LA VOZ DE BEATRIZ

ACTORES:

ÁNGEL DE MIGUEL, YARA PUEBLA, GIULIA CHARM, IVÁN MONTES, UN FORZUDO Y MAURICE CHEVALIER.

Precioso final que esperábamos todos. En un capítulo que ha contado con dos puntazos. La sorprendente apariencia entre el forzudo engañado por un truco en "los pulsos", con aquel actor cómico del mudo Roscoe Arbuckle ("Fatty") y la llegada casi surreal de Maurice Chevalier. Aquel Chansonnier, un icono de la cultura francesa de entre-guerras. Un dandy suburbial, de humorada cándida y sonrisa picarona y que miraba siempre a los petons de las mujeres. Maurice ha sido de los actores más educados y caballerosos que ha dado Francia. Nunca perdió su origen humilde y era refinado y, a diferencia de la casposidad de la gran mayoría de actores franceses, sabía estar en cualquier reunión siendo muy bien aceptado en las fiestas que los banqueros y burgueses daban en París para la alta sociedad. Mi tío abuelo Avelin, que sirvió de valet de chambre en casa de banqueros judíos en París, siempre me destacó el porte y la educación de Maurice, un hombre pulcro frente a la mayoría de actores groseros e inadaptados de la farándula francesa que eran despreciados, cuando acudía a los saraos con su novio. Ver en PV esta tarde al prota de "El desfile del amor" o de "La viuda alegre" de Lubitsch, el existencialista de "Paris sera toujours Paris", ha sido un gran regalo.

Regalo como ha recibido en esa última secuencia impagable de cuando ella, "Beatriz", ante un cierto desconcierto en "Hernando" le ofrece bombones y le habla ante la estupefacción del protagonista.

De un simple momento se ha hecho una pequeña maravilla televisiva. Basada en un comportamiento natural, sin buenismo sentimentaloide, porque en uno instante "Hernando" se da cuenta muy emocionado que la voz ha vuelto en su hija, que sigue siendo tan buena como ya lo era, que él la ama con locura como padre y que todo lo ha resuelto la naturaleza; la alegría vuelve y da más vida a "Hernando" y la vida continua más felizmente. 

Esta capítulo de "Beatriz" ha sido la ruptura con esa bella y acertada historia de una minusvalía física ya superada, así como un comienzo ahora de un recorrido hacia la autosuperación, un viaje desde el temor, el aislamiento y la inseguridad hasta la luz y el encuentro con esa palabra que unir´ra más a los protagonistas de este bellezón de historia.

Y me ha gustado que, hasta el presente, no se ha presentado el silencio y la mudez como un fracaso por una necesidad imperiosa de decir algo, ella estaba segura en su silente, y la garra interpretativa de los actores ha hecho que sobresalga en Giulia más la fuerza interpretativa que la voz, como en su familia la ternura no ha necesitado más guión.

Iván se lo sigue trabajando. Destila todo tipo de registros: alegría, jovialidad, optimismo, tristeza, abatimiento. Transmite muchos sentimientos de cohesión en esa familia de chuletas y chismosos de los "Castañeda".