"BEATRIZ DOS CASAS" TAMBIÉN ESTUVO ALLÍ

ACTORES: 

SELU NIETO, ÁNGEL DE MIGUEL, JAIME LORENTE, MARÍA BOUZAS, YARA PUEBLA, IVÁN MONTES, CARLOS DE AUSTRIA, GIULIA CHARM E INMA ALCÁNTARA

Un potentísimo final para un capitulo construido de pequeños momentos deliciosos. Nos queda la asombrosa revelación de quien es en realidad "Beatriz". Algo que por intuido o sabido no deja de haber sido interpretado con absoluta franqueza por parte de Jaime y de Yara, restando de culebrón y adquiriendo la categoría literaria de aquellas radionovelas de los 50 o 60 que impactaban con la pregunta clave dejando congelada la emisión hasta el día siguiente. Las que escuchaban mis abuelos y padres y que tan feliz les hacía. Por un momento me ha parecido escuchar a cualquiera de aquellos actores de Radio Madrid dejarnos sin respiración ante la revelación de la inédita identidad de la pupila de la casa. Cerrando los ojos parecía una dramatización radiofónica producida como radionovela. ¡Qué tiempos! Mi madre falleció sin conocer al gran Teófilo Martínez. Que por cierto recuerdo que cuando hablaba con él daba más miedo que cuando doblaba a Karloff o a Lionel Barrymore. Disculpen esta licencia pero me sonó a radio antigua dicho en el mejor de los sentidos.

Por supuesto la secuencia final ha sido la más rotunda por su misterio y enganche con una intriga que va creciendo y que me tiene al televisor después de preparar el programa de mañana. Sobre todo por la interpretación de Jaime cuando descubre que, una persona, estuvo en los sitios en épocas diferentes. Desborda una épica misteriosa y un enigma emocional que sólo deseamos ya saber el desenlace que se presenta peliagudo. Conmovedor e intenso "Elías" al lado de una "Camila" que algo dentro de ella se derrumba pero que sigue creyendo imposible que "Hernando" sea un monstruo. ¡Atención! que ella  ya adelanta mañana que tiene problemas para volver a Cuba. Y me sigue pareciendo que la sombra de la novela de Cornell Woolrich, de doble personalidad, romance, drama y misterio y que Truffaut llevó al cine en "La sirena del Mississipi", están cada día más presentes en ella. Como me ha sorprendido hoy hablar del cráneo acusador de la mujer en el pozo, paralelo al relato que comentamos el pasado día sobre esa fantasmagoría misteriosa y muy fatalista que escribió Pedro Antonio de Alarcón y que Rafael Gil llevó al cine en "El clavo". Una argucia para un crimen ingenioso o un azar fortuito con apariencia de crimen. Pero sobre todo ha sido soberbio esa coincidencia atemporal de una persona en dos lugares diferente que significan los mismo y acaban en trágico destino. Un entresijo diabólico dicho con palabras y garganta seca del pánico que da, porque rezuma a cuento gótico de fantasmas, apariciones entre la duermevela, melodrama romántico sobre la realidad que fue, que fascina.

Por cierto, lo de "El Príncipe" que ayer comentamos esconde  en el "Intendente" y en otros muchos protagonistas de la última hornada, algo de Maquiavelo:  Nada es lo que parece y nos queremos parecer a lo que no somos. "El Intendente" observa la casa de su padre, disfruta pensando un día será también suya porque es hijo de "Salvador Castro" (hoy ha sido clarificador cómo se ha quedado con una treta con el libro y anotaciones de su padre), cree que "Francisca" mató a Salvador, y está tan bien interpretado y dirigido que en cada momento sugiere de su parentesco.

Momentos a destacar: la humillación de "Elías" por parte de "Hernando" bromeando con el futuro competente de "Matías"; el gesto enfurruñado de "Elías" ante tal situación; el propio Iván Montes que está sublime en la secuencia de verse honrado por el patrón de tal modo; la secuencia de la gabardina y el escapismo de "Elías"; las miradas con incredulidad de "Hernando"  ante las patrañas del "Químico"; ese tour de force en torno a una mesa y una digestión donde se acechan unos contra otros, todos fingen y alguien va a ser detenido. Y una pregunta que me hao y que puede pasar desapercibida: ¿De qué conoce "Hernando" a "Elías"? y si me cuestiono si "Elías", que proviene también del lumpen, no tuvo nada que ver con lo que ahora estamos descubriendo. Ese juego de claroscuro que tanto llevó al cine John Huston, en "El hombre de Mackintosh" por ejemplo, se revela con fuerza en estos capítulos. 

Ha habido dos momentos geniales de Selu esta tarde. Uno en "La cantina" cuando hemos visto en él al mismo Woody Allen en sus soliloquios neuróticos para convencerse de lo que no puede ser porque es un desastre con todo. Un homenaje delicioso a Woody (por cierto es un señor encantador y más asequible que la mayoría de los directores españoles). Esta tarde se demostraba a sí mismo que era lo suficientemente desastroso y poca cosa como para triunfar por sí mismo. Tan hipocondríaco, tan en crisis con él mismo y que al final puja por ser él mismo, como Woody.

Y un aplauso a esa melodía que Álex Conrado compuso y que la han fusilado para escuchar a la horrorosa cantante de Ana Belén, desvirtuando los títulos de crédito, y que nos la ofrece en algunas tardes "Hipólito Mirañar" y que me inspira recuerdos deformados y cómo suena la realidad a través del sueño de un chiflado maravilloso y memorable como "Hipólito". Cuando a Selu le quitan al pelma de "Onésimo" que sale sólo para chupar cámara e ir de graciosillo con andares presurosos de ir corriendo al baño, recupera sus esencias y sabiduría, sobre todo con Sandra Cervera que ha sido siempre su mejor pareja.