ACTRIZ DE LA TARDE : FARIBA SHEIKHAN
Un reencuentro mio en parte con la serie, ya que hasta la próxima semana no me incorporo, pero que ha tenido brillantes momentos. Una actriz, Fariba, que me ha cautivado, refleja un magnífico carácter femenino de amor bajo el uniforme, de silencio y sufrimiento al tiempo que atiende a su hombre como de un niño grande, como quieren las mujeres a sus hombres a los que han escogido para compartir su vida. Actriz de fuerza sencilla, menudita, cuya fuerza transciende la pantalla. De ilusoria debilidad que se rompe en pedazos cada vez que ve a su amor o escucha algo de él entre la servidumbre, queda supedita ala agridulce dependencia del amor. Muestra su sentimiento camuflado en nostalgia de quien casi no puede ver o saber si ese bruto la ama, inocencia de amor ante unos acontecimientos y desplantes que no siempre puede hacer frente.
Ha habido momentos buenos. La "Doña" y "Aurora" entresacadas de un arrojadizo dialogo zarzuelero entre chinés y mantillas. El "alcalde" que dice que como van a aprender los españoles otro idioma si no conocen el suyo, lo cual es hoy más cierto que nunca. O cuando pregunta ¿cuánto les va a costar, escaldado ya de tanto timo, el viaje a Pau y el discursito sobre el Esperanto?. O "Conrado" cuando dice a "Aurora" que, él, ya tiene hecha la vida, que ella es joven y tiene que buscarse y labrarse un camino. Sobre todo, Selu, quitándose el sombrero, al estilo de aquel inolvidable Donald O´Connor con su "Haz reír" de "Cantando bajo la lluvia", célebre número musical que en nuestro Estado fue doblado interpretativamente por Miguel Ángel Valdivieso.
SECUENCIA DE LA TARDE: AURORA, LA MUY DIGNA HIJA DE PEPA BALMES
Despedida coral a "Aurora" con recuerdo emotivo a "Pepa", aquella mujer pobre y sin recursos que la vida se llevó y que no pudo estudiar medicina por sus escasos recursos y que me ha recordado mucho al cine de John Ford.
Momento sencillamente fantástico, televisión pura, drama aderezado de tintes nostálgicos y ese aire agridulce del adiós que descarga parte de la tensión nerviosa.
Momento que guarda un fondo muy hondo y perfectamente plasmado en la dirección, con reflexiones sobre la solidaridad y cohesión, arrope, en la familia, las diferencias generacionales y el recuerdo y memoria a los seres más queridos. Hoy, aquellos niños de otro tiempo, descendientes de "Pepa", se han hecho a sí mismos, de gran valor psicológico toda la secuencia ya que la presencia de la madre se encuentra omnipresente, una preciosa reflexión sobre la ausencia, sobre la importancia en la vida de una persona y de las consecuencias y arrojos que infunde en los demás, cuando ya no está.
Emotiva escena del reencuentro de una familia en una despedida, atrapados por el recuerdo de aquella mujer capaz de desafiar al mundo con tal de que la verdad resplandeciera, que amó como nadie y que fue muy amada por todos hasta que el fatalismo acabó con todo pero no con la gran querencia popular a su persona.
Momento que también sabe a cine italiano de Tornatore, al de Campanella y tantos que en el mundo cultivan y nos muestran historias de vida, historias de humanidad y sentimientos puros. Momentos que todos hemos compartido en la familia en la que nacimos contadas con buen gusto, elegancia, delicadeza y mejores sentimientos.
La familia no son solamente los que aparecen en los encuadres, son las ilusiones, el dolor, los amores perdidos,los naufragios, los "adiós" a tu amor, las costumbres, la ternura, los abrazos, los nacimientos, las ausencias, las viejas habitaciones, las fotos de aquellos, los pañuelos cuando alguien parte por primera vez, los pasillos y las estancias por donde se transitaba o se parlamentaba.
Muy sensible momento en esa estancia de los recuerdos en el "Jaral". Gran casa familiar por donde discurren historias de amor y desgracia, con las miradas y momentos en la secuencia que mejor nos transmiten emoción y con ese viaje sentimental al pasado, el pasado de "Aurora" y el de los que le rodean y rodearon.
Es la partida y la memoria histórica, con sus alegrías y penas y muchas razones para vivir y crecer en aquella sociedad, peleando, penando y llorando.
En memoria del actor y director de cine británico Sir Richard Attenborough ha fallecido a los 90 años
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