La policía mejor pagada del mundo, en una insostenible Euskadi en
recesión, se queja y amenaza. Es de alucinar. Que reclamen medios, acuerdos y
organización laboral, es respetable, pero ese desafío a un sistema sanitario orgullo nuestro y que tanto dinero nos cuesta, semejante insulto a los enfermos de verdad que necesitan de baja médica legal y se la conceden nuestros facultativos, el reto a una sociedad poniéndola en peligro, negándose a trabajar con bajas de ellos mismos en partidos de fútbol, jamás. No es cierto que carezcan de vehículos, los tienen mejores y más nuevos
que los la Gendarmerie que es de toda Francia.
Es falso que se encuentran prácticamente sin vehículos; sin ruedas de
invierno para la nieve días; con los asientos destrozados; con falta de
patrullas y son más 7.000 policías cobrando a todo trapo: Sus medios materiales
son más ostentosos que los de muchos países de Europa. Es una policía que viste
y calza de moderna, que lo vemos en la calle y a la que se ve poco también por
la misma y carreteras. Una policía desmadrada cuyos sindicatos de la Ertzaintza
de «menosprecian» a los médicos con sus amenazas de coger bajas en sus departamentos
funcionariales. Pero ¿dónde se creen que viven? ¿En una república bananera?
Mientras en Euskadi los pensionistas se encuentran en pie de guerra; en
tanto están restringiendo a nuestros mayores de residencias, de medicinas,
pañales de ancianos, obligando a crear boticas propias en los centros de mayores
o recurrir al hospital, restándolas a las farmacias; la Ertzaintza, cada vez
está más injustamente mimada, una inoperante policía (según confiesa ella
misma) de broncas diarias y plantes inasumibles. La medida, contra las
residencias de ancianos, explican desde el Departamento de Salud, busca
«mejorar» los tratamientos y también racionalizar el gasto; restando de todo y
aguantando a estos cuerpos policiales sin preparación y que cobran el menor
sueldo de todos, rondando los 49.000 euros brutos anuales en 14 pagas. Un
total, el Ertzaina más bajo en sueldos, sale por unos 2.623 euros. ¡Una
barbaridad! Y esta gente se queja y peor porque nos quieren desatender en
peligroso partido del Athletic Club y Olympique. Se les acusa, por parte de sus
jefes, incluso, la Consejera y el director, de invasión y de ruptura del cordón
de seguridad. ¿Qué está sucediendo aquí?
Unos sindicatos vividores que cobran enormes subvenciones de pobres
trabajadores y súbditos del Estado de Partidos. 1,1 millones el años pasado para sindicatos desde el Gobierno Vasco, de
los cuales a Erne, en concreto, estos días defendiendo a policías sin
preparación, en mayo de hace un año, le regaron con más de 10.000 euros para,
según el Gobierno vasco, con esas cantidades, se permita financiar la
participación sindical en los órganos dónde están presentes así como paliar la
posible ausencia de locales y medios materiales de algunas centrales
sindicales. Intolerable cuando existe tanta necesidad en Euskadi y tanto
recorte a lo más esencial.
Estos días andan “gallitos” los sindicatos y la negada policía vasca.
Según dice ella misma de ella a través de sus sindicatos, después de más de
treinta y cinco años, no se encuentra
preparada para nada que resulte competente en su cometido. Ello, aparte de
absurdo y que hace más inconcebible el sueldazo que les pagamos, nos da una
imagen de peligro para el ciudadano y para ellos mismos. De todos modos, para
mí, todo es un cuento. Por un lado, en
2l 2018, recriminan a las autoridades vascas, sus jefes, su falta de formación
y nulo entrenamiento en una unidades de élite que se enfrentan a situaciones
para las que tienen que estar preparados física, mental y organizativamente a
través de entrenamientos y los han hecho desaparecer. Así es imposible tener
una policía preparada en orden público.
Cuando, al mismo tiempo, y al preguntarles si necesitarían a la policía
nacional, como refuerzo, todo lo contrario, admiten estar más que preparados en
estas décadas para enfrentarse a las reyertas callejeras, gestionándolas como
hacían con la ETA en la calle y caminos. ¿En qué quedamos? Los súbditos no
tenemos por qué estar a despensas ni de sus críticas a la autoridad, a los
parlamentarios, engañándonos sobre su situación y mucho menos amenazándonos la
seguridad con coger bajas médicas. A este respecto Osakidetza les ha confirmado
que las bajas se dan según criterios médicos y no personales e interesados de ellos.
Como sucede con la Policía Nacional.
Ahora comprendemos por qué tiene tantas bajas. Lo que lamentablemente sucede es que son funcionarios de ellos, al margen
de Osakidetza, quienes conceden las
bajas a los enfermos de los policías vascos. Un Departamento de Seguridad al
que acuden y al que casi es obligado firmar la baja porque son sus
funcionarios, son colegas, marginando a los médicos de Osakidetza a los que
dicen que “no se preocupen”; un departamento de ellos, a su disposición y que
es quien tiene la obligación de ver si realmente el Cuerpo policial vasco está
en perfectas condiciones para desempeñar su trabajo. Y lo más sangrante es lo
que la propia ley dice, el artículo 316
del Código Penal, que si el Departamento pone en peligro la vida o la salud o
la integridad física de los ertzainas, serán castigados sus facultativos con
penas de prisión de seis meses a tres años. Con este precedente ¿Quién no les
da la razón que puede ir a la cárcel? ¡Menuda la que les cae a los facultativos
si no vieran procedente la baja! ¡Menudo chollazo tiene la Ertzaintza! Y luego matando
de hambre y miseria a hombres y mujeres, ancianos, pensionistas, jubilados, humildes
mayores en residencias y ellos amenazando con no trabajar, acogerse a huelgas sin
escrúpulos y cobrando 2.500 euros.
¡Es inadmisible! ¡Intolerable! A la Policía Nacional, cuando se
encuentra de baja, es el médico quien certifica la misma, el que le corresponde
de la medicina Osakidetzam, como a todos. Ellos tienen un departamento que les
controla la baja, pero dentro de su mutua, como tenemos todos en las bajas. Y
se les sigue en su proceso, se piden informes y el control es exhaustivo.
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