UN INSTIGADOR DEPRAVADO

ACTORES DE LA TARDE:

JAIME LORENTE, ÁLEX GADEA, YARA PUEBLA, GIULIA CHARM Y ALEJANDRA ONIEVA.

Espléndido Jaime Lorente en ese su rol entre obsesiones y desequilibrios,  de persona capaz de atormentarnos con sensaciones similares a las de la vida real pero prefabricadas.

¡Miel sobre hojuelas. Una gran secuencia de instigación depravada inmensa, como está estos días Jaime Lorente de poderoso que se come la pantalla, absorbido en sí mismo intentando demostrar que "Hernando" es un asesino para convencer a "Camila", con la misma falta de conciencia y sentimiento que victimariamente se hace el bueno con "Beatriz" (hoy muy bien Giulia) y le ofrece ayuda y le pregunta cómo pueden perdonarle las dos mujeres. Un individuo disociado este "Elías" que tan pronto se comporta como un  psicópata, que acusa o pide perdón de un modo preparado, carente de moral, y cuya emociones han desaparecido y sólo existe en él un individuo sin sentimientos que de modo estentóreo y pretencioso a cada cual le dice lo suyo sin importarle la verdad o los sentimientos de los demás. Sólo instiga. Muy complejo personaje, fantásticamente interpretado, que lleva mucho de la agitación sobre una situación que requiere prudencia y calma y que en la perturbación intenta controlar y dominar. ¡Excelente!

Inmenso momento de gran nostalgia volver a ver a "Tristán" y a "Soledad", a Álex Gadea y a Alejandra Onieva, en la moviola de lo que sucedía en aquel imborrable ESDPV, ocultando un crimen. Ellos nunca morirán y siempre siguen estando presentes en el protagonismo de aquellos puenteviejinos que hicieron historia y crearon las más bellas historias de amor de la televisión en muchas décadas. Un personaje "Tristán" de la novela romántica realista de Stendhal. ¿Que mujer no soñaba en aquellos días de que un apuesto caballero como él de enamora de ella?. Absolutamente emocionante volver a ver a Álex. El mejor amante, el más desgraciado al que persiguió la fatalidad sin piedad; actores de leyenda como sus personajes, enamorados apasionados, soldados audaces, caballero del "Jaral" o superviviente de Cuba. Viudas desconsoladas en su plena juventud como "Soledad". Personajes que siempre brillaron con luz propia desde una magia interpretativa de perdedores y de enormes personas de corazón que no les cabía dentro. En él siempre estuvo presenta la idea de la justicia, de la nobleza en el amar, la pasión, la vida y la muerte fueron sus fieles compañeras. Y Alejandra, tal vez la actriz más guapa que pasaron por la serie, fue la inolvidable "Soledad" que se fue haciendo poco a poco, pero fue la transgresión a un sistema totalitario de "La Casona" que imponía unas severas reglas que ella se pegó el gustazo de rechazarlas. Un puntazo, bueno dos, traerlos hoy en conserva. Entonces... ¡Éramos más jóvenes! Cuando se escuchaba la sintonía de Álex Conrado para dar paso al capítulo diario y no ese engendro de la enchufada Aba Belén.

La secuencia de "Elías" recostado en la vitrina tras su nuevo intento de buscar la complicidad y el amor de "Camila" y fracasar de nuevo es antológica, es patético verle impotente así, sólo y desesperado, perdedor, en esa posición, tras el nuevo rechazo de "Camila". "Elías" está francamente muy mal. Y el actor se despega cada día más en este rol muy difícil interpretar con credibilidad a un hombre profundamente perturbado, cuyo desequilibrio se acrecienta más cuanto más rechazo obtiene. Entonces los ojos de psicópata asoman, la mandíbula amenaza con una demencia demoníaca, el gesto se tiñe casi de odio ante la impotencia de la que es víctima para que "Camila" le acepte y ya nada le cubre las apariencias para cubrir sus intenciones de dominación y poder y satisfacer su necesidad vital de verse dueño de la finca y satisfaciendo sus morbosos impulsos. Y Jorge Lorente tiene mucho mérito porque cada cada día ofrece un registro diverso, diferente, cada vez mejor ante un guión que escribe lo mismo en todos los capítulos. Rememora culturalmente a tanto clásico del cine y de sus mentes perturbadas que fueron desde vampiros, estranguladores, asesinos caníbales, hasta solitarios psicóticos o acosadores criminales. Te lo podías encontrar en "El resplandor", "El silencio de los corderos", "El fotógrafo del pánico", "Nosferatu", "Psicosis", "Fargo" o interpretando a "Judas" en "Jesucristo Superstar". ¡Casi na!

Un actor absolutamente expresivo en el que se capta expresiones y emociones verídicas de un tarado. Su interpretación, que no el reiterado texto diario de unos señores que cobran un pastón por reincidir en el mismo texto,  nos trae un reparto de crudeza, sadismo y misoginia sin gota de sangra. De hecho, el vampiro, se mordía  a sí mismo. Es el lado oscuro del hombre con traje y que se presenta bipolar a conciencia ante cada uno, mostrando un registro diametralmente opuesto según a quien intente acaparar. Un enorme personaje taciturno, enredador, huraño, encantador de serpientes cuando lo ve necesario y siempre muy perverso: creo es un personaje de culto, como lo fue Álex Gadea". Jaime del cine de terror y Álex de la novela romántica de ficción histórica, de Dumas o Stendhal, y del cine de capa y espada de George Sidney y de Richard Thorpe

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Jaime hoy ha transformado un momento que podía haber resultado anodino y machacón, en algo excitante, innovador en el lenguaje televisivo, un registro inteligente y de amplias referencias. Es que parece natural, que le sale de este modo, es tal la complicidad con el personaje, que le viene rodada la psicosis. Y algo que es inherente a la dirección de la trama e interpretación ha sido, en esta secuencia con "Camila", ese plano-contraplano no sólo técnicamente filmado sino esa condición asustada y un tanto inhibida de una mujer que desea creer en la inocencia, firme en la defensa de su esposo, con la fría capacidad para inocular el mal de "Elías". Ha sido la psicología de la condición humana la que ha desfilado esta tarde por "Los Manantiales", una reflexión locuaz e impresionante sobre el mal queriendo atraer al bien. Momento lacerante, novedoso y crepuscular en la serie. Ni María Bouzas lo haría mejor ni con tanta sutileza y estilo. Levanta la moral en esta tarde lluviosa y otoñal aquí en Francia.