miércoles, 17 de octubre de 2018

RIÉNDOSE DE LAS VÍCTIMAS: JUICIO IÑIGO CABACAS. SURREALISMO PURO.


Surrealismo perverso. Simplemente es un deshueve, a parte de un trabalenguas, el que la Ertzaintza está montando en el juicio por la muerte de Iñigo Cabacas. Es como “La parte contratante de….” Hoy la jornada ha estado marcada por un diálogo surrealista y por un reírse de la pobre víctima de Iñigo y de su familia. Porque en el fondo de esta declaración de hoy lo que predomina es una gran falsedad, que se quiere ocultar con “la parte contratante de la primera parte”. En nuestro caso con “el que no estaba allí que sí estuvo no estaba informado y no sabía que las pelotas mataban y yo que estoy hoy sí lo sé pero ayer no estuve” ¿Lo entienden? Yo no.


Este es el ambiente jocoso sin pizca de gracia que se vivía hoy en el juicio contra tres mandos intermedios y tres agentes de base, están acusados por los hechos de la muerte de Iñigo Cabacas. Hoy, el actual jefe de la Ertzaintza, Jorge Aldekoa, que era entonces jefe de la unidad de los ertzainas imputados en el 'Caso Cabacas', ha referido que el “responsable de las cargas era el mando que se encontraba en el lugar”. Ese mando es hoy uno de los acusados. Pero a la hora de justificar la actitud de entrar en el callejón aporta  Jorge Aldekoa que “no se sabe si obró o no obró bien” porque “decidió entrar en el callejón sobre datos e información que tenía, que no eran muchos y además no sabía que las pelotas mataban”. ¡Alucinante! Según todos los testigos, entraron a disparo limpio a bocajarro, casi “fusilando” a la gente que no había presentado alguna conflictividad para ser respondida de semejante modo, carecía por lo que vemos de información óptica y además de conocimientos de que “las pelotas mataban”. ¿Ustedes se pueden creer semejante trola y enredo? Pero es que aún es más lioso. Según Aldekoa “el mando que está allí es el responsable y si es mando es mando, y si no es mando entonces no manda y el responsable es el ertzaina”.


Desean tapar a toda costa al autor del disparo mortal. El mando es mando que manda si está allí pero si está, pero como no está y no manda hay otros responsables pero tampoco asumieron su  responsabilidad porque el mando que estaba sin estar no sabía nada y el otro ertzaina no responde porque había un mando que debía responder pero no podía porque no sabía. Estos tienen que ir todos a la cárcel. Se están cachondeando sobre un cadáver. Y además el testigo afirmaba hoy algo así como que no se puede determinar sobre la correcta decisión de efectuar la carga porque él no estaba aunque supone que el mando que sí estaba allí no tenía tampoco mucha información y era la única y tampoco lo era fiable, ahora sí ya es fidedigna porque el testigo sabe todo pero aquel día nadie debió de reconocer una situación que era confusa y sin atisbo de clarificarse. A la hora de la verdad, sólo le ha faltado decir que, ellos, no estuvieron allí.


Además ya rizando el rizo menciona que “el que estaba allí no sabía que no estaba el herido allí cuando estaban entrando y, lo más importante, el que decidió entrar allí no sabía que las pelotas mataban y yo sí lo sé”. O sea que cuando entraron sin supuesto motivo para tal reacción virulenta desconocían que había un herido moribundo porque ni en sus peores pesadillas podían suponer que las pelotas mataban. ¿Y qué? El hecho fue que alguien dio una orden, otros dispararon y un ser humano cayó al suelo herido mortalmente. ¿Acaso el desconocimiento del daño causado y hoy conocido y juzgado exime de responsabilidad? Por supuesto que el testigo Aldekoa no puede juzgar por él a no ser que conozcamos...


¿Quién dio la orden de entrar así en el callejón? El suceso es que alguien tomó una decisión en cadena y mandó disparar a quien hoy se quiere ocultar. Aquella información contrastada con la de hoy, nada repercute ante este hecho monstruoso que debe ser juzgado con severidad máxima, sucedió y tuvo sus responsables. Los responsables se encontraban allí y actuaron desproporcionadamente fueron responsables de la muerte de Cabacas. Si no conocían del poder mortífero de una pelotas de goma, mal vamos y peligro acecha. Un juicio que debe ser sentenciado con máxima severidad y más ahora cuando se están descojonando de todos.


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