DONA FRANCISCA RESURGE DE NUEVO

ACTRIZ DE LA TARDE:

MARÍA BOUZAS.

¡Lo que son las cosas de la vida! Deja uno de ver asiduamente el serial y ya nada es lo que fue. "La Casona" resurge y da esperanza mientras  que "El Jaral" languidece y parece están todos los días de velorio y las caras de acelga a todas horas. Lo que siempre permanece y ya brilla en solitario es María Bouzas y hay que felicitarle porque, ella sola, ha rodado las escenas más comprometidas, arriesgadas, valientes, de los últimas dos semanas. La odisea campo a través en la búsqueda de "Bosco"; el pueblo y el linchamiento que pudo ser; el encuentro con su nieto en la cabecera de su cama (una brillante María). Hoy, mismamente, en la resurrección de ese lugar que, dándonos una vuelta por el el entorno, se hace apetecible y gusta de ver cómo las sábanas dejan de cubrir los sofás y la esperanza vuelve y parece que la sangre se junta entre consanguinidad. En esta aburrida tarde del serial, una vez más la mejor es María Bouzas dando un aroma de vitalidad a esa apolillada casa que casi hace bueno al personaje de "Francisca" (sobre todo desde que "Severo" se ha hecho una persona irascible, borde e insoportable) y da ese relieve a la mansión a pesar de su aire lóbrego y angustiado y cargado de tantos cadáveres.

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Siempre he dicho que la esencia y lógica de ESDPV eran Megan, María y Sandra. Por los siglos de los siglos. Megan marchó y cada día se desvanece más su recuerdo; están desfilando muchos la verdad. Sandra, obligada a interpretar un melodrama sin lógica ni interés sobre celos mal avenidos de un marido (un Fernando Coronado que cuando interpreta parece va a soltar una fresca a los espectadores, como si le molestáramos), en una trama y como tantas llena de reiteración, falta de interés, aburrida y con mucha moviola de por en medio. Lo de la moviola resulta, por lo que he visto en los últimos capítulos, ya abusivo. Parece como si no hubiera guión y habría que estirar lo que queda porque la cosa no da para el metraje habitual. Y queda María que jamás pierde un ápice de entusiasmo; muchos de los demás se encuentran muermos y a cobrar a fin de mes. He oído decir que están cansados. Pues...¡Que se vayan! Más valiera a algunos que se preocuparan de su trabajo y no de menospreciar a la crítica. ¡Cualquiera dice nada!
Yo he visto rodar a Maria Bouzas nueve secuencias en un día. Y se aprecia que sigue ahí porque es la curranta, el bastión actual y ese pasado que concatena lucidamente la nostalgia del ayer con la maldad de siempre y la propia existencia del serial.

Cuando escriba sobre el serial lo haré sobre lo que merezca la pena. María Bouzas siempre.

Dan bochorno algunos momentos del serial. Por su remedo de ñoños, quejumbrosos, reiterados y blandengues. Insulsos y con diálogos que ni los mismos actores se los creen y destinados a atónitos televidentes que no damos crédito; faltos de imaginación y de total fuerza visual y tan pagados de pretenciosidad en sí misma que te hacen levantarte del sillón de aquellas nuestras entretelas desde donde tanto arropamos a un ESDPV que nos duele mucho verlo así, un patio de chismorreo. Por cierto, la banda sonora de esta tarde, cuando "Bosco" entra a ver a su abuela en "La Casona", tiene ese punteo muy similar al que Manuel Balboa compuso para "El abuelo", una excelente película de un José Luis Garcí al que le tienen tal filo y le menosprecian tanto que un día le van a fusilar.

Selu brilla en solitario y ver esa secuencia genial y cantinflesca de los mariachis, pero no le ayuda en nada ese dúo con "Gracia" que es una desgracia sin química ni fuste además de histriónico. Su profesionalidad le hace salir muy airoso siempre pero menudos compromisos: le juntan en "El Colmado" con unos sosos solemnes ("Ramiro" y "Nicolás") y menos mal que Iván le echó un capote y salvaron la gracia de un guión cursi sobre un poema para la amada. El guión y las malas compañías están matando la esencia de "Hipólito".

Pero ahí sigue con la frente muy alta, llena de verdades, aire despiadado, ternura fingida y grandeza indestructible la mejor actriz del serial. Una destroyer de la convencionalidad. Y una gran mujer en su vida personal.

Me encanta en "Francisca" esas salidas de acidez mordaz y maldad con la que se cubre para dar primero antes que pueda recibir. Lo que le dijo con sorna a "Emilia" sobre "¡Cuidado que el que no corre vuela (por cierto sale ante una chica en bragas) es antológico en su expresión visual. Y María sabe dar, a pesar del paso del tiempo y de la vagancia que ser observa en muchos y falta de creatividad, un aliciente adicional y renovado en cada capítulo. Y esta señora de la escena sabe interpretar en su dimensión global; se conecta y relaciona con los demás, les da chance. Elevando su personaje a una verosimilitud inigualable. Dando, recibe. Casi todos caen pero ella ahí sigue. Personaje muy complejo y que bucea en las simas más profundas del enigma del poderío de la mujer mostrando a una cacique inexpugnable.

Por cierto, sin ánimo de ofender pero tampoco me gusta darle jabón a nadie, yo mencioné desde el primer día de la aparición de Adriana Torrevejano sobre sus enormes cualidades ("La puta de lujo" del 5 de junio). Sé que hay por ahí, entusiastas de la pareja y me parece muy bien. Pero el enorme personaje de "Sol" está destrozado; la han convertido en una "Madre Calcula" y  en parte también por su nada agraciada pareja que es Álvaro Morte que, una vez deslindado de Ariadna Gaya, resulta ya insufrible y amanerado. Adriana es de una belleza inconmensurable y llena como pocas la pantalla. Otro figura ("Lucas") que parece un pinturero que, hasta cuando llora sin alguna credibilidad, como ayer, parece se descojona pícaramente de todo quisqui. Y siguen poniendole  mal la peluca a "Rosario".