La serie gusta a todo tipo de público y ello es inapelable.
Ya tenemos escándalo. La casta diplomática se encuentra enfurecida porque los presentan como unos vividores de pantagruélico comer langostas a lo grande, aceptando sobornos, un mundo aparte que ha sido censurado de estereotipado por parte de ese cuerpo diplomático que en alguna posición más benigna ha considerado el serial en su ficción que da interés al trabajo de es esta profesión de la que no sabemos casi nada. Y ese es precisamente el problema: que no se sabe lo que se cuece en esas extensiones de la corrupta España con embajadores nombrados por directorios podridos de partidos.
Ya tenemos escándalo. La casta diplomática se encuentra enfurecida porque los presentan como unos vividores de pantagruélico comer langostas a lo grande, aceptando sobornos, un mundo aparte que ha sido censurado de estereotipado por parte de ese cuerpo diplomático que en alguna posición más benigna ha considerado el serial en su ficción que da interés al trabajo de es esta profesión de la que no sabemos casi nada. Y ese es precisamente el problema: que no se sabe lo que se cuece en esas extensiones de la corrupta España con embajadores nombrados por directorios podridos de partidos.
Lo visto el pasado día se ha visto en series sobre comisarías, la Guardia Civil, hospitales, instituciones, y nadie se queja. Ellos hasta ahora lo han mantenido todo en secreto porque es muy difícil saber que ocurre allende las fronteras y que hacen y cómo viven los funcionarios.
Es cierto, en la serie, salvo la figura del embajador (un gran Abel Fox, la voz de Pierce Brosnan en "James Bond"), los demás son denunciados no ya como corruptos de mordidas del tanto por ciento, sino como traficantes y asesinos a cuenta de los pobres contribuyentes españoles.
Más de 4 millones de audiencia. El guionista Carlos López es maestro en haber confeccionado este guión trepidante y que ha dado en el clavo. La producción es de Gema Neira y Ramón Campos y los actores estan estupendos, todos, aunque destaco a Abel Fox, Megan Montaner, Carlos Bardem, Raúl Arévalo, Belén Rueda, Ana Gracia, Úrsula Corberó.... y que no se enfaden los demás. Chino darín no acaba de convencerme aunque es el hijo de quien es: Ricardo Darín.
En cuanto a Megan la hemos visto menos ruda, más refinada, casi exquisita, sabe estar en su sitio, pasa por la pantalla sinuosamente y se ha convertido en toda una dama de la interpretación. Lo dijimos hace años que sería una grande de la televisión.
Está siendo denigrada por ese glamour exótico, realizado para un público mediocre que no aspira a mucho y que no desea ser desconcertado. ¡Pues miren! Detrás de todo ello existe un fango corrupto que viene de los vicios adquiridos por los apestosos partidos políticos españoles. Y no existe nada que desentone. Ni los constructores corruptos, ni los funcionarios corrompidos, ni ese glamour de los millonarios representantes ni en Bangkok casposo y peligroso que se muestra en la serie. Puede parecer hecho para gente poco exigente, no lo es. Ha tocado la fibra de lo que trasciende realmente en el funcionariado español. Tiene un lado comercial, pero es real lo que cuenta. Lo que sucede es que este cuerpo pitiminí de la millonaria diplomacia intenta censurar lo que ocurre en muchisimas de estas representaciones de la corrompida España.
Cierto es que se edulcora la historia, por lo visto, con ambientes de excitación tropical, de callejones lóbregos, de encuentros furtivos en hoteles de pasión clandestina, cuando se desprenden de lencería y olvidan el pasaporte, montajes burdos, pero forman parte de la venta dels erial, acosos y referentes a "El expreso de medianoche". Pero de ahí a despreciar al público hay mucha diferencia.
Corrupción y descenso a los infiernos visto en este capítulo. Seguiremos informando.
A mí me encanto. Aunque a la Amaya Salamanca la encuentro soseras
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