LUNES, 2 DE JUNIO DE 2014
ACTRIZ DE LA TARDE: MARÍA BOUZAS
Clarividencia de cementerio. Magnífico momento. Ha comprendido el dilema de la muerte, no es mala, es lejanía y paz, algo de la utopía del más allá, de sublimación de esa nada en la que, seguramente, está "Tristán" feliz como destino del alma. Muy bien interpretado el momento de gran belleza literaria, atmósfera gótica reflejo del claroscuro de la vida y su supuesta prolongación en un incierto más allá. Relax y la vida vista a través del alivio que el tiempo da sobre el drama de la inminencia de la muerte.
MOMENTO DE LA TARDE: LA INTRUSA
ARIADNA GAYA, RUBÉN SERRANO Y PAULA CANCIO
Aparición de "Alicia", Paula Cancio, en la plaza de PV y complicación de esta petición de mano que ha quedado superada por la aparición impactante de este personaje. Buena ambientación que nos recordado a tantos otros personajes fantasmagóricos que asoman por la plaza enigmática e inquietantemente. La gente se disipa, la fiesta parece acaba y la plaza se hace claustrofobia y asoma una trampa mortal para el protagonista.
Momento que me recuerda a cierto cine de Vicente Aranda. Esos momentos apasionados, sorpresivamente ásperos, momento no falto de cierta malicia sobre ese inocente fondo suave de la aparición de "Alicia" en aquella sosegada y festiva noche de "pedida" que irrumpe en la encorsetada tranquilidad de ágape, anticipando una insólita e inesperada historia de brochazos de amor del pasado.
Llegan unas brasas del pasado en un momento muy flojo en la interpretación de Rubén, está muy alicaído, incluso hace gestos delicuescentes que no vienen a cuento. Nada fortuitos y con un rastro que incorpora una historia de amor anclada en la lejanía, profunda y compleja.
Secuencia sobre la sorpresa con el amor que ahoga cualquier ilusión ya concebida como segura. El pasado que siempre vuelva a PV, el sentimiento como parte del mismo y que dio sentido a nuestra vida , actualizado y en segundas partes, los encuentros casi casuales o forzados la revelación de la aparición de la intrusa y que afecta a nuestra existencia del futuro, un viaje por los bellos momentos de cuando eramos más jóvenes y que se quedaron en lo que pudimos haber sido.
Un momento muy impactante que nos ha sumido en otra trama que llega. Compás en la fiesta y acción que llega.
MOMENTO MUY FEO:
Un "cuele" del guión, inaudito y cutre. Es inexplicable que unos guionistas hayan sido capaces de concebir a una mujer vocacionalmente entregada a la curación de los demás, rigurosa consigo misma, amante de la medicina, como una vulgar chismosa que cuenta las intimidades tan personales y traumáticas de un paciente. ¡Vergonzoso!. Un momento machista y de pésimo gusto que puede destrozar la credibilidad de dos personajes. Además, hecho con insistencia, dolo y regodeo, riéndose las dos mujeres de los problemas sexuales muy personales de "Hipólito". De ser al contrario, lo que tendríamos que leer. Ya, el pasado día, las risitas de "Aurora", no eran de recibo al encontrase con un "Hipólito" avergonzado y timorato a la hora de contar su problema. Hoy, ha sido lamentable, vacío de gracia y carente de morbo. Dos personajes serios haciendo de alcahuetas chambeando sobre un secreto profesional.
ACTORES DE LA TARDE:
EL ELEGANTE ALEJANDRO SIGÜENZA Y LA PRODIGIOSA CARLOTA BARÓ
A estilo de aquel cine costumbrista de Fernando Fernán Gómez y Analía Gadé con toque elegante y de clases sociales en la cocina, muy del realizador Joseph Losey, me ha recordado mucho a filmes soberanamente estéticos y críticos de este director, como podríamos llamar filmes de "arriba y abajo".
Para mí ha sido una secuencia buena y a estudiar. Llega esta pareja en un momento de cambio, cuando las costumbres se liberaban, el amor triunfaba en la "Casona" a pesar del peligro, que aspiraban a un desclase de las clases privilegiadas dentro de un tema tan interesante como la identidad de dos seres que se aman y su necesidad de estar juntos. Los tiempos y las sociedades cambian y el ambiente claustrofóbico y sucio de "La Casona" se hace luz. La sonrisas congeladas se transforman en piquitos de besos y en labios sonriente de dulce felicidad.
El hogar como paraíso e infierno, protagonista de setos elegantes momentos que no forman parte de las historias de amor vehementes o cornúpetas, pero es sosegada y bella como es el derivar del amor entre un hombre y una mujer. Con una interpretación brillante de Carlota que sigue por delante de él, a pesar del traje engalanado para el pinturero novio, una actriz que de modo sutil nos arrastra por los primerizos tiempos de la relación en pareja y un retrato magistral sobre cómo siente y duda la mente de una mujer.
Magia, autenticidad y sentimiento en "Mariana" que nos ha mostrado esa dualidad del hechizo placentero y de los rasgos que las preocupaciones surcan en el rostro y hacen chispas alicaídas en los ojos. No es un amor embriagado de pasión es recortado pero válido, donde se impone la palabra y el abrazo con beso chiquilín y una cálida hoguera aviva unos conflictos domésticos que los unen más y les hacen desearse mejor.
EL MEJOR JORDI: EL SELVÁTICO Y VIOLENTO JUSTICIERO
¡Se agradecen cumplidos!. Me indigna la hipocresía de la gente que cuando no me gusta algo de Jordi me llaman hasta desgraciado y cuando le alabo, nadie dice nada si están de acuerdo o no en mis apreciaciones. De lo cual deduzco que sólo quieren lincharme.
El mejor Jordi, y buen Jordi, es el estos cruces violentos que procuran una tensión dialéctica inusitada. Si se va de la serie próximamente, me daría mucha pena.
Violencia en imágenes muy gratificante y son de un estímulo poco frecuente. Con las imágenes se genera adicción, se convulsionan los espíritus, fotogramas que hechizan y desbordan un fuerte desasosiego.
PREMIO A AÍDA DE LA CRUZ. Por un instante en el que le desea pudrirse en la cárcel donde no sentirá el mecer del viento ni podrá oler el olor hermoso de una mujer. Eso se llama ir al grano con asfixiante dialogo, cruel y de álgida emoción. Un revés sonoro, suave y apocalíptico lanzado contra "Fernando".
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