LOS AMANTES DE PARIS

ACTRIZ DE LA TARDE:

NATALIA RODRÍGUEZ

CON:  

JUANJO ARTERO, ÓSCAR LADOIRE, MANUEL BAQUEIRO, ITZIAR MIRANDA,

CHISCO AMADO, JOSÉ ANTONIO SAYAGUÉS, ROGER COMA, SARA RIVERO, JAVIER HERNÁNDEZ, ANDREA ROS, ANABEL ALONSO, ÁLEX BARAHONA Y JESÚS OLMEDO.

Entretenidisimo capítulo donde ha habido de todo y sobre todo unas excelentes interpretaciones, de todos los actores que muestran sus dotes y su increíble acoplamiento a la tipología de una época que a muchos de ellos, por su edad, les viene lejana e ignota. ¡Enhorabuena!.

Como vasco me ha interesado mucho toda la secuencia previa al acto terrorista así como las trampas que le ponen en el camino, como prueba, a "Arteche". Este mundo es así de miserable y desconfiado, buscan culpables y excusas o de lo contrario las fabrican para acabar con los testigos del escalafón inferior. En el País Vasco los conocemos muy bien. Estamos muy atentos a los próximos capítulos. Sí que me gusta mucho esta parte del guión, sobre la gran desgracia del terrorismo y sus camelos, porque implica al mismo como lucha de liberación y plantea al estado opresor como instigador que trajo este terrorismo; igual que después, con el Estado de Partidos, que se siguió dando justificación al terrorismo que necesitaba de poco para acreditar acabar con todo el que se pusiera por delante para mantener su infraestructura, sus cotas de poder y a los enchufados de sus partidos políticos. Una gran desgracia que se amparaba en la usurpación que los partidos habían hecho del Estado, cobrando de él y representando a sus jefes políticos. Es curioso, visto desde hoy, sobre cómo se acabó en parte solamente con el terrorismo, dándoles  alcaldías, gobiernos y pasta gansa. 

Aunque la actriz de la tarde, para mí, ha sido Natalia Rodríguez; los dos personajes, ella y su amante, están perfectamente concebidos, ello en parte se basa en las interpretaciones de Natalia y Chisco que saben perfectamente lo que representan. Amores distintos pero que no comparto lo que exuda de la serie por parte de los familiares y amigos: que estos amores salen trasquilados. Ello se basa en el error de la visión del noviazgo con fines matrimoniales pero antes de nada, en ese Paris libre de los 60, el amor era por encima de todo algo sincero en los sentimientos y no mecánico y forzado hacia la institución familiar. Aunque todo romanticismo sucumbe y se hace viejo y deja de ser ese plato fuerte de la ensoñación y suele acabar, como bien ha captado "Pelayo", en una entrega algo más prosaica y cercana, con vistas al mejor postor que nos resuelve el formalismo aceptado, y más por el Régimen y aquella rastrera y nada de fiar sociedad española que decía odiar a Franco y a la vuelta le aclamaba multitudinariamente, dejando el amor "Fou" del mejor París de nuestra vida para casarse y tener hijos con un chico que tampoco está mal. Se cambiará la locura por la vulgaridad. Seguro que si "Leonor" se casara un día con su jefe, "Miguel Ayala", nunca dejaría de recordar aquellos amores despendolados en una inmensa ciudad cobijo de exiliados y amores imposibles. Ello, ni aquellos españoles ni muchos de ahora, lo comprenderían o lo entienden. La envidia española hace prostituir todo, en este tipo de relaciones, comprándolo con el puterío de un "viejo verde" y el proxenetismo.

Una `propuesta y una comprensiva denuncia valientes sobre el adulterio (que tampoco está tan mal), cuando menos de la infidelidad, cuando el hastío y el aburrimiento  llegan a una pareja que llevan años casados. Esto es muy al estilo Louis Malle. Y es también un poco como el amor en París sabe mejor aunque sea imposible. En España, con tanto corsé, moral puritana, chivato, fascista e influencia eclesial, resulta imposible de practicar. Por ello un hombre vuelve a París para tal vez no volver jamás. Un París que nunca obró milagros sino que representa un tedio de decadencia matrimonial burguesa y que hace buscar desesperadamente otra fresca y joven salida. Ese asidero amoroso que se buscó en una alumna, aferrándose a un mundo de experiencias que le trasladaron al profesor más allá del micromundo de falso y vacío amor en el que vivía. 

Y tienen mucho estas secuencias de los amantes del mejor de aquel cine de los 60, de Malle, Truffaul, Rivette y Godard donde los amantes son capaces de todo por conseguir el amor y sin sentirse culpables. Es esa ausencia de culpabilidad lo que me gusta y entonces fue algo subversivo en su tiempo con esa falta de castigo y asunción de la realidad de amantes que escandalizó tanto en su tiempo, en Francia o España. Es verdad lo que le dice "Leonor" que. en Paris, también tendría problemas el profesor por acostarse con una alumna. Momentos transgresores que se han vivido anteriormente a esta otra parte de la historia, la historia de amor y sobre el vacío que provoca su ausencia y que se suple con esa relación que versa sobre lo que las personas son capaces de hacer por encontrar amores paralelos, disparatados, y a lo que son capaces de renunciar atravesando fronteras de años, con tal de saborear los dulces éxtasis de la pasión que se fue en otro tiempo.

Me fascina mucho sobre "Amar es para siempre" esas propuestas que saca en el amor no convencional (el comisario y "Benigna", "Paco" y "Serafina", el terrorista y "Beatriz o "Laura", "Lucía" y "Américo", "Víctor" y "Laura" y por supuesto el exiliado y la estudiante u otros muchos que han sucedido) con ese halo de romanticismo a contracorriente que siempre aparece como en los filmes de Louis Malle un halo de romanticismo asfixiante que institucionaliza y revaloriza lo que es el amor nada convencional.

Tendremos tiempo de hablar de estos bajos fondos y chantajes y de estos dramas y coacciones obre la miseria humana. Entre "Víctor" y "Dante". Brillante, intenso, lleno de vigor, entretenidísmo, notables estos dos actores: Juanjo y Jesús.

Momentos apasionantes que llegan sobre esta España inaudita que nos cuentan en este serial. Sobre lo que en su tiempo se ocultó salvo en algún cine muy arriesgado. Una España mítica y deformada en su pasado, doliente y triste, podrida y reino de aprovechados. Hay mucha verdad amarga entre el costumbrismo recalcitrante de este pedazo enorme de serie. Hay feroz carpetovetonismo, sainete, valentía en sus gentes, mucho esperpento, mucha España de verdad, la Ibérica ante medio camino entre Europa y África, asfixiante y diferente, dramática y sin esperanza grande en su moral y pobre cívicamente. Y maravillosamente interpretada.

Noticia: Ese muy buen figurante que seguimos en ESDPV, Pedro Paniagüa y que estuvo en la presentación de mi libro sobre "Críticas y crónicas sobre el secreto de Puente Viejo" en Madrid en aquel pasado diciembre, ahora en "Amar es para siempre, sale y HABLANDO en el capítulo 652.  El de este viernes fue en 642. ¡Enhorabuena! En foto, Pedro con Andrea Duro.

¡GUAPOS!!!!