lunes, 22 de agosto de 2016

IL FIGLIO DI INES


Lentamente salutiamo Fariba
Non aveva lasciato la serie. Qualcuno voleva


ACTORES DE LA TARDE:

FARIBA SHEIKHAN Y SELU NIETO


Ha sido un momento de encuentro de una madre y su hijo en brazos, precioso. Nada de melodramatismo, hilvanado interpretativamente con absoluta emoción contenida pero fuertemente impactante. Viendo a Fariba esta tarde aún me pesa más su partida que me parece más incomprensible porque, sin ella el serial, se va a quedar más que tocado. Ignoro por qué se va pero no me gusta que se vaya porque, además de hacerlo muy bien, creo su papel puede dar para momentos muy interesantes porque sabe interpretar ante la cámara de modo sencillamente poderoso (frente a otros que se lo toman expeditivamente y como relleno de otra actividad y que no me merecen aprecio porque están a la que salta y sin embargo Fariba lo da todo y esta gente es la que debe de trabajar en este país con preferencia, no los que están a la que cae y se lo toman como sucedáneo). experta en dar un aire romanesco a los dramas familiares y un aura fantástica a los amores prohibidos, está tocada de un registro muy sencillo y humilde que sabe realzar las mayores tragedias griegas acercándolas al folletín y otorgándoles una densidad de costumbrismo muy dignamente popular.


Fariba y Aída son de lo mejorcito de la serie hoy y han sabido aprovechar el tirón de unos complejos personajes antitéticos los dos. Veremos los que vienen si nos interesan porque difícil tiene superar a estas dos actrices. Y si quieren jalarnos el tarro con personajes chicle que leo por ahí o eso parece, casi de diseño del corte Inglés, no nos van a convencer.


Aparte de mucho de lo griego esta tarde, la secuencia y que creo ha sido bien comprendida por la actriz, tiene mucho del cine de Ozu, conmovedor, una expresión de poesía pura del sino japonés. Secuencia excelente que semeja que no ha sido filmada sino que es como un retrato de algo real que estaba ahí y que así lo filmó el director sobre lo que vivía una madre que aplicando la razón y el sentimiento descubre el parentesco de la criatura. Exquisitez pura y mucha contención trágica. Capta la palpitante maternidad ante la tumba vacía y con piedras mientras que la lógica le muestra quien es la madre real de"Beltrán". Ella misma. Momento que capta una palpitante maternidad en toda su complejidad y emoción sin contemplaciones folletinescas y referencias apáticas de culebrón



Quien deje marchar a Fariba, si esa no fuera su decisión, está muy equivocado y hay que decirlo porque, por desgracia, en este país, el negocio duro y pelado impera por bemoles y se pierde tanta gente por el camino todo para que otros crean van a ganar más. No se si se irá ella o no pero si no fuera esa su decisión, es lamentable dejarle partir. Ha sido con Megan, Carlota Baró, Alejandra Onieva, Sandra Cervera, una auténtica revelación. De entre las mejores y quizá la mejor y única en algo que seguro las plutocracias que están tras todo no han sabido apreciar y lo digo como homenaje a Fariba Sheikhan. 


Esta tarde lo ha demostrado con diáfana evidencia: Cómo ha sabido acariciarnos profundamente con sus miradas humildes y cabizcaídas (hoy que hay tanta actriz gritona, cazallera; ella, Fariba, por el contrario, tiene mucho del cine oriental y de la grandeza de la sangre que también corre por ella. No se mueve tanto ni habla demasiado, gesticula y penetra con su sufrir ocular, llora por todos los lados, contiene el cuerpo y guarda esos memorables silencios que son gloria bendita por la tarde, sabe esperar y reflexiona antes de hablar y de actuar en plenitud. Es de una contundencia, demostrándolo esta tarde como en tantas otras, por la sutileza en la deducción de su maternidad; por la contundencia maravillosa de comprender por qué se sintió siempre madre.


Nos ha hecho sentir ese su vacío en el alma durante tantas tardes y hoy la plenitud del amor de una madre que reencuentra a su hijo que creía muerto. Arte puro en Fariba. Es que la sensibilidad de esta actriz es inmensa, sólo hay que descubrirla y saberla dirigir y Pablo Guerrero que mana  de muchas referencias cinematográficas ha cambiado con ella el chip occidental para trasladarla a un cine de culto oriental que no nos deja de cautivar por su esoterismo y poesía pausada e inteligente.
Hay una madre en un filme que vimos en el Festival donostiarra hace unos años que pudimos ver con satisfacción, de Ghobadi , la bella película": Las tortugas también vuelan" que me ha recordado en una secuencia a estos momentos sublimes con Fariba esta tarde, cuando una madre reconoce  a su hijo y aquello que ya parecía que nada valía nada recobra, en medio del drama, una expectativa inusitada y amargamente gozosa.




Momento también que refleja también, como referencia, el neorrealismo italiano, aquella inolvidables madres angustiadas de De Sica, Visconti o Rossellini con aquellas historias cotidianas a las que les daban su importancia y que supieron comprender algo que la gran Fariba asume en sus interpretaciones: que la poesía nace de la confrontación y realidad. Para que se enteren tantos garrulos como mandan por ahí sin tener ni pajolera idea y para los que sólo ven en morados de euro.



Mención a un Selu en uno de los mejores momentos de su paso por ESDPV. Ha sido como aquel "Don Quijote" o aquel "Maestro de ceremonias" de "Cabaret", el gran Joel Grey en la voz de Juan Logar, pero a la inversa, sin acidez ni lascivia de la vida frívola, sino ingenuidad a lo Capra, seducido por la belleza que sus ojos inocentes ven en una "Dulcinea" y no por la lujuria que ensucia toda pureza y que te acaba dejando tan jodido al final.

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