Confesso sono ancora amici con Fariba anche se non vediamo
ACTRIZ DE LA TARDE:
FARIBA SHEIKHAN
No podía faltar a su boda. A pesar de la manía que algun@s me tienen en la serie y que por supuesto no me invitarían como hacen con los escritores italianos a los que desde sus facesbook les invitan a conocer el percal de ESDPV. Los españoles que escribimos sobre la serie, para muchos fans y personal de esta buena serie, somos basurilla, advenedizos sin alguna capacidad, arrogantes y pobretones, acomplejados y pésimos periodistas, tenemos los apellidos largos y raros y peor aún, descendemos como los buitres carroñeros y además decepcionamos. ¡Vamos! "Mejor, lo dejais", nos han invitado muchos fans. Incluso para hacer una portada de mi libro con actores, nos reclaman, como hacía el protagonista Carlos Serrano, permiso de su vuecencia. ¡Mira, chaval! Igual te cobro yo por el trabajo. Pero no podía faltar a la boda de mi amiga Inés.
Pero voy a hablar de Fariba que buena amiga es. Me entristecí cuando
ayer le vi flaquear en su salud (a "Inés") y me adelantó, tal escena en
su intención visual, el final de mi apreciada Fariba en la serie. "Inés"
se va. Una chica a la que conocí en la presentación de mi libro y que
me cautivó por lo buena persona que es y lo amiga de sus amigos. No hay
nada de falsedad en ella, y tiene una gran madera de actriz, es
hipnótica, que posee en su serena figura menuda, una
fuerza descomunal, barriendo a todos los actores en la secuencia de la
boda (incluido su torpón marido, un "Bosco" que no estaba a su altura).
Tiene unos primeros planos que te quita el habla. Es bella y buena.
Muchos fans la pusieron a parir de modo sangrante, no tienen ni idea
porque "Inés" nos traslada a situaciones en las que todo es posible a
pesar de las enormes dificultades que tuvo para ser reconocida y
justamente tratada tras su detención.
Gran actriz que lo ha resumido esta tarde en la magistral secuencia
de la boda. Yo, que he asistido a todas, no me podía quedar sin estar
presente ciento trece años después, en la suya.
Entra en una iglesia con parsimonia y
lentitud, con el corazón encogido, quiere como que conozcamos cómo llegó
hasta el altar (un dato fundamental en esta entrada en la Iglesia),
estamos masticando sus desgracias, sentimientos y su luchadora
personalidad. Una entrada blanca y algo más apagada que otras bodas que
bien recuerda ese testigo de una época que es la inigualable Sandra
Cervera ante el marido calzonazos y Fariba que lo vive y dice todo con
humildad, sin histrionismos, sin "pasotes" y falsedades a las que
algunos actores son tan propensos.
Fariba cautiva en toda la secuencia, así como en las anteriores
cuando se prepara y viste para la boda, demuestra que es una buena
actriz que no necesita más que un primer plano para enternecer y
sobrecoger con su preciosa y lánguida mirada.
Desde su fragilidad transmite una fuerza sobrehumana, interpreta
sublimemente. Ello es muy bueno artísticamente pero en un país corrupto
como España es malo porque el público pide putiferio y grosería. Dentro
de años, se recordará a Fariba por lo que hizo en esta serie. Es
sencillamente fascinante, elegante y excelente su trabajo. Tiene una
belleza estética insuperable y una bondad interior que pude descubrir
cuando tuve la fortuna de conocerle en Madrid.
Fariba es la fuerza visual en un primer plano. Su alegría traspasaba
esta tarde de modo cohibido la pantalla. Hay actores de ESDPV que me
ponen a parir porque dicen que escribo raro. Ya me dirán si esto que
digo de Fariba está explicado de modo no profesional; como actores deben
saber a lo que me refiero. La mirada de ella en todo este capítulo, su
rostro, todo su cuerpo desde el cuello hacia arriba, impacta esa faz
retratada con tanta fuerza sin pretenderlo, de modo natural. Esta actriz
ha conseguido que cada fotograma suyo, dirigido por Pablo Guerrero,
adquiere un caleidoscopio de planos con un significado diverso y
diferente. A mí que se vaya de la serie, ignoro los motivos, me parece
una aberración.
A mí me ha encantado este momento. No porque resulte lacrimógeno sino
porque ha usado la actriz de sus ojos, de sus sutiles matices y sonrisa
para acercarse al hecho de una boda televisiva de modo tan entrañable y
bondadoso, brillantemente ala espiritualidad pedida.
