LA RABIA DE JAIME

Secuencia clave la de esta tarde; un enrabiado "Jaime" enfrentado a un sacerdote por haber pregonado una endeble verdad que dista mucho de poder comprobarse y que le ha destrozado la vida. Eran felices hasta que una monja moribunda, con su confesión final, les trastocó su existencia, negándoles el poder seguir amándose en libertad y con locura en el futuro. Colérico, desbordado se ha dirigido al sacerdote que ha pregonado esa supuesta patraña y lo ha puesto en su sitio. Javier Pereira ha sorprendido dando un paso hacia adelante de su siempre soseras papel muy inexpresivo. Ha mostrado la nausea que le da el metete sotanas, se le han revuelto las vísceras y ha montado la de Jesucristo en el templo.

Los que conocemos el pelaje de mucha iglesia de aquellos tiempos, aunque se vistieran de samaritanos y hombres dulces, no me extraña esa reacción final en la que, como la dictadura de fe que pregonan en esa sacristía, ha expulsado a "Jaime" porque no estaba de acuerdo con él y no le soportaba el motín de rebelarse contra una religiosa y, por ende, contra la Iglesia. Ha puesto en duda la sinceridad o la capacidad de una moribunda religiosa y, ello, ha hecho que las vísceras se le subieran al gaznate del cura.

Esa sacristía ha tornado esta tarde asfixiante, enrarecida y cortante para cualquiera que creyera que estamos ante un santo varón benefactor del barrio; mientras sigas sus consignas, por supuesto y te arrodilles ante él, te confieses y hagas pleitesía a su supuesta benevolencia y acatamiento a su benignidad. ¡Menuda faena como no sean hermanos! Y si lo son, de igual modo. Lo que menos le importa a "Argimiro" es en sí el pecado o la pareja como seres humanos que van a sufrir, como la bioquímica que se revuelve en su misma sangre, sino que pecarán ante Dios y él perderá puntos ante el Grande que está en los cielos. Ama a los demás porque de este modo alcanzará más mérito ante el Señor. Y cuando le quitas la careta, sale la vena de enfilar con repulsión al supuesto pecador.

No le falta razón y razones a "Jaime" para acudir directamente ante el instigador y revelador de algo que no está probado aún y que depende de algo tan endeble como la fe en una institución y la confianza en una monja que, no por ser investida de hábito, es infalible o merece más credibilidad por ello. Y le espeta, con toda razón, de la inutilidad de una institución que sólo habla y no hace nada y ni ayuda mucho más. Es cierto, es otra vividuría más que crea problemas morales y taladra en conflictos donde no existían para luego resolverlos a su modo y firme decisión inapelable, para mayor gloria de la obra de su iglesia. ¡Lo digo yo y así es!

Se dio mucho poder a la Iglesia con Franco, era uno más de sus bastiones de dictadura. Aunque parezca que es un cura social y progresista, humano, clemente y compasivo, esta tarde ha mostrado su feroz cara de hiena ante quien sabe que nunca va a tener a "Jaime" en su redil. Su obligación era asistir a un hombre atribulado y doliente, roto hasta en las vísceras, por una situación rocambolesca en la que, el hábito de una religiosa, no da mayor fiabilidad. Y lo ha expulsado. Se ha desconectado de la pretendida labor hmanitaria al doliente. Arturo Querejeta muy bien también mostrando la otra cara de los curas de barrio humilde y su aire simuladamente piadoso, juntando las manos y pidiendo serenidad al pobrecito despedazado.

Y seguimos sin saber que puede suceder. Aquí el guión, lo dijimos, tiene que afilar mucho porque no puede estar todos los días mostrando un "Jaime" cariacontecido y una "Nuria" con cara de acelga.Sin salir de ahí. Esperemos a conocer cual va a ser la salida de un rompecabezas cruel sin solución aparente sino "tragar" lo que, sin pruebas fehacientes, una monja transmitió en el lecho de muerte en un hospital. Como "Jaime" ha supuesto esta tarde, bien podía estar resentida y hablaba como reprimida la religiosa. ¿Dónde estará la verdad? ¿Sabría "Julia" que no podía tener hijos con su marido? ¿Se equivocó?

Llega "Manolita", con color cobrizo y parranda mexicana; tanto ha sido que la he visto desmadrada y se notaba que la actriz, la zaragozana Itziar Miranda, estaba feliz de volver; dentro de una secuencia que parecía la del camarote de los Marx. No cabía más gente y emociones en "El Asturiano". Parecía que se iba a merendar todas las croquetas de "Jon Vaine" .Creo que "Catalina" es hija suya, es el bebé que ha tenido con Nacho Rubio. No me ha gustado la reacción que ha tenido en un momento con "Fuen". Muy marimandona ha vuelto.

Todo lo del viaje a Londres, así como la secuencia de esa madre en el despacho de "Quintero" y lo que le prepara su hijo, la in-habilitación mental, es patético. Lo de Londres, como atravesaban el canal tantas chicas para poder abortar, forma parte de la historia negra de este país durante muchos años. Y me ha gustado el tacto y la discreción de una decaída "Alba" cuando se despide de "Rafa". Blanca ha estado muy bien dirigida y se nota va cogiendo soltura y seguridad. ¿Abortará o no?

Lo de la "Marquesa" sera una trama que seguiremos dentro de las barrabasadas del hijito del que parece se quiere separar "Marta"; que no va a conseguir enajenarla. Y lo de "Henar" y "Barrantes" le falta fuelle pero no me disgusta. Es tan educado el hombre que resulta un poco pavisoso pero tampoco me parece mal, es un registro caballeroso, sereno, educado y cortés a diferencia de otros seriales donde, cuando sale una hombre o mujer de aquellas tierras, es puta o macarra, al estilo de los culebrones más casposos. 

La verdad es que Masiel y su inmortal "La,la,la" pues es, como lo fue ella, una cachondada. La gente se carcajeaba con la zafiedad de esta madrileña, cantante  histriónica, y hacía chistes y cuando se refería a ella se le comparaba con lo más ordinario y calentorro en el espectáculo. Sólo Aute le dio cierta credibilidad con sus "Rosas en el mar" del filme "Codo con codo" de Víctor Aúz. En Francia le llamaban "La vache qui ruee" (la vaca que cocea), casi parecido a los quesitos de "La vache qui rit". En Eurovisión estaba hecha un bollito. Recuerdo de pequeño escuchar. Ruer es callejear o cocear.