José Ignacio Salazar Carlos de Vergara: MOMENTOS INFERNALES / LA GRAN MEGAN MONTANER

ACTORES DE LA NOCHE:

MEGAN MONTANER, TITO VALVERDE Y ELOY AZORÍN

Como siempre decimos: ¡Menos mal que existen Megan Montaner y Tito Valverde!

"Sin Identidad" continúa sin identidad a pesar de haber recobrado "María" la suya. Está soporífera, reiterativa y tan sólo en la pasada noche, la secuencia surrealista casi daliniana (salvando muchas distancias) del inicio y la interpretación de Megan y Tito, daban un cierto interés.

¡Fíjense! Lo tenían todo para haber dado una campanada a la programación semanal nocturna. A la gran Megan Montaner; un guión con mucho interés; un tema tan apasionante o más porque sobre el robo de niños no sabemos de la misa, la mitad aún en este corrupto país; una muestra de las secuelas psicológicas que dejaron aquellas redes de mafiosos cutres, en las víctimas robadas; una exploración en los arcanos políticos de España, de primera fila; una posibilidad de haber hecho (con el tema de la venganza) un thriller apasionante porque además cuenta con esta actriz absolutamente desaprovechada que es Megan Montaner (al estilo de "Lisbeth Salander" que Megan vale muchísimoy más) y el resultado final es pobrísimo, da pena, cada semana más. ¡Lo que podía haber lucido Megan Montaner mostrandonos su gran profesionalidad en un sórdido thriller! ¡Lo que nos hubiera hecho soñar y apasionarnos en cada capítulo y estar a su lado apoyándole en su contraataque justiciero! Hubiera resultado de una musculosa interpretación imponente de Megan, porque la chica lo vale si se le sabe dirigir y no se juega con todo y con los espectadores, a pasar el rato y a hacer prácticas de cine cuando no se sabe hacerlo, como es este lamentable caso desperdiciado. Una "María" expresivamente pétrea, despiadada en un potente serial justificadamente violento y verosímil, fantástico por esa gran capacidad que tiene Megan Montaner (la mejor actriz europea de este momento en televisión) que sabe dar como vulnerabilidad y humanidad a todos sus personajes. Hubiera resultado un personaje escuela que hubiera descendido a los infiernos de este país para hacer justicia llevándose por en medio a tanta canalla y red de criminales que jugaron con unos pobres padres y con una situación de camelo democrático pactado con los franquistas para seguir en el poder y repartiéndose la pasta. Y no estoy llamando a la violencia, hablo de ficción cinematográfica pero basada en hechos reales y en referentes cinematográficos. Y hablo de esa cara de ambigua expresividad , fría y tierna, que es genial en Megan Montaner.

Pero los directores, como en casi todos los casos de cine en España (tenemos últimamente el ejemplo de un film desaprovechado como es "La isla mínima", apasionante en su planteamiento y que a los cuarenta minutos cambia de rumbo y se queda con cobardía en agua de borrajas) no quieren reflejar valientemente o con impacto y sin censura en las imágenes, unos hechos psicológicos o una dura crítica al sistema corrupto que les da de comer con subvenciones y prebendas; visto todo ello de modo por esa moda tan superficial, amanerada y tolerante del actual cine español de televisión y salas. Porque no quiere contar las cosas ni mostrar justicia sin piedad por el hombre o mujer de la calle. Por ello "Sin identidad" no funciona. Porque no quiere ahondar ni tampoco sabría como resolver algo en lo que no cree y que solo asoma para cubrir un deseo progre de decir "¡Aquí estamos nosotros con estos temas tan guais! Pero nada más y todo se diluye en nada porque no está contando ya nada sino repitiendo. Hay temas con los que no se puede jugar, que prometen mucho, que son abrasivos que no están para hacer chapuzas y jugar con su drama y su propio meollo de controvertida historia. No sólo por su profundidad sino porque, cinematográficamente, podían haber resultado de muchísima enjundia y mucho más que interesantes.

Lo que más destaco es la secuencia inicial que vemos en imágenes. Ese thriller psicológico que se plantea, ese ambiente de claroscuro con esa atmósfera fría e inquietante que no es fácil de interpretar y que Megan resolvió estupendamente. Cargada de sueño, de malos rollos, angustia y dolor, con esa ambigüedad sobre lo que si le ocurre está premeditado y cae en su propia depresión o es que tanta rabia y venganza que no llegan le dejaron así descendiendo al averno de las oscuridades e inconscientemente iba sonambulante a matar al principal culpable que es su tío, un buen Tito Valverde, por tanta injusticia y maltrato que se cometió contra ella. Y es tan grande Megan, sorprendentemente que gracias a ella sobresale la secuencia porque la por lo demás es discreta desde la realización aunque no está mal hecha. Su rostro habla de lo oscuro que se vive en esos momentos infernales que los sortea a su favor, repleto de aristas y sugerencias que es una maravilla. Esta sí que es Megan, genial, nada que ver con "Gran Hotel" o esos bodrios de filmes que ha hecho; una Megan ya superando por fin a la "Partera" memorable de ESDPV. Hace años le vimos venir que caminaba en esta dirección aunque muchos ignoren conocerle, otros no le comprendan, la mayoría no le den papeles que podía resolver magistralmente (la secuencia esta es muy dificil) y no se sepa comprender en España a este tipo de actrices grandes, muy modernas y del tiempo de hoy que han renovado desde lo clásico el lenguaje interpretativo, prodigiosas (como también Carlota Baró) que modernizan personajes, que desprenden miradas de ternura, odio, amor y pasión, que saben templar o crispar pasiones y que nos mueven entre atmósferas embutidas de sordidez, sueño y desasosiego, que nos hacen soñar mejor. Y espero que sus fans comprendan por siempre que no se puede adular por sistema todo porque es lo peor que le pueden hace a Megan si de verdad le quieren.
A destacar Eloy Azorín que es un personaje muy del tiempo actual que lo sobrelleva al compás de Megan, que es el ojo de un moderno espía cibernético y que nos recuerda a los personajes de Ken Follet trasladados a la podrida urbe del siglo XXI, a sus catacumbas, y que insiste en buscar con la óptica de la cámara, entre los muy ocultos y tramposos escondites de la corrupción española. ¡Buen personaje! Aceptablemente llevado y que entretiene! Aunque su personaje es un freno para "María".

¡Que pena! Que los directores y creadores de la serie no hayan ahondado por la senda de una cámara impía que filma lo sórdido y canalla; que nos convierta a todos en víctimas de lo que le sucede a esta chica "María". ¡Que lástima! Podía haber resultado de un mosaico de thriller a la española digno, trepidante y críticamente cirrótico, sobre esa gran base de fetidez que da nuestra historia de corrupción, de cosas muertas apiladas en la nevera. Algo que huele ligeramente en esta no resuelta serie a obsesión, oscuridad, violencia y a ración de pesadilla.
Mucha culpa de que no enmienden estos fallos los tiene la pelotil y subvencionada prensa crítica española, a excepciones notables, que sólo palmea y come canapés entre fiestukis y amigos encantados de haberse conocido y que se pasan la mano por la chepa porque son los mejores y que tienen la mejor caspa que podías sacudir. Profundizar supondría tocar todas las capas sociales y entonces, alguien o algunos, se podrían molestar. Por ello viven de la ficción y de la políticamente correcta adulación.