Aunque sigue perdiendo audiencia, 66.000 televidentes en una semana, anteayer el capítulo estuvo potente, incluida Úrsula Corberó, destacó esta actriz que se va afianzando con el guión dando mayor verosimilitud a su papel y resultando interesante. Por supuesto, la palma se la lleva el madrileño Raúl Arévalo, en lo mejor que ha rodado hasta ahora, como chantajista, funcionario corrupto y cerebro de esa estrategia defraudatoria, basada en la simulación y en una estructura societaria opaca que se abre como un abanico, como las de Granados o Imanol Arias, Chino no da para nada el tipo de personaje misterioso porque es mal mal actor, su personaje es muy subterráneo pero él, sin convencer, está ahí por ser el hijo de Darío ante muchos actores que bordarían ese casting. Un chico que es novio de Úrsula en la vida real y que menosprecia machistamente a las actrices diciendo que son gente complicada. Como los actores y periodistas. Como todos. Como él. Como su padre, que dejaba la tarea de ser jurado en San Sebasatián en el 2012 para hacer footing por el Hotel María Cristina enseñando sus canillas y postureando velocidad. No tiene por qué ofender a ningún género.
Belén Rueda sigue como siempre llorando y con ganas de acostarse, totalmente plana hasta cuando se mete en la bañera. Abel Fox impone su cierto dramatismo y Carlos Bardem, que sale poco y sobresale siempre frente a otros que chupan cámara como chupa chups, está inmenso. Amaia Salamanca sigue en su linea recortadita pero sin desentonar. Y estuvo magnífica Alicia Borrachero, impecable y es el cimiento de la trama de ayer, la pista del dinero que le pertenece. Respecto a Megan y voy a ser sincero, soy un fan enorme de ella, siempre le apoyo, es de una torpeza inadmisible que una auténtica estrella de la televisión, de un magnetismo brutal, esté abandonada de la mano de todos. La tienen de relleno, como de obra de caridad, parece no confían en ella, es una actriz prodigiosa y salvo Pablo Guerrero nadie se preocupa interpretativamente de este diamante sin pulir que es la Montaner. Se le nota inquieta, tiene problemas de expresión oral diáfana, le boicotean el sonido y casi es una figurante, poco más. No hay actriz en la serie que, en imagen, cautive tanto a la cámara y se coma le lente.
Ayer, alejado el capítulo de sexo para reprimidos, se planteó cruelmente la soledad del hombre recto que., buscando la corrupción, en esta putrefacta España, termina sólo porque el "pelotazo" y el enriquecimiento fulgurante es lo más importante, da solvencia, riqueza y alegría a la economía de todos y sobre todo a los que se lucran millonariamente de ella. Los amigos en España los hace la inmoralidad corrupta, los solitarios en la estacada y perdedores son las gentes honradas. A destacar la escena de "Olga" borracha en la fiesta, la secuencia entre Amaia Salamanca y el abogado, Úrsula en todas las secuencias sobre todo en el desencuentro con "Carlos" al final de la fiesta en la embajada, la secuencia del opio entre "Patricia", Melanie Olivares, y "Romero" el periodista, Ramón Verdaguer. La secuencia de la playa muy mala. Y excelentes todos los encuentros entre "Olga" y "Eduardo" y sobre todo el de la llave de la caja fuerte.
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