Las canalladas no se pueden callar, caiga quien sucumba. Si hay capítulos en los que nos vemos reflejados muchos, hoy me he sentido plenamente identificado. Ese periodista, humilde, que se cree poca cosa, vapuleado por la censura, que escribe sobre lo que no sabe cuando se publicará pero que es consciente de que lo que hoy se cuente, sobre aquellos hombres escondidos como topos, mañana, en el futuro, alguien reconocerá lo recuperará y aprenderá de ello y de la lucha del ser humano por su dignidad y libertad. Esa es la esperanza para esta familia de "Benigna" y "Benito" y para el propio periodista ninguneado y perseguido. Que mientras los periodistas influyentes escribían o narraban con su voz engolada y expresaban con su careto, loas y vítores al Caudillo; éste otro, perseguido, vivía peor aunque escribía muy bien y buscaba la verdad de los que perdieron la guerra y se la jugaba. Él se consideraba casi nada y la sabía "Benita" le animó cuando le encumbra dentro de una profesión muy importante. Desgraciadamente, el periodismo, sigue estando protagonizado por los paniaguados contratados por el Régimen actual y a los independientes, que no flotan como el corcho, los ahogan o les dejan morir por inanición. Como ayer. Incluso más peligrosa profesión.
"Benito", muchas veces, dudaba de contar sus tristes momentos en la soledad del topo. Temía revivir aquellos aciagos momentos de soledad y desesperación, oculto en un agujero; días en los que, en numerosas ocasiones, quiso morir; pero continuó y al fin ha decidido contar de su calvario. La gente debe conocer ello aunque sea censurado o perseguido o a pocos les importe. A los periodistas que no somos de ningún partido en España, nos asaltan estas mismas dudas y desesperanza; pero continuamos porque la verdad o esa otra información, también debe ser propagada y los ciudadanos, deben conocerla. Y escuchando a "Benigna" me ha dado ánimos porque muchas veces pienso que formamos parte de una profesión que no sirve para nada que no sea para ser delatados por nuestros propios vecinos y conocidos. Formamos parte de topos que nos escondemos tras un micro, un escrito y que gustamos poco. Casi, en días, dibujamos para nosotros mismos una sensación de encontramos bajo el hielo.
La secuencia ha sido enorme. Lo que sufrió España, en y tras la guerra, no se puede narrar. La pobre gente pagó las consecuencias del pésimo gobierno de la República y del golpe fascista de Franco. Las venganzas fueron crueles, sanguinarias y el país pasó a manos de aquellos cabecillas ávidos de sangre que tomaron el gobierno, de ellos y de sus recomendados. De las oligarquías, de los muy ricos, de terratenientes, de militares y de la iglesia mas carcundiosa. ¡Un horror! Me ha alegrado mucho que, en aquel entonces, ya hubo gente, y que desfila por la serie, que se la jugó por otro mundo democrático, justo y libre, donde cupiéramos todos. La traición posterior es otro tema. Pero "Benito", "Rafael", "Pallarés", "Leonor", "Valderrama", "Pelayo", "Nuria", "Jaime", "Quintero".... y algunos más, se sacrificaron, pudiendo morir incluso, por la llegada de un futuro mejor. Esto se puede comprender desde el que lo vivió o lo contó en sus necesarios relatos.
El topo, "Benito", conseguirá coordinar ideas, ordenarlas y aliviarse en la confesión de su ratonera. En el artículo hablará de su supervivencia y de transmisión de sus experiencias de catacumbas pero filosóficas y muy espirituales. Los fascistas le quitaron todo, hasta su dignidad que la arrastró por aquella madriguera oculta tras el armario. Y mañana cuando muchos ya no estén, la gente les conocerá o recordará. Como de hecho ha ocurrido décadas después con la heroicidad de estos ocultos combatientes al franquismo o de los mismos maquis.
Recuerdo un enorme filme "El hombre que mató a Liberty Valance", cuando el periodista "Peabody", en su periódico el "Shinbone Star", se juega el tipo y la vida por la defensa de una noticia que figuraría después en las crónicas de los EE.UU de América. O recuerdo a Doris Day, mostrando la labor periodística de su padre, ante un arrogante periodista Clark Gable, con los recuerdos de aquel su pequeño periódico de noticias que iba dirigido a las gentes de un pueblo, pero que no por ello nunca dejó contar la verdad a la gente, en "Enséñame a querer". Un periódico más importante que muchos grandes.
Gentes y un guión, en "Amar es para siempre", con dos cojones.
De esto iba esa secuencia, de ideales y sacrificio por otra España.Magnífico momento en el que "Pallarés" le cuenta a "María", su compromiso con la libertad. Y le refiere que si no le acepta por ello, que se lo diga. Aunque comprendo a "María". No fueron nada fáciles aquellos tiempos y no todos querían ser héroes.
Secuencia sacada de Blake Edwards, con su toque de cinismo descubierto por "Sebas" aua sale al estilo de La pantera rosa". Con ese toque a jueguecito erótico fetichista mientras Ginés" le masajea los piececitos a la "Marquesa" y se bebe dos ginebrones.
"Jaime" cavilando y descubriendo sobre ese algo más que le ocurre a "Nuria" y que no lo cuenta.
La sangre azul y la distinción de los que lo ocultan todo porque no son obreros sino aristócratas, palabrería cínicaante una escéptica "Marta". ¡Agárrate a esa!
Dinamita y poesia pura. Que verdades. Me tienes enganchado mas que nunca. Todo esto que nos dices se sigue ocultando hoy. Muchas gracia por tu valentía
ResponderEliminarQue maravilla y que sociedad tan mala la de mis padres. Eso que cuentas lo he escuchado en miles de ocasiones. Una pregunta tu crees que todos los periodistas era de Franco? Buenas noches José Ignacio
ResponderEliminