ACTORES DE LA TARDE:
ARIADNA GAYA, MARÍA BOUZAS, FARIBA SHEIKHAN, RAMÓN IBARRA, RAÚL PEÑA, CARLOTA BARÓ, DAVID ESTANY E IVÁN MONTES.
El amor desperdiciado, la tierra que cubre a "Conrado" y el pueblo de nuestros sueños. Los elementos que cimientan el anclaje del hombre sobre la tierra que termina cubriéndonos a todos. Preciosa interpretación de Ariadna, y lo digo en superlativo porque en la crítica cinematográfica, estos superlativos, no resultan anómalos sino apreciativos al tratarse de algo fantasioso, plasmados en la pantalla con toda la objetividad que requiere un sentimiento amoroso que hace se desborde por una maravillosa interpretación. La de Ariadna esta tarde. La iconografía y la colocación en ella del grupo coral era ya reconocible de otros momentos funeral ya vividos, lo que no ha restado un ápice al interés ni ha resultado reiterativo. Me siguen gustando mucho esos primeros planos dolientes de los interpretes, casi bíblicos, sinceros y muy bien ensamblados, donde todo es vulnerable al corazón y nada resulta hipersolemne aunque se haya ido el héroe solitario.
Una gran secuencia de autor, de director que coordina todos los elementos bajo la cúpula de un funeral. (Siento escribir así que parece ser no gusta a algunos y me reprochan mi estilo hortera y pretendidamente sublime). Pero hay una bella relación entre los personajes unidos por el duelo y el llanto. Me llama la atención el pulso sereno entre ellos cuando van coordinadamente abrazados, esa mirada madura que bien supo plasmar el más transgresor cine italiano (perdón por las referencias que las han calificado de no se colocar las cosas en su sitio), esa mirada amarga que va avanzando con los personajes y descubriendo los matices que unen en el dolor a todas esas víctimas del infortunio; me ha gustado los rasgos físicos diferenciados entre todos aunque el velorio los haya hecho coincidir transversalmente en un grandísimo dolor y en su desestructuración emocional. Algo muy directo, funerario y sincero que me ha llegado hondo. Momento procesional y de sentido cofrade.
Lo que más ha destacado esta tarde en toda la interpretación de Ariadna, aparte del dramatismo que infiere, ese responso en memoria de un hombre que amó y que nunca más volverá a compartir con ella aquellos momentos inmensos y brutales, lamentando el tiempo perdido ahora sin posibilidad de recuperar bajo ese manto de tierra húmeda que cubre al enigmático vaquero. Y sobre sus palabras, como si estuviera presente una transparencia televisiva de la sombra del personaje inmortal que siempre seguirá a su lado.
Me da corte y pudor ya escribir ciertas cosas que me las han tirado por el suelo en cuanto a las referencias, pintándome como un bicho raro. Para mí sería más fácil llamar ignorantes a los que me faltan al respeto pero tengo más educación que ellos; mis padres, aunque humildes, me llevaron a los mejores colegios y vivo en un país donde la libertad de expresión y el respeto son absolutos. Y digo esto porque este momento ha tenido mucho de aquellos westerns donde el espacio era todo para amar en medio de la violencia. Un western romántico donde los enamorados estaba condenados a la soledad y a la destrucción. Y la televisión de esta tarde ha sido estilizada y elegante, de derrota y de gloria porque los héroes nunca mueren y lo que enseñaron el camino hacia la libertad como ese gran personaje que ha sido "Conrado" hizo en vida, no se olvidan jamás.
Serenata de viudas que relega las causas y efectos de la violencia para situar la cámara en el justo sitio donde los sentimientos y el esfuerzo solidario son el arrope ante la adversidad. Ariadna encaja perfectamente en su manifestación de amarguras, sinsabores y tiempo perdido de un irreversible pasado. Luces y sombras de la vida de cuando la crueldad va difuminando el futuro precioso que preveíamos y termina apagándose y se eclipsa por el espectro de la muerte.
Elementos cinematográficos perfectamente coordinados al servicio de la emoción y que provocan lloros con pañuelos dentro de una bonita relación de valores muy perdidos en la sociedad hoy, como eran estos funerales corales donde ha destacado todo el equipo así como una muy y gran estremecedora Ariadna con una dramática actuación estelar derrumbada y grandiosamente femenina. Ha merecido la pena ver este fragmento, el mejor de la tarde para mí. Donde el amor le ha ganado el pulso a la muerte. Un amor que perdura más allá y sobre los límites de la vida y la muerte. Un gran amor televisivo. Y no digo más que luego me insultan y me rebajan hasta casi que ya no se si existo o no.
Este chico es maravilloso: Raúl Peña. Nos brida no sólo momentos de buena interpretación, es una actor musical aunque no cante y crea una enrarecida atmósfera densa en torno a la "Hacienda" de muy interesante estilo televisivo; que asusta y fascina al tiempo que va desmembrandose en un personaje al estilo de Buñuel, comido por los celos. Raúl además tiene una frescura que le permite ser este rancio celoso haciendo escapismo para interpretar esta historia absolutamente kafkiana, sin ataduras, alejándola de su espacio temporal. Es un pequeño genio y tal vez, con los Marios y Selu Nieto, es el mejor y más apasionante actor que ha pisado el plató de ESDPV, aunque interprete el "rol" de un triste anti-galán.
Destaco tres momentos: La confesión de una "Inés" que ama y ya no tiene pudor en confesarlo que es un perfecto retrato de reminiscencias italianas. Es un buen e interesante momento, no de humillación sino que transpira una pasión tan fuerte que sobran ya más palabras de las dichas por una excelente Fariba.
Destacando el osado y coqueto beso de David (personaje) a Carlota (personaje), en la secuencia fotografiada en este blog, sorpresa y calentón.
¡Que bonito encuentro! Los amores que nunca terminan de morir. Los de siempre. Los guionistas (a los que algunos ponen muy injustamente a parir vinculándoles a lo desgraciados que hacen a sus idolos a los que besan la chepa por donde pasan), han sabido plasmar en este hermosa secuencia un vínculo de compromiso sentimental del espectador con ellos dos, los actores y también con la situación. Una emoción llevada al terrenos sentimental del amor entre ancianos, a una edad donde ronda el aburrimiento y la proeza, el carácter y el corazón.
PD: GRACIAS A LAS CASI 7.000 PERSONAS QUE HAN LEÍDO ESTOS DÍAS SOBRE LA MUERTE DE "CONRADO"
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