domingo, 28 de agosto de 2016

UN ZINEMALDIA QUE NECESITA RENOVACIÓN



Antes de nada, mencionar a este director Rebordinos dos cuestiones:
Primera: que haber extendido el castigo de la expulsión y la censura sobre mí persona únicamente por denunciar las graves injusticias de ese Zinemaldia, haberlo trasladado hacia mis compañeros por acompañarme, prohibiéndoles informar, es algo reprobable que las Instituciones no pueden ni deben permitir: Rebordinos debía de ser cesado hoy mismo del Zinemaldia por maltrato emocional a mi compañera al impedirle, sin cargo alguno contra ella, ejercer su trabajo para con sus oyentes y lectores. El menosprecio que ha mostrado por una mujer trabajadora en prensa de muchos años en el Zinemaldia, no tiene acogida en un festival democrático.
Segunda: que no va a poder acallar a los incómodos y a toda la prensa sobre su mala gestión, si esta Edición del 2016 no es competente y competiviva,  aunque haya expulsado a un servidor o a quien desee sin derecho a réplica. Ya el año pasado le dimos la mayoría de los medios un toque de atención muy serio. Con el dinero público de 4 millones de euros nadie puede salir airoso al organizar un festival tan raquítico e intransigente como aquel, en el ámbito de un evento cultural de las características del Festival donostiarra, y menos en un país de tanta necesidad. Es una inmoralidad comprobar en qué se entierra el dinero de los contribuyentes. Desde el 2011, cada Edición es mucho peor que la anterior. Más intolerante y que pone en entredicho ante las instituciones la ecuanimidad y talante democrático que debe regir en un Festival que expulsa a periodistas que a él no le gustan. Yo no me voy a poner frente a ningun periodista, trabajador, colaborador o firma comercial que Rebordinos dice me acusan todos ellos; para mí, él el el único y primer interesado en que no sea testigo de su pésima gestión.



El señor Rebordinos, aún no ha comprendido que la prensa está para fiscalizar su labor y no para que él nos fiscalice y expulse. Es la diferencia entre la democracia y la dictadura. Mis oyentes están que rugen y no les falta razón. En su gestión no se admite la discrepancia, cuando él cobra dinero público por su trabajo, no lo hace bien y debe ser sometido sin duda a la censura periodística. Si no le gusta, ¡que se vaya!, pero que no arremeta contra humildes periodistas, sobre todo mujeres y sin mayor motivo, sólo porque le cantan las verdades del barquero. 
Lo peor no ha sido que este incompetente director del Zinemaldia, que maneja 4 millones de euros del presupuesto de otras tantas instituciones, me haya expulsado sin derecho garantizado 
a defenderme y con graves acusaciones que rayan la injuria, sino como he escrito ya que el castigo lo ha extendido a los demás miembros del equipo a los que, sin ningún tipo de acusación o reproche, les ha expulsado por formar equipo conmigo. Tengo a una compañera que se siente muy dolida al haber sido excluida sin miramientos y explicaciones, después de quince años en el Zinemaldia. Es el talante de este señor que acaba de comunicarme por mail que nadie del equipo podrá acudir a informar en esta 64 Edición, aunque sólo me acusa a mí de modo crispado, impropio de un director de festival, como incívico y maleducado entre otras lindezas que tendré que comunicar a mi abogado por si es pertinente demandarle.


Rebordinos nunca digirió mi artículo de clausura del Festival. En él, este periodista, democráticamente, hablaba de la ineptitud de este director y del resultado de un Festival anémico en la 63 Edición; del incomprensible despilfarro en unos tiempos tan gravosos para los españoles y para unos resultados tan paupérrimos y ofensivos desde lo que sobreentiendo yo por calidad cinematográfica y por encuentros de la ciudad con las gentes del cine. Ediciones como la del año pasado no dejan nada sino bochorno y sonrojo de cómo se derrocha, sin un mínimo amago de calidad o atractivo, nuestro dinero. Y pedía a las instituciones algo tan elemental y democrático como es que se estableciera un debate sobre qué Zinemaldia queremos. Yo he peleado porque este viciado y endogámico equipo de ahora, de ideas acomodadas,  hasta la saciedad reiteradas, falto de imaginación que reitera una fórmula del siglo pasado y ya agotada, incapaz y que no da más de sí,  este equipo fuera sustituido por otro desde ese otro nuevo proyecto y con un presupuesto adecuado a los tiempos. Este equipo clasista además con la propia prensa a la que distingue en razón de sus criterios. Y ahora ya un equipo que ha expulsado a un periodista aduciendo en una película que todos se quejan de él: firmas, medios, empleados, colaboradores.... ¡TODOS! Es el enemigo público que debe salir.


