José Ignacio Salazar Carlos de Vergara: LA CHICA DEL OPIO / ESCENAS ESCABROSAS

ACTORES DEL CAPÍTULO:

MEGAN MONTANER, TITO VALVERDE Y MARISOL MEMBRILLO

Yo no se cómo al representante de Megan no se le cae la cara de vergüenza; representar a tal actriz inmensa que la están dedicando a interpretar cuasi felaciones. Al final acabará en pelis de gran talla XXX para video. Actrices que salvo la inolvidable Concha García Valero que llegó, desde lo erótico de los primeros 80, a ser una de las mejores actrices del doblaje que han estado al lado del atril; una voz preciosa y una inmensa actriz (Kristin Scott Thomas y Courteney Cox), fallecida trágicamente tras pelear contra un cáncer, las demás deambulan como nada que fueron porque sólo les explotaron sus curvas, triángulos y turgencias antes de quedarse pochas y acabar majaras. Explotar tan entusiastamente ese lado sexual de la actriz, que lo tiene indudablemente y no hay que negarlo, es una equivocación y peor aún, un error

Megan es una prodigiosa actriz que lo será aún más cuando la exhiban menos de apetecible objeto erótico que y le den papeles muy diversos que puede resolver magníficamente porque lleva dentro una fiera interpretativa que la están derivando hacia el sexo y cómeme que estoy en celo. ¡Lamentable! Ya se que hay poco trabajo pero para poner calenturiento al personal, lo menos.

EN RECUERDO DE CONCHA GARCÍA VALERO (1958-2006) A QUIEN DEDICO ESTE ARTÍCULO.

Por lo demás el serial es de un quiero y no puedo dramático lamentable; ha perdido todo para haber sido uno de los mejores de A3, que ha derivado en no sabemos qué y en una falta de respeto absoluto a la calidad de la actriz, usada como placer ocular y dar gustirrinín más que dirigida para resolver un papel de enjundia; un rol precioso que podía habernos incursionando en las cloacas de una corrupto país; en el drama de los niños robados; en la delincuencia organizada; podía haber contenido todo lo mejor que debe tener un thriller y por lo visto en esta semana, y gracias a la labor que le dejan escapar a Megan, se salva únicamente por Tito, Marisol y por ese retrato inquietante de la drogadicta, que participa de un mundo ajeno, introspectivamente oscuro y que ha mostrado con refinamiento y estilo elegante.

Seguimos igual en la serie aunque haya ganado algo de gancho en cuanto a la agilidad narrativa, la velocidad y una elegancia en los tres actores citados arriba y nos haya gustado, y creo fue por mucho lo mejor del capítulo. Así como esa Megan interpretado una adicta al opio, que no nos sorprende por cuanto cautiverio paso "María". Una Megan que va ganando muchos puntos interpretativos cuando le dejan sacar su vena dramática y neurótica y que los pierde cuando ya la usan para mostrar muslos, pechos, asalto a las caderas del hombre y baños en aguas cristalinas de una piscina indiscretamente erótica y de cierta sofisticada lujuria. Una sorprendente Megan que asciende peldaños en la dureza de una adicción al opio y con esa elegancia y cierto pudor con el que se muestra drogadicta, que son los dos elementos que yo más destaco del capítulo, con su interpretación por ejemplo.

Tiene ingredientes del género policíaco judicial que es un atractivo que también cojea y es pena. Tito Valverde gusta porque asoma en él y en su protagonista, sin ahondar en la crítica, un ser delictivo y astuto, muy válido, que ahonda en el tema de las víctimas aterrorizadas y se diluye mucho de esa tremenda truculencia que podía mostrar la serie, que lleva implícita, para hacerla creíble y valientemente crítica.

Yo veo la serie por él y sobre todo por Megan a la que seguimos en su carrera. Y ya les digo no me gusta la Megan siempre paseándose en bragas ni intentando hacer felación, secuencia que no venía a cuento y que muestra ese lado torcido y casposo de una serie que revestía tantas posibilidades. Ya se que en España exhibes un culo en la tele o se imaginan los donostiarras que en el Festival se verán pompis y torsos desnudos, y allí van todos los saliodorros a ver que se ve con gafas de relieve. A mí eso me da asco por el desperdicio que supone volver a cierto erotismo de los 70 aunque con diseño de producción renovado aunque igual de roñoso. Que le estén dando estos ramalazos a la serie habla muy mal de mucha gente implicada en la serie.

De los 70 también tiene algo esta serie y que no ha sabido aprovechar. Se plantea en los capítulos, no una serie edulcorada, correcta al servicio de la delincuencia aséptica sino algo muy encomiable: la violencia conectada con el crimen organizado desde el poder. No una visión fría y muy técnica de resolución de casos policiales sin otra trascendencia que la delincuencia individual sin otro trasfondo o de venganzas cochinas sino que intenta mostrar un a realidad mucho más cruda porque surge de una violencia institucional. de lo más fétido porque procede de las catacumbas de la casta política española que heredó de los franquistas y pactó con ellos la Transición. Pero todo se queda en agua de borrajas lamentablemente. Y a medida que pasan las semanas, aunque si que ha mejorado con mayor interés ese lado trepidante que se aproxima a una intento de venganza psicológica, no termina de cuajar por falta de valentía y porque no está bien realizada tampoco. Sólo emerge Megan en momentos sublimes e inolvidables como cuando confiesa ser adicta al opio, cuando se muestra enganchada y ese otro de la maleta en el cubo de basura que fue de lo mejor de la noche.

Los actores, a excepción de Marisol Membrillo, hondamente patética y que parece sacada de una viuda italiana de "El Padrino", los demás estan sosos por no faltar al respeto; sin vida, sombras que planean por una serie que aún no sabemos de que va aparte de ver como se hace el amor en la tele y como funciona el conocimiento carnal entre los progres directores de la movida pajillera actual. Y que encima se están cargando a Megan Montaner que aunque todas las semanas digo lo mismo es que la han cogido como chica conejito para despistar del vacío que no saben cómo llenar. Segundas partes, son mucho peor.

¡A lo dicho! No espero ya nada sino al contrario un final horroroso. para abordar estos temas hay que hacerlo en Francia, nunca en España.Si alguien esperaba una crítica cirrótica y una búsqueda del cordón umbilical sobre las implicados de los niños robados, que aguarde a otra serie; si alguien quería ver algo movido e implacablemente intrigante, que se siente; si confiabais en que la serie iba a mostrar investigaciones conspicuas y astutas, para otra ocasión; si permanecíais en la tele para seguir persecuciones brutales, seguimientos incesantes y como caen los oligarcas astutos, decae todo. No van a abordar nada que comprometa a los que subvencionan. Y lo peor es que usan y abusan de temas que no proceden de la ficción y muy dolorosos para, al final, no aclarar nada. Y hasta lo que podía haber dado mayor interés tal cual yo concibo, persecuciones vertiginosas a lo Friedkin, una especie de secuela estilística de Bourne o caminar como Stieg Larsson y "Lisbeth" entre los sótanos de Suecia, encadenadas con una mínima premisa argumental, tampoco. La serie es ya lo verde y está muy verde.