Tiene tasto candor y maravilla PV que te deja extasiado. Siempre me ha importado todo, los ambientes, los interiores, los diálogos, las historias, las ropas, pero sobre todo los actores. Tal vez una boda con otra actriz resultaría anodina o irritante; pero elle Fariba lo transforma todo de una gracia y ternura que lo hace todo cómplice, bueno y cándido, algo inusual entre la agresividad de la televisión actual.
Tiene tasto candor y maravilla PV que te deja extasiado. Siempre me ha importado todo, los ambientes, los interiores, los diálogos, las historias, las ropas, pero sobre todo los actores. Tal vez una boda con otra actriz resultaría anodina o irritante; pero elle Fariba lo transforma todo de una gracia y ternura que lo hace todo cómplice, bueno y cándido, algo inusual entre la agresividad de la televisión actual.
Momento entrañable y portentoso sujeto a una espiritualidad
encomiable y de una fuerza visual inusitada. Con esa coletilla de
"Emilia" cordón umbilical con los padres de "Bosco", que es el nexo de
unión entre el ayer y el hoy, las generaciones venideras. Una boda
magnífica, menos relevante en apariencia que otras ya celebradas por
"Don Anselmo", pero con una puesta en escena llena de pureza, tan
compacta, simple y evocadora. Sobre todo lo que siempre me ha llevado a
poyar a esta actriz a la que tanta fanática ha despreciado hasta la
saciedad ha sido su aptitud interpretativa de gran homogeneidad,
es balsámica y transmite gran naturalidad y paz. Es una actriz nacida
desde confines del mundo para interpretar personajes pero para algo más,
para que aprendamos más de nosotros y respetemos aún más a las mujeres.
Una actriz que se nos ha casado en la pantalla y a cuya boda no podía yo faltar; si algo hecho de menos es poder comunicar sobre estos buenos momentos el cariño y aprecio que me inspiran ellos y el serial. Pero es imposible escribir cuatro días seguidos sin que te agravien unas exaltadas que nunca han admitido que los demás comentemos sobre el serial o lo veamos como nos dé a entender nuestra sesera. Y yo paso de complicarme la vida. Aunque mi gran cariño por Fariba me han obligado a destacarle en su papel, uno de sus grandes ya momentos que quedan en ESDPV. Una actriz transparente, de la humildad dotada, de la sencillez bien estudiada, correcta para trabajar en el cine francés que sabe valorar a los actores de modo más justo y que, con ese 15% del porcentaje de taquilla, aúpa a los que valen y no a los enchufados de mi partido, con el cheque de las subvenciones corruptas encima de la mesa, buscando adhesiones inquebrantables en este España pesebrera y abusona, donde el más plegado se lleva la pasta aunque no haga ni película.
No es fácil filmar una boda. Se puede hacer desde diversos planos. La
de "Pepa y Tristán" fue antológica y enorme, la primera de todas y
supuso una convulsión; la de "Hipólito" resultó ternura pura; la de
"María y Gonzalo" fue un remake actualizado de la de los primeros; la de
"Mariana y Nicolás" era costumbrismo puro y parecía el cine de Vadja
repleto de ternura y deseos de felicidad, candor y buenos sentimientos,
grandeza de actriz como es la de Carlota; la de "Candela" fue una
tragedia griega, romántica y renacentista hasta la bienaventuranza y la
exhibición de una grandiosa interpretación de Aída de la Cruz con un
agotado "Tristán" que quería morir o marcharse de la serie. Esta de hoy
ha resultado redonda pese a la competencia anterior. Fariba la ha
transmutado; él, Paco Ortíz, ha estado flojito.
Pero ha resultado toda la escena, ha sabido trasladar al lenguaje cinematográfico de la televisión, algo no tan sencillo como es el caracter psicológico, costumbrista e intimista del momento; la alegría y el calor humano entre dos seres que se unen en matrimonio tal y como sienten en esos momentos. Y el producto ha resultado muy creíble y satisfactorio. lo que en otra época sonaba a trascendental y apocalíptico, suena aquí muy natural y relajado. La misma entrada en la Iglesia ha sido tan sencilla que me ha encantado cómo los personajes no eran contemplados desde un rol determinado para una pura ensoñación, sino con algo más, con alma, lo que pone Fariba. Y siento decirlo, los demás actores, a excepción de la enorme Sandra Cervera, han estado graciosillos, repetitivos, llenos de tics llorones aprendidos de tanta boda anterior, pero la gran Fariba ha sido el cambio cualitativo por haber mandado a paseo el estereotipo de felicidad que imponían la dulzarronería y grandilocuencias anteriores.
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