jueves, 15 de junio de 2017

JAIME, UN ABOGADO LLENO DE PREJUICIOS.


¡Menuda lección le ha dado una mujer, su hermana "Alba", a este dogmático, intransigente y sabioncete de abogado de los "Novoa"! Ha sido una buena secuencia, ese desafío que "Maroto" le ha lanzado al pequeño burgués de "Jaime". Él, "Jaime", no está libre de sospecha: de hecho fue de algún modo obligado a despedirse al margen de que maltrataba a su propia hermana. Parece como que, él, no necesita coartada. Pues "Jaime".... igual que los demás.
"Jaime", como muchos progres de aquella generación, está lleno de prejuicios y suspicacias y nunca se sabe lo que, la apariencia, oculta. Él mismo puede ser un asesino y tal vez se esté cubriendo. Y se presenta en la cárcel amenazando y condenando de antemano a un hombre que es una evidente cabeza de turco pero del que tampoco estamos seguros que no sea el asesino. 


He visto desbarrar sectariamente a "Jaime" en ocasiones diversas; esta tarde, una de más. Puede que sea un asunto entre ricos muy ricos, y yo creo que por ahí va la cosa, pero un abogado y se lo dice sabiamente su hermana "Alba", tiene que buscar pruebas para defender la inocencia y no culpabilizar a los demás porque tengan una ideología comunista y no te caigan bien porque montaba follones en la empresa. Son las contradicciones de un abogado que cree en el gran comunista de Grimau y no en el trota huelgas que tiene enfrente. Le deja planchado su hermana cuando le habla sobre la advertencia que hizo a la organización de la Vuelta sobre el atentado.



En el fondo y superficie es un burguesito que calienta el trasero en un despacho; que desprecia a la clase obrera; que la culpabiliza sólo por su humilde y débil engranaje en el sistema de producción y que tiene mucho que aprender aún sobre  la grandeza y penuria de una profesión donde la verdad tiene muchos prismas y todos son inocentes, en principio, para su abogado defensor. Cree en Grimau y juega al progre sobre causas mayores, pero no en "Maroto" al que detesta porque es un pobre hombre y porque, a su empresa, trajo conflictos y hasta agresivamente personales.




Con "Maroto" está metiendo la pezuña y las acusaciones recíprocas del comunista encarcelado le han soliviando y ha ido a llorarlas ante "Nuria". Típico de este niño que no cree y algo arrogante en ramalazos que le dan. Decirle a "Jaime" que se baje del pedestal que, él, puede ser un asesino de igual modo. Que también anduvo por allí. Y que se vaya buscando una coartada.





Las secuencias entre los pretendientes de "Marta" son bonitas; en especial cuando aparece "Rovira" que tiene un imán portentoso con la cámara. Aunque le sigo viendo demasiado amable y que está tirando la caña para algo. Y me ha gustado esa frase que reflexiona "Marta" sobre la fragilidad de la vida. ¡Qué cierta es!
Lo del examen pues...  ¿Que no te puede contar sobre la vida un hombre viudo en dos ocasiones y que ha tenido varios hijos? Solo a una Iglesia carcundiosa se le ocurre examinarle sobre lo que es el respeto a la pareja y el amor de los que empiezan a caminar juntos.





Está perdiendo interés la paternidad real de "Nuria"; va quedando aplazado y hasta ya casi no nos motiva. Fue enorme el impacto en su día y hay como una apatía en la actualidad porque casi da lo mismo; lo dice la misma protagonista para quien, su padre, fue "Carlos Salgado".
Dos días sin ver al inspector; "Valderrama" del que nunca más se supo; "Ana Maria" que vuelve rejuvenecida de la clínica, como una rosa de abril, más que un derrame parece que le ha tocado la lotería,  y un "Félix" que desea cuanto antes arreglar sus asuntos testamentales. ¿Por qué?






De todos modos aunque yo tengo mi asesino favorito no hay que descartar nada o a alguien; "Maroto" también puede ser el asesino. Y "Jaime" que se ha sentido indignado por las acusaciones de "Maroto".


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