EL "OTRO" HERNANDO DOS CASAS

Cada tarde asistimos a un espectáculo de televisión propio de aquel cine que, desde los años 20, desde Robertson hasta Lang, Hitchcock, Victor Fleming, inundó en títulos extraordinarios los trastornos de la doble personalidad que hacían transformarse a los personajes en terribles hombres contradictorios con otra personalidad.

Es lo que me parece sufre "Hernando" un trastorno disociativo de identidad sin necesidad de mutarse el cuerpo y que Ángel de Miguel interpreta desde su formación académica con total solvencia y espíritu televisivo. Es el otro "Hernando". Como ha quedado patente en el capítulo del viernes. Un personaje que parece sacado enteramente de Stevenson donde ese "otro" está en nosotros mismos.

Ángel de Miguel siguiendo los cánones de los actores que reflejaron a Jekyll y Hyde tiene dos tipos de registro. Uno, bondadoso de mirada arrebatadora para con sus amores "Beatriz" y "Camila", interpretado con sobriedad pero con miradas que arrebatan; y el otro que muestra una mirada escalofriante y expresión que da miedo auténtico y que recuerda a Vincent Price como dijimos en las primeras crónicas de "Los Manantiales".

En "Los Manantiales" aparecen diariamente, y más que vendrán, grandes problemas morales y psicológicos de doble personalidad, de verdad y mentira, de un personaje que no deja de interesarnos porque resulta sombrío en su trauma aún no desvelado. Brillantez en el argumento y en el actor que da dos caras de la misma moneda para caer en lo más profundo de un desequilibrio que rompe con el auténtico "Hernando". A mi me deja embelesado más con esa aparición de "Rogelia" (Inma Alcántara) que es como una memoria y participante de los hechos, en sus cuitas con el enigmático "Hernando", recordandome  a aquellos actores que narraban al inicio y final el filme y  formaban parte del mismo. Algo así como Joan Fontaine en el inicio de "Rebeca", en la voz de la simpatiquísima Mercedes Mireya aquí entre nosotros en el primer doblaje, donde vuelve en sueños a la antigua mansión y rememora lo que allí ocurrió. Aquí "Rogelia" parece nos da pistas de lo que sucedió y vuelve en muchas tardes  a rememorar aquellos días de juventud de su "señor" sin decir mucho más. ¡Es precioso!

Espero que no adulteren un día esta historia, destrozándola como han hecho con otras y conserven ese aire tétrico que sale de este hombre aislado en sí mismo, involucrado en una trama expresionista donde el personaje, muy bien interpretado, se manifiesta con una disfunción que muestra a otro ser que se refleja en la cámara y que nos fotografía imágenes diferentes de su personalidad a cada momento. ¿Quien es el auténtico "Hernando"?

Queda perfecta esta historia narrada en los años 20 del siglo pasado ya que a finales del siglo XIX, sobre todo literariamente, se dio una corriente de contraponer dos personalidades en el ser humano. Ya la filosofía vislumbraba, como crítica al idealismo de Hegel,  que el ser humano estaba en crisis por la debilidad de la voluntad; algo que los románticos suponían como dos personalidades que coexistían y que se sustentó mucho Nietzsche. 

Pero en esta trama y a pesar del lujoso escenario, asombrosamente, tiene mucho de tradición gótica, aunque no haya castillos melancólicos y fantasmales en ruina, sobre todo por el personaje "Hernando Dos Casas". Si Alex Gadea fue el "Fabrizio" de Stendhal  en "La Cartuja de Parma", un idealista y romántico, un joven militar animoso en sus inicios al que la fatalidad le acompañó siempre y le dió amores desgraciados (aquel Gerard Philippe inolvidable); Ángel de Miguel interpreta a un personaje huraño, solitario, que se desdobla y que tiene mucho de la grandeza de de Jekill y de la melancolía de Hyde. Está maravillosamente entregado al sortilegio y la fantasmagoría. Y es un poco este personaje, como lo fue la literatura gótica de las sacudidas revolucionarias de Europa, es el resultado de cómo los procesos sociales convulsos que se vivían en Europa y España (y que desgraciadamente los guionistas están haciendo una chapuza que huele a propaganda política todo lo de los anarquistas), producían este tipo de personajes donde además de lo bello y sublime del amor coexiste lo extraño y fantasmal. "Hernando" es un ejemplo de tiempos cambiantes, de terror en un país por el declive de modelos productivos y sobre todo es hijo de un cambio literario en la novela naturalista  a finales del XIX. De ahí surgió el género gótico y dio el sorpasso a los personajes que se mutaban casi demoníacos.

Se nota que los protagonistas de esta trama son gente seria y preparada para su rol porque de lo contrario no podrían poner tanta pasión y trabajo en "Los Manantiales" creando esa atmósfera que nos hechiza cada tarde. No me cabe duda. Cultura de la buena en esta trama. Y unas interpretaciones que nos retrotraen a las mejores de entre aquellas de la televisión que se realizó en Prado del Rey.