expresividad, majestuosa y de enorme sencillez y elegancia natural, franqueza y que nos encoje el corazón contemplar a "Pepa" que ha viajado por los años aferrada de la mano de su gente más querida, de los que tanto le queremos. Simpático y nostálgico retrato familiar.
LOS ACTORES DE LA TARDE:
AÍDA FLIX Y MARIO MARTIN
Maternales los dos en esta tarde. Me han encantado. Esa impactante mirada magnética de Aída que le da esa hondura maternal y femenina, insólita en alguien tan joven, al estilo de la gran Sandra Cervera, protagonista de ilusiones femeninas en ese su papel limpio y honesto, avanzado incluso como señorita liberal de su tiempo que habla con las criadas y que como "La dama de las camelias" fluctúa entre su amor y el dinero que busca su padre, que nos trae sobre aquel trasfondo de infelicidad de la "Margarita" de la obra de Dumas. Aída es capaz de representar con su pureza virginal, con su expresión absolutamente fotogenica, todo el dolor del mundo con esa languidez tan atractiva que uso el cine mudo.
Un Mario que es uno de los actores del mundo que ha demostrado esta tarde que, los curas, deben amar a las mujeres y tener hijos para disfrutar ya que sin ellos, son dogmáticos tristes y rencorosos. Además de oler a incienso mortuorio.
DEDICADO A ESA GRAN CIUDAD QUE ES BARCELONA Y A SUS GENTES QUE TAN BIEN ME ACOGEN
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