LOS QUE VIVEN DEL CUENTO
Articulo publicado en "Primeran.com"
Cada día, más por cierto, son
los que viven del cuento.
Desde mediados de los ochenta
hemos visto empobrecerse a una población, a pesar de “la inflada” del
crédito a “mogollón”, y sólo prosperar
a los que han sabido sincronizarse con las oligarquías políticas.
Empresarios, obreros,
autónomos, comerciantes, rentan en la Donosti del 2011, menos, que hace casi
treinta años. Cuando un sueldo más bien humilde era de 50.000 pesetas. Y la
gente tenía ahorros para permitirse un “caprichín” o tomarse unas pequeñas
vacaciones, bien merecidas.
Antes de mis vacaciones,
quiero hacer una inspección sutil, melancólica de la pérdida de tiempo y de
vida despilfarrada en este asqueroso país. Del declive de una sociedad que ha
estigmatizado nuestras vidas con una amargura que nos ha privado de un nivel de
vida que ya no podremos recuperar en más de otros casi treinta años. Todo lo
que hemos ahorrado y construido, se derrumba.
Mientras escribo esto, el
Constitucional, avala al Banco, para poder exigir pecuniariamente el resto del préstamo, a pesar del embargo
de la vivienda. El Constitucional, que hoy lo controla el PSOE y mañana quien
esté en el Gobierno. En tanto, Rubalcaba,
le da a la cháchara para exigir
impuestos a los Bancos, sumergiendo a
los pobres jóvenes en promesas lunáticas de 600.000 puestos de trabajo,
que ya dirá como se hace cuando gane;
volcando sobre la nueva juventud
contestataria de aquel 15-M, un líquido amniótico de cuento de hadas.
Lo lejos que podemos llegar
cuando se cruza la insensatez y se cree “a pies juntillas” a todos los
embaucadores que, en estas décadas, para su reproducción como poder dirigente o
acólito bien pagado, han abusado del teatro y usado de la frivolidad distante
hacia el mundo real, para “montarse” en los forros de una gran billetera,
mientras se despiporraban del personal.
Y se ha amplificado, sin
alguna clase de reparo, la mentira
hasta los límites de poner en cuestión la honorabilidad política. Y así nos va.
¡Claro está!.
Algunos, han agradecido estos
escritos; muchos, me han injuriado. Es el peaje. Pero siempre, en mis pequeños
soliloquios, insultados hasta en su gramática, aborrecidos de los que jamás
admiten se planteen debates, no fuera se quedaran con el trasero al aire y sin
subvención, he plantado intencionadamente una crítica a los vascos que se empeñan en vivir a costa de los sudores
arduos de los demás. De los “cuentistas” y de los granujas que son ya
insoportables, porque se exceden de unos mínimos rigores permisibles.
Lo peor de la verborrea que
usan los políticos que desean justificarse, es que reprochen a los pobres
sacrificados que les pagamos, el poco más o menos que se les deba la vida y,
por supuesto, huyan de una explicación
ante tamaño lucimiento de vicetiples acaudaladas.
Trabajadores de todos
nosotros, en mis crónicas, hemos alentado siempre el colocar su solemnidad,
pagada de sí misma, por debajo del trabajador humilde y no por ese habitual,
situarse por encima de unos desgraciados que, incluso, deben agradecer su
benéfica presencia.
Agradezco enormemente a Iñaki
Badiola, la oportunidad que me dio de colocar en “Primeran.com” estas pinceladas de tensión política, estos
rasgos emocionales y estas vivencias que son cuadros sinópticos de mi fascinación
por lo público y de lo que me sugiere la vida corrupta y cínica de los que
viven del cuento y de sus palmeros “trincones”.
Incluso entre gente mal
allegada, me han negado el derecho a escribir; burlándose sobre lo horripilante de mi sintaxis y escupiendo
sobre lo que denominaban la perversión neurótica de mis escritos facinerosos.
Advirtiendo que un pobre desgraciado osaba escribir de forma nerviosa, de modo
perturbado, entre espasmos de querer y no poder y descuadrado del pensamiento
único que ahora se lleva, pero que en septiembre igual está ya descolocado.
Recuerdo que, el año pasado,
despedía la temporada, con “El regreso de Walpurgis”, sobre la ampliación de
estadio de Anoeta; que me supuso ser lapidado con todo tipo de injurias y
exabruptos por parte de una “borroka” mediática que aplaudía hasta los
intestinos lo que, a mí, me destilaba
la antigua historia dudosa legalmente y más que fanfarrona de “Gipuzkoarena”.
Los mismos, con Bildu cobrando
del presupuesto municipal, en contra del proyecto, ahora se callan y ya no
piden vehementemente las torres. Sus amos no ven acierto sino dudas y sólo
despilfarro en esta magnitud urbanística. Y
a mí, me “despachaban”, adscribiéndome a la loquera de los obsesivos por mi monomanía paranoica
hacia unas “torres”, que yo sabía se
comprarían al doble o triple del mercado, para financiar un club privado.
Incluso, Olaverri, muy tarde,
después de una año, cuando Bildu gobierna, asoma para advertir lo mismo que
hace un año me supuso que, unos exaltados maledicientes, me encerraran en una
pecera de pirañas y me llamaran “hijo de la luna”: que las instituciones podían
prevaricar y que no era de recibo sino, tal vez, podía tratarse de “un fraude
de ley”, al margen de algo inasumible económicamente en estos tiempos de apreturas.
Aquellos, ahora, guardan cobardemente silencio. No sea que, Bildu, se
decepcione con ellos.
Volveré en septiembre, si me
lo permite Iñaki, para seguir denunciando a los que, sin escrúpulos, viven
del “gori gori” a cuenta de los
necesitados y de los pobres.
Y también tendréis en
exclusiva lo que, inauditamente, el Comité de la “Revista Oarso”, me ha
censurado, mi artículo anual para esa prestigiada publicación de Errentería.
“La verdad sobre el caso de la incineradora. ¡Buenas vacaciones y mejores vibraciones!.
José Ignacio Salazar Carlos de
Vergara
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