Este artículo de abajo me supuso la expulsión pero no exenta hoy de acusaciones muy graves que para mí supone una ofensa grave, han afectado a mi dignidad y menoscabado mi integridad psíquica y moral, y a las que nadie me ha dado la opción de responder o defenderme. Se me ha juzgado y sentenciado, condenado, sin que yo pueda saber los cargos, ni quienes me acusan o si es verdad que alguien, que lo dudo, pueda dar razones válidas para las recriminaciónes que tampoco conozco en su especificidad; sólo vaguedades y dimes y diretes, "dicen de tí", alcahueterías que proviene de personas que no sé de su existencia, ni me concretan lo que inculpan y qué intereses puedan tener en manifestarse así y  amí nadie me ha escuchado. Es que además no me lo creo. Cuando algo es verdad se airea y se da opción de réplica. Yo no he cometido algún delito, he opinado y denunciado el Festival de Rebordinos, con todo mi derecho y razón para hacerlo y el de mis oyentes para recibirlo. Es mi linea de prensa y programa y el que no quiera que no me escuche o lea. 
Pero esto me ha hecho mucho daño; atenta contra mi honor, trabajo y menosprecia una carrera de 30 años en el Zinemaldia. Es muy grave. Todo está basado en infundios inauditos, sin pruebas sustentadas y contrastadas y con afirmaciones rotundas donde ya, al final, este señor se permite el dislate de llamarme incívico, falto de educación e impresentable en este evento. Y saben por qué: porque no tolera la crítica y su respuesta es la confirmación de ese aire de incompetencia y sectarismo que yo denunciaba y así me ha dado plenamente la razón. Nadie puede dar crédito a algo que, como en las dictaduras mas chuscas,  se sentencia sin pruebas, juicio y sin defensa para acabar dando cobertura a lo injustificable en una sociedad democrática: que se cercene la libertad de expresión en una resolución más grave en cuanto todos pagamos, es de todos los españoles, y deja a ciudadanos sin información y a compañeros expulsados por estar conmigo.
El Festival está corrupto, es decir viciado y no representa al sentir de una Ciudad donde unos señores y señoras, como acaba de demostrarse, expulsan sin más explicaciones que se sustenten en algo justo y confrontado. Por este sistema hoy, soy yo y mañana, cualquiera. El cenáculo puede actuar como le venga en gana sin más explicaciones porque tiene la sartén por el mango. Pero señor Rebordinos: la honra es sagrada.


Rebordinos ha traído al Festival, como ningún otro, y yo lo vengo denunciando, unas flagrantes injusticias y humillaciones que hieren a muchos periodistas de la "Tarjeta verde" que callan porque tienen miedo y que también pagan su estancia en el Zinemaldia: 40 euros y con mucho sacrificio. Es ofensivo cómo se nos desplaza de "Encuentros en el Festival", por ejemplo entre muchos apartados, todos los días al mediodía, en los bajos del Kursaal, donde sólo una élite de periodistas a dedo de Rebordinos puede acudir y los demás somos expulsados sin miramiento. Los periodistas de "Tarjeta verde", a la mayoría y que somos los que hacemos grande al Festival, nos tratan como carne de cañón y somos ninguneados hasta la afrenta en muchas parcelas del evento. No es justo. Y ello se ha agravado con Rebordinos que ha creado una auténtica oligarquía de notorios y personas que se encuentran por encima de los demás aunque no sean sino invitados de cortesía y allegados por su importancia social o política. Y si algo he discutido yo y he tenido enfrentamientos, que nunca han sido personales sino profesionales (está grabado y escrito todo), ha sido por amparar la justicia e igualdad, por defender a mis oyentes o lectores, a mi equipo, a mis compañeros de la prensa que los he visto humillados por Rebordinos y con los que siempre me he solidarizado y jamás he tenido algún enfrentamiento personal. Yo les he escuchado a los de la "Tarjeta verde" hasta planear un plante porque están hasta las narices de Rebordinos y de sus desprecios. Me voy con la cabeza muy alta por haber peleado, en compromiso con mi audiencia, para que nuestra Ciudad de Donostia tenga un evento más democrático, con gente capacitada y del que poder sentirse orgullosos. A mí, la pasada Edición, me dio vergüenza ajena y me resultó escandalosa al comprobar cómo se van los dineros de los contribuyentes en semejante fruslería. Ni un euro más para este equipo.


Reitero a la Instituciones que debatan sobre un nuevo modelo de Festival desde otros parámetros económicos y políticos, de control público en la dirección y personal; donde no quepa el que seamos expulsados por dictado y donde el ciudadano salga perjudicado porque no recibe la información; donde podamos informar todos y todas en la Euskadi democrática de hoy con absoluta libertad de opinión y mostrar nuestro amor al Zinemaldia y a la Ciudad de San Sebastián; donde nadie sea discriminado por su ideología, humildad o color de tarjeta. Yo me siento muy orgulloso de mi trabajo en el Zinemaldia en estos treinta años que, por cierto, Rebordinos, no me tiene que explicar de su importancia como lo ha hecho en el mail y que conozco mejor que él. No hemos cometido delito y sólo hemos informado durante años. Todo es mentira. Pedimos a las Instituciones, respeto para nuestro trabajo de años, como lo tenemos de nuestra audiencia.




2 comentarios:

  1. Me da vergüenza ajena de que nos manejen todas estas,gentuza s Sois claros y sinceros por eso os quieren amordazar YO CON VOSOTROS

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  2. Tienes mi solidaridad José Ignacio. Son unos sinvergüenzas

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