Boya insinúa que los atentados de Barcelona son “terrorismo de Estado” contra el “Procés”. El asunto es que, a día de hoy, no nos creemos nada que sobre el mismo nos contaron Forn, Trapero, Rajoy, el CNI y Soraya, ni a ninguno de todos ellos, ni a Mireia Boya, tampoco. Fue, como el 11-M (con el que guarda muchas coincidencias trágicas), algo que se da repitiendo esquemas comunes, de desenlace sorpresa, incógnita y extrañas coincidencias en periodo electoral. Lo que es seguro es que, tras estos atentados, se busca cambiar gobiernos y Regímenes. Pero murieron 16 personas y ello no lo vamos a olvidar, aunque sus señorías nos den la espalada. Ciudadanos se quedó sólo hace unos días en el Congreso, por intentar formar una comisión de investigación sobre estos atentados. Incluso, Podemos, se abstuvo y todos los demás votaron en contra. Todos los partidos son cómplices de un silencio y el PP, cínicamente, ante ese parlamento desbarajustado de Catalunya, pedía fuera el mismo poder legislativo catalán quien, en su día, estudiara el caso. Osease: nada de nada. A todos les aterra lo que hay detrás de estos crímenes de Barcelona y Cambrils y quienes pueden estar implicados y de sus autores intelectuales, no sólo de moritos e imanes. Tampoco creo a Ciudadanos nada; pudiera ser que conociendo de ese rechazo echaran pecho a sabiendas de que, al final, nadie va decir una palabra más alta sobre esos atentados tan raros y sospechosos.
Lo primero que es falso es lo de los cinturones de seguridad que llevaban los terroristas, los del Audi de Cambrils y los del alto fugitivo del Alto Penedés, en una gasolinera, que se abrió la camisa y llevaba explosivos. Todo una enorme mentira alimentado y metido en vena por la prensa subvencionada, el gobierno catalán y el español.
Todo fue un engendro inventado. ¿Cómo iban a montar fiestas los terroristas
en la casa de Alcanar, tal y como declaraban los vecinos de la zona, añadiendo
de la mucha gente que pasaba por allí? Pero es que hay un dato estremecedor
desde el punto de vista de la falsísima información: ¿Cómo alguien va a ocupar
una casa para residenciar una célula terrorista y preparar bombas? Ni un niño
se lo cree. Pero la mentira más evidente y lo que nos lleva sospechar del
montaje y a clarificarnos sobre el silencio de la corrupta y golpista casta
política española, es la cena en el burger de Vic. Los musulmanes no sólo no
pueden comer carne, sino que además no sea Halal y a las prácticas permitidas
por la Sharia. ¿Cómo unos islamistas radicales, que saben van a morir en pocas
horas, se arriesgan a su condena segura al saltarse las máximas de su religión?
Los burger no entran por esa puerta al paraíso de sus vírgenes. Un embuste
inmenso que los corruptos políticos españoles lo saben.
¿Por qué, aun sabiendo que las Ramblas, eran punto de atentado y
avisado como terrorista, no pusieron impedimentos de contención barajando la
creencia que podía haber un atropello masivo? Mientras el terrorista atropellaba
a los viandantes ni un solo policía de los muchísimos que suelen frecuentar
diariamente esa zona, en labor de vigilancia, hizo un solo disparo intentando
parar al terrorista que bajaba por la Rambla. Los que habitualmente frecuentan
esa zona saben el despliegue que suele haber. Mossos, patrullas de la Policía
Nacional, motorizados de la policía local… y nadie firmó haber intervenido.
¿Dónde se encontraban esos cuerpos habituales entre Plaza Catalunya, la Rambla
y los laterales de la misma? ¿Dónde se encontraban los “manteros”, siempre omnipresentes
en la zona y que desparecieron todos?
Pero todo fue una enorme manipulación. Mientras el terrorista, dicen bajaba
tranquilamente de su furgoneta y en la Boquería mataba otra persona conductora
de un Ford Focus para robarle el coche, los gobiernos, la policía y los pesebreros muertos de hambre de los periodistas fabulaban sobre un hecho inaudito: que el
terrorista estaba con rehenes en un restaurante turco de La Rambla y negociando
la rendición. ¡Mentira! En ese restaurante no hubo nadie. ¿Cómo es posible que,
tras estampar la furgoneta contra el kiosko de las Ramblas, el asesino saliera
plácidamente, sudoroso, a pie, recorriera desde la Boquería, el Raval hasta la
Universitaria, más de una hora de camino, sin ser interceptado? No hubo Ford
Focus. Este vehículo también se decía se saltó un control policial en Sant Just
Desverns, y que tras una persecución dieron muerte al conductor para después
negarlo y decir que, dentro había un hombre muerto por arma blanca. ¿Quién era
el fallecido? ¡Cómo murió? ¿A manos de quién? ¿Quién conducía ese vehículo? ¿Robaron o no en la Boquería el vehículo? ¿Por
qué mintieron sobre la epopeya de huida automovilista del terrorista desde la
Boquería tras abandonar la furgoneta?
Lo de Cambrils se las trae de igual modo. Nos quieren hacer creer que cinco terroristas
iban en un coche, un Audi negro, que embistió contra agentes hiriendo a uno al
atropellarle. Salieron con hachas a atacar a los agentes. ¿Tenían para atentados
y no tenían para dos coches y para pistolas que andaban con hachas en plan
indio? La policía fulminó a cuatro allí mismo y al quinto le disparó más de
diez veces; una persona que, en un vídeo grabado por un inglés dentro del
perímetro de seguridad, parecía más bien drogada y que se levantaba y caía.
Los cinturones explosivos eran botellas enganchadas con cinta aislante
y había prisa por reducir mortalmente a estos sujetos del Audi. Yo pienso que
algo quisieron ocultar. Y el único que quedaba, se había escapado, lo
neutralizaron sin testigos, en una gasolinera de Subirats; dicen que llevaba
explosivos adheridos al cinturón, ¡FALSO!, y lo abatieron allí mismo. Todo esto
es muy sospechoso. Por no mencionar lo inasumible que resulta que, sobre una
explosión de bombonas, ante una juez presente, la policía considere ingenua a
la señora y diga que fue un escape de gas. Una casa llena de más de 100
bombonas de butano y, donde dicen, murió el chivato imán de Ripoll mientras
montaba las bombas. Cuyo cadáver tampoco vieron en la primera visita, aunque
tampoco se sabe cuando y como murió. O
las llamadas del terrorista a los mossos que eran para comunicarle que tenía su coche
estacionado en la casa, quince minutos antes del atropello. Y estos sus señorías no lo consideran de
relieve. Mucho silencio y aplausos de la corrupta casta política española, pero
nadie quiere investigar y desentrañar la verdad sobre algo que pide a gritos ser llevado a una comisión e investigada la verdad.
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