LA PEOR SECUENCIA DE LA HISTORIA DE "PUENTE VIEJO"

Es que hace convivir en un capítulo a una Ana Cañas arrepentida que muestra su vergüenza más honda por el mal trato dado al doctor, dentro de una trágica y bella historia de adiós doloroso al hijo y de precioso reencuentro en un momento emocional, con esa María Bouzas que se recupera desenvolviéndose en su ambiente perverso y mentirosamente denso o esa inenarrable Sandra Cervera celosa de lo suyo y de empuje valiente, las tres con una muy buena interpretación que reencuentras grandes momentos del cine de antes que pudieran estar protagonizados por Bette Davis, Jennifer Jones o Jane Powell, te hacen rememorar hacer motivos, nobles, emotivos y cautivadores, hermosos y malvados; hacer coincidir esto con la porquería indescriptible, esta bufonada bochornosa e indigna de esa declaración de amor, sin fundamento y penosa, de una patética "Candela" a su querido "Seve", es para temblar de lo que ya se está escribiendo sólo para cobrar, dirigiendo si ton ni son e interpretando de modo dramáticamente triste, para obtener audiencia. ¡Qué vergüenza y que lástima de actriz! ¿Dónde queda aquella actriz que enterró a su marido "Tristán? Convertida hoy en aquel guiñol de "Colorín" (aquella creación de José Luis Villarejo con las voces de Mariaje Garijo y Conchita Momeñe)) pero salida del tiesto, esperpéntica  y tirando la seriedad de su carrera por la borda. Porque "Colorín", "Pachuchita" y las brujas "Piruleta" y "Remolacha", aquel guiñol de San Sebastián, causaban emoción, risas y grandes miedos, hoy daba pavor ver la descomposición putrefacta del personaje de "Candela". Sólo ha faltado la coloquen en la plaza del pueblo como títere y le tiren lechugas. No he querido insultar a aquello muñecos tan apegados a la vida donostiarra, porque "Colorín" en su "teatrino" ponía alegría, ilusión, estaba excelentemente versionado en su caricatura sonora, que hizo felices a muchas personas en aquellos días tan grises. Lo de hoy ha sido una escoria infumable y que sonroja incluso a un quemado en un  incendio.

Esto ha sido para sentarte en una tele de aquellas del tele club y ver este lastimero momento descojonándose mientras se come un bocata de salchichón regado por una bota de vino. Recuerda  aquellos días en los que por menos, en los cines "Trueba", "Bellas Artes" de Donosti o en el "Moderno" de Pasaia" casi le tiraban acomodador por el pretil "Paraíso" cuando la película era muy mala,  se cortaba o iba el sonido, entre un griterío atronador y un pataleo general. Así hay que recibir este momento y denunciarlo por falso, ridículo, pésimamente realizado y trágicamente cómico. Una mancha en la historia de ESDPV. Esto sería para proyectarlo en un cine al que se le descojerinda el sistema de altavoces  e improvisan uno, desde el balcón del piso, que va desde de la cabina atado a un cable cutre.

Cine Moderno de Pasaia.

Momento de traca y pitorreo general. La caída de una actriz Aída de la Cruz. Difícilmente te la puedes tomar en serio ya, como ocurría con aquellos actores o actrices a los que, lo burdo, les dejó marcados para siempre. Daban mucha pena "Candela" y su actriz. La dirección ha sido mucho penosa como dicen en Navarra. El guión de estreñimiento mental absoluto. Un churro de secuencia para público sin gusto y sólo pensada para contabilizar la audiencia subiendo con esta mamarrachez indescriptible apta para los que ya han perdido el gusto por aquella cultura, romance y pasión de aquel ESDPV y se conforman con este subproducto que me cuesta creer que alguno se pueda reír o interesar por esta vergüenza televisiva que nos ha brindado un inédito ESDPV, 

Pero... ¿Cómo unos actores aceptan hacer lo que sea, aunque les hagan interpretar a unos desquiciados payasos que dan grima y desdicha? Una auténtica majadería, aparte de una chorrada sin fuste, simplona, sin pies o cabeza con el agravante de parida total. Y que decir del ridículo coro de mirones de la fiesta asombrados por la entrada desequilibrada de "Candela". Lloras por no apagar la tele e irte a ver las olas y la tormenta de esta tarde en el Atlántico francés.

Un engendro que contagia a los actores (carece de sentido porque una sensata "Candela" jamás hubiera planteado esta locura sonrojante, burda y pésima. Apta para los que no pueden conciliar en sueño por insomnio en la siesta o para masocas que gusta de ser tomados en pelo y moral.

Hay que decirle a Aída de la Cruz que exagerar y hacer histrionismo, no es interpretar. Ni gritar es actuar. Que eso es hacer el ridículo. Y como cómico tampoco vale porque ha sido ridículo. ¡Qué vergüenza! La secuencia se quería parecer a aquella innenarrable de la llegada de "Pepa" a la boda de "Tristán" confesandole su amor. ¡Comparen! ¡Asustense! Aquello demolía todos los cimientos de la televisión, con una grandiosa Megan Montaner que enmudecía a toda aquella falsaria sociedad, resoplando por un pasillo de iglesia hasta llegar al altar, enamorada hasta el éxtasis, apagaba hasta los cirios. Un "Ángel exterminador", una mujer diferente, rompedora, vergüenza debía dar a los que han participado en esta bazofia que nos han colado con alevosía y ya casi nocturnidad porque anochece antes.

Mis queridos amigos de estas crónica sobre ESDPV: Me ha escapado a toda lógica humana esta secuencia, incomprensible para mí se haya realizado tal cual. Es un atentado penal al buen gusto y a la seriedad. Un engendro con un  guión pésimo escrito en unos de esos momentos gastronómicos que se pegan algunos mientras se homenajean a sí mismos, con una puesta en escena e interpretación patética. Sin argumento, gusto, trama  y lógica. Un sonrojo. Todo esto, agitado, ha resultado horrendo. Malo sin solemnidad además. Al equipo le parecerá estupendo, a mí me da vergüenza que, de una magnífica serie que la adoramos,  en Chile, Italia y o que en Albania, Bosnia, Bulgaria y en muchos lugares puedan ver de lo que se es capaz de destrozar casposamente por acercarse con indigencia para subir cotas de audiencia. Todo no vale para cantar los números de la lotería de la audiencia.

LAS MEJORES ACTRICES DE LA TARDE:

MARÍA BOUZAS, SANDRA CERVERA Y ANA CAÑAS