Por problemas con la grabación no puedo colocar mis propias fotos. Las que acompañan al artículo son de Cris Martínez y de "Amar es para siempre".
Sé que para alguna persona toda esta trama de la separación y vuelta a su casa de "Marta", puede resultar un tanto y tópica y casi irrisoria como folletinesca. Pero yo no pienso así; intento leer lo que subyace tras las historias de aquellas gentes y que está impregnado el guión de ello: la sociología de unos tiempos perfectamente retratados e interpretados.
Lo del pasado viernes viene a confirmar que, el matrimonio, es una lotería; que lo que mal empieza, peor continua y acaba funestamente. Y lo verdaderamente desgraciado y lamentable es pegar a la mujer. Aunque el guión coloca la situación socioeconómica de clase media alta, por lo tanto con algo de cultura y solvencia familiar; no por ello, en otras ocasiones, como la de "Juan" y "Clara", el tormento también no ha dejado de estar presente en todas las clases sociales y se abordó al márgen de la situación económica. Y es el final ya de un "Alonso" desquiciado, arruinado, acosado de deudores hasta el cuello, localizado ya por todos, alcohólico e impotente que reacciona así. Es la fiera contra las cuerdas. Y lo más cínico de todo es que recurre a buscar a su esposa, en su casa familiar; no por amor sino porque la necesita para la inspección de la Hacienda. ¡Genio y figura! Hoy "Alonso" enfrentado a todos.
Nunca se entendieron por culpa de "Alonso", por marrullero y manipulador. Nunca la quiso, tal vez buscaba otra mujer para demostrarse una hombría que de la que careció siempre; algo imposible de conjugar: encontrase a sí mismo, demostrar puede ser otra persona y desear el patrimonio de esos "muertos de hambre", como desvergonzadamente llama a los "Novoa". ¡Imposible!
Lo que más impacto causó en este sinvergüenza que, además, se subleva y declara la guerra por ello, es cuando "Marta" le recordó que su hijo no se parecerá a él, por fortuna.
Y comprendo mucho a "Marta"; ella llevó un hijo de otro al matrimonio, pero lo confesó y él, interesadamente por buscar la "pasta" de los "Novoa", lo aceptó. Ella nunca mintió; él constantemente con una frialdad casi de verdugo e instigó a todos contra los demás. Miguel Ángel Muñoz ha interpretado un papel con referentes enormes entre los psicópatas del cine americano de los 50 y 60, además de ofrecernos un fidedigno icono de ese furor de la nueva clase dirigente, en una cambiante España repleta de ejecutivos que el OPUS, que iba introduciendo para trabajar en el nuevo modelo económico de cara a una europeización de aquella España dictadura. Ha hecho un gran trabajo porque ha mostrado a la perfección aquella burguesía de antiguos aristócratas, metidos yuppies, estéril y egoísta que debía machacar a todos para producir más y mejor.
Pero en esta historia entre los dos esposos hay mucho más de lo complicado que es aunar existencias. Y es que las personas, por mucho que lo intenten, son muy diferentes en casi todo; sobre todo si una de ella es agresiva y sólo busca el patrimonio de su esposa. Todos los días, últimamente, en las serie, antes todos, "Marta" recurre a recordar con tristeza algo así como que nos conocimos, me enamoré de otra persona "Alonso" en realidad, intente con mucha paciencia saliera bien y me he dado cuenta escogí a alguien totalmente equivocado, además de estafado y demás delincuencias. Es la vieja historia y el gran riesgo del matrimonio.
Y los momentos de exabrupto en "Alonso" y lo patético que resulta siempre pensando en estafar a su esposa y maltratarla siempre que le saque la verdad de quicio, dan un sentido crudo a esas otras secuencias de total realismo y cotidianidad en un matrimonio que se ha ido desintegrando paulatinamente.
La discusión de la pasada tarde estaba llena de electricidad de alto voltaje, donde queda claro que "Alonso" es tan despiadado y sinvergüenza como lo parece; así como las absolutas carencias de cualquier relación de salubridad en ese matrimonio tan errático. Un ácido y certero relato que va más allá de un culebrón; es algo laberíntico muy bien construido por "Alonso"; una postura intrincada con la que se ha ido acosando a "Marta"; todo una ardid de trampas belicosas, desprecios y humillaciones hacia su mujer para conseguir sus rentas y que culmina en la violencia física. "Marta" no contaba que lo más difícil en un matrimonio es asumir que los hombres y mujeres somos muy diferentes en defectos y querencias; y hay personas con muy malas querencias.
Por no mencionar lo compulsivamente mentiroso y liante que se muestra con el "Padre Argimiro", prueba inequívoca de su mala fe constante en cu comportamiento.
Por no mencionar lo compulsivamente mentiroso y liante que se muestra con el "Padre Argimiro", prueba inequívoca de su mala fe constante en cu comportamiento.
La secuencia en la que, "Alonso", intenta recuperar a "Marta" y acude a su casa no tiene desperdicio. Es el "Alonso" en estado de berrinche, mezquino, interesadamente cínico, intrincado en intenciones y belicoso cuando, ella, no acepta volver a casa.
Al final se está demostrando que la causa de la ruptura es la falta de respeto de él hacia ella lo que, unido a su ninguneo y ambición desmedida, ha acabado con una relación falsa por él que no por "Marta". Y lo más triste, en aquella España, no es el dolor y la desesperación de ella hacia él; una realidad dolorosa que ya nada consuela el desgarro o repara el maltrato; además que puede pagar por ello por abandono de hogar. Cuando hoy nos sigue sorprendiendo que, en España, los delincuentes, son bien recibidos y la gente honrada, castigada; recordar aquella época en la que, el marido, además de cabrón, tenía la ley de la mano para meter en la cárcel a su víctima.
A destacar la secuencia íntima entre "Ana María" y "Marta", llena de complicidad, afectuosidad y entendimiento entre dos víctimas que se comprenden y respetan.
Gracioso "Bruno" jugando a ser más mayor que nos trae el recuerdo de cuando queríamos ser más mayores y creíamos seríamos más importantes; teníamos prisa por crecer y un actor, Óscar Ortuño, con talento a pesar de su juventud sabe perfectamente trasladarnos a aquella época y a la necesidad de ser mayor para triunfar antes de tiempo.
Un saludo desde estas tierras francesas y buen fin de semana. Ayer y hoy.