Surrealismo perverso. Simplemente es un deshueve, a parte de un trabalenguas, el que la
Ertzaintza está montando en el juicio por la muerte de Iñigo Cabacas. Es como
“La parte contratante de….” Hoy la jornada ha estado marcada por un diálogo
surrealista y por un reírse de la pobre víctima de Iñigo y de su familia.
Porque en el fondo de esta declaración de hoy lo que predomina es una gran
falsedad, que se quiere ocultar con “la parte contratante de la primera parte”.
En nuestro caso con “el que no estaba allí que sí estuvo no estaba informado y
no sabía que las pelotas mataban y yo que estoy hoy sí lo sé pero ayer no
estuve” ¿Lo entienden? Yo no.
Este es el ambiente jocoso sin pizca de gracia que se vivía hoy en el
juicio contra tres mandos intermedios y tres agentes de base, están acusados
por los hechos de la muerte de Iñigo Cabacas. Hoy, el actual jefe de la
Ertzaintza, Jorge Aldekoa, que era entonces jefe de la unidad de los ertzainas
imputados en el 'Caso Cabacas', ha referido que el “responsable de las cargas
era el mando que se encontraba en el lugar”. Ese mando es hoy uno de los
acusados. Pero a la hora de justificar la actitud de entrar en el callejón
aporta Jorge Aldekoa que “no se sabe si
obró o no obró bien” porque “decidió entrar en el callejón sobre datos e
información que tenía, que no eran muchos y además no sabía que las pelotas
mataban”. ¡Alucinante! Según todos los testigos, entraron a disparo limpio a
bocajarro, casi “fusilando” a la gente que no había presentado alguna
conflictividad para ser respondida de semejante modo, carecía por lo que vemos
de información óptica y además de conocimientos de que “las pelotas mataban”.
¿Ustedes se pueden creer semejante trola y enredo? Pero es que aún es más
lioso. Según Aldekoa “el mando que está allí es el responsable y si es mando es
mando, y si no es mando entonces no manda y el responsable es el ertzaina”.
Desean tapar a toda costa al autor del disparo mortal. El mando es mando que
manda si está allí pero si está, pero como no está y no manda hay otros
responsables pero tampoco asumieron su
responsabilidad porque el mando que estaba sin estar no sabía nada y el
otro ertzaina no responde porque había un mando que debía responder pero no
podía porque no sabía. Estos tienen que ir todos a la cárcel. Se están
cachondeando sobre un cadáver. Y además el testigo afirmaba hoy algo así como
que no se puede determinar sobre la correcta decisión de efectuar la carga
porque él no estaba aunque supone que el mando que sí estaba allí no tenía
tampoco mucha información y era la única y tampoco lo era fiable, ahora sí ya
es fidedigna porque el testigo sabe todo pero aquel día nadie debió de
reconocer una situación que era confusa y sin atisbo de clarificarse. A la hora
de la verdad, sólo le ha faltado decir que, ellos, no estuvieron allí.
Además ya rizando el rizo menciona que “el que estaba allí no sabía que
no estaba el herido allí cuando estaban entrando y, lo más importante, el que
decidió entrar allí no sabía que las pelotas mataban y yo sí lo sé”. O sea que
cuando entraron sin supuesto motivo para tal reacción virulenta desconocían que
había un herido moribundo porque ni en sus peores pesadillas podían suponer que
las pelotas mataban. ¿Y qué? El hecho fue que alguien dio una orden, otros
dispararon y un ser humano cayó al suelo herido mortalmente. ¿Acaso el desconocimiento
del daño causado y hoy conocido y juzgado exime de responsabilidad? Por
supuesto que el testigo Aldekoa no puede juzgar por él a no ser que conozcamos...
¿Quién
dio la orden de entrar así en el callejón? El suceso es que alguien tomó una
decisión en cadena y mandó disparar a quien hoy se quiere ocultar. Aquella
información contrastada con la de hoy, nada repercute ante este hecho
monstruoso que debe ser juzgado con severidad máxima, sucedió y tuvo sus
responsables. Los responsables se encontraban allí y actuaron desproporcionadamente
fueron responsables de la muerte de Cabacas. Si no conocían del poder mortífero de una pelotas de goma, mal vamos y peligro acecha. Un juicio que debe ser sentenciado
con máxima severidad y más ahora cuando se están descojonando de todos.
Surrealismo no eso ya es desvergüenza
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