viernes, 8 de diciembre de 2017

USTED Y YO / UN HOMENAJE A MARÍA JOSÉ GOYANES.



Tarde, muy tarde porque muchos ya nos hemos desenganchado de la serie pero que, advertidos, no nos hemos perdido los momentos que "Amar es para siempre" le ha dado a "Ana María" para despedirla y dar un final fantástico acorde con su gran categoría de actriz y de justicia para con su gran trabajo en la pasada temporada. El final hacia ella fue una grosería y una desconsideración absoluta por parte de aquel guión que, ya en el verano, salvando la intriga de la muerte de "Alonso", fue muy malo.Todo fue un despropósito en septiembre y se comprueba ahora que, con prisas, estaba manipulado. Fueron muchos fans y entusiastas de María José Goyanes los que protestamos y ha sido un final muy de los 60; precioso, por el reencuentro y porque nos ha traído a la memoria mucho de aquel cine iconoclasta donde la fuga no era condenada, ni el delito juzgado, sino el inicio de una búsqueda de otro camino y uno acababa al final donde le llevaba el destino. 


Y ha sido también un decoroso reconocimiento a Manuel Sánchez Ramos, el chófer "Ginés", soberbio travestido en la temporada y al que le colocaron, para tranquilizar a burgueses felices de empresarios que hoy ya no sabemos de qué eran porque, la empresa, ha desaparecido, le emplazaron vía express como culpable porque era el más bueno e inocente y además solitario. Fue un final racista y sobre todo indecoroso para el actor. Hoy, los dos, actores y protagonistas, se han desatado de sus cadenas y caminan del brazo, en esa secuencia preciosa en la Plaza de los Frutos, juntos se alejan hasta donde les lleve su propia fuerza y profunda unión. Son ya dos personajes grandes en la historia de este serial, como "Asun" y "Héctor", "Pelayo", el duro y enigmático "Víctor Reyes", y esta semana "Ana María" y "Ginés" se han despedido de la audiencia con absoluta integridad y recatamiento.


Como en  "Thelma y Louise" o el mismísimo extraordinario "Easy Rider" nos han descubierto el valor de la amistad que surge tras una gran lealtad. Y como en estos dos filmes iconos del cine, estos dos personajes, en el rencuentro, descubren algo que no sabemos exactamente de que trata: amistad, necesidad, amor, cariño; son ellos solos realmente y su mundo inabarcable de sentimientos de dos seres que son más que de la propia familia porque han vivido mucho e intensamente. Son "Usted y yo" así de simple y de inabarcable. Algo necesitado en sus aburridas vidas casi moribundas, ahogadas en recuerdos de los últimos tiempos y donde sólo se tienen uno en el otro.


Me ha gustado frente al panfletario serial que ha resultado en esta temporada, con su machismo, hombres monstruosos e infieles incluso puteros, la violencia masculina, el amaneramiento como solución al primitivismo, las feministas exacerbadas, adulteración del mundo de la prensa... me convence este toque más reposado y existencial que se le ha dado al final de estos dos personajes. Y es creíble. Una historia muy hermosa y emotiva, excelentemente interpretada, sobre las relaciones entre las personas condenadas a su cárcel en definitiva y que luchan, partiendo de cero si es preciso,  por una reencontrada libertad que les otorga una gran dignidad y les hace enfrentarse a todo con absoluto poderío y donde ya nadie les podrá coger o interrumpir su relación.


El abrazo fue un gran momento de desinhibición total. Dos seres que no se quieren separar ya y planean huir de su hastiada y carcelaria realidad. Es la rebeldía en la madurez y el corpóreo abrazo de afecto y necesidad de fundirse con esa persona a la que tanto se ha echado de menos durante el cautiverio y como en las mejores historias, en esa huía cautelosa por entre la Plaza de los Frutos, acaba la historia donde dos seres que se necesitan han reinventado un futuro para ellos hasta sus últimas consecuencias. 


Destacar la secuencia de la lectura de la carta y como en "Bienvenido Mr. Marshall", la voz del narrador que era Fernando Rey, en este caso de Mariona Ribas y de la propia María José Goyanes, sacude las verdades, solivianta las rutinas y muestra el camino a las gentes de hoy (se entremezclan con momentos de amor entre diversos personajes), no muy diferentes a los que tan emotivamente "Ana María" vive y a los que hace referencia cuando deja como testamento que, en un día, lea esta carta a su nieto. Más allá de la apariencia, está la verdad muy parecida en cada uno de nosotros y que los sueños en cada uno de los personajes, como ayer, sueños son y que sigamos adelante con nuestras ilusiones perdidas. Un final para María José Goyanes donde a cada personaje le concede un nexo en su carácter soñador.


Cuando hoy existen personajes infames en la serie: como "Teresa", "Vicky", "La Llanos", la misma "Marta", sacados de algún baúl de rancia progresía actual, me fijo en este final de "Ana María" y "Ginés" y su rechazo existencial a la imposición de vivir separados; al orden establecido de lo correcto; a someterse a unas leyes infames que condenan el delito por amor y premian el mismo delito por ambición; valoro mucho la valentía de retomar, a ciertas edades, las aspiraciones y ansias juveniles de libertad y del derecho a vivir juntos más allá del organigrama social, de romper con todo y manifestar su derecho a evadirse de la realidad.




Ellos dos, María José y Manuel, con Miguel Ángel y los "Novoa", la trama del crimen, fueron el soporte de la temporada pasada. El problema que tiene esta última, lo digo con referentes de hace un mes porque ya no veo la serie, es que la trama principal no funcionaba hasta donde yo vi: el semanario. Era un cúmulo de despropósitos. Son temas para escribir con seriedad, que dan mucho de sí y no para patochadas y despropósitos.




¡Misión cumplida! Termino feliz con la temporada pasada que era la mía. Recordaré siempre los buenos días que pasé dilucidando sobre el asesinato del "Marqués", sobre quien pudo haberlo hecho y en especial cuando escribí sobre "Vestida para matar" donde, nada más cometerse el asesinato, pensé en "Ginés". Todo lo que escribí lo hice de corazón y con sencillez, sin mostrar ninguna arrogancia. Y aunque tuve que escuchar desprecios sin número de gentes groseras que no me perdonaron jamás que estuviera ahí haciendo cábalas sobre la autoría y el móvil, agradezco también a quienes me leían y apreciaban aunque me criticaran. Esto es para saldar una deuda que tenía con  una actriz y un actor que apoyé y que siempre estuve seguro merecían, la serie, y ellos, otro final. Por cierto, cuando yo critiqué el fallido final, me dijeron que ¡"de qué me quejaba"! que ¡"había sido precioso"! Hoy, algunos de los mismos, dicen que era necesario terminar de otro modo, que estos días ha estado sublime el final de los personajes y ponen a parir aquello. ¡Muchas gracias!!!!!













3 comentarios:

  1. Te has portado siempre como un señor y no tienes que pedir disculpas. Otros te las deben a ti. La serie hay días que no la veo pero sigue igual y te felicito por estas palabras tan bonitas para María José

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  2. Que precioso artículo y que pena te marcharas aunque ya te leo ahora en las crónicas mutantes que son buenísimas. Me ha emocionado y felicitarte por aquellos días en los que escribías aquí para Amar no se pueden olvidar. Un beso de tu admiradora.

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  3. Ya te leo en las mutantes son geniales que descojono me traigo contigo. Gabon Iñaki. Tus escritos sobre la muerte del Marques son de antologia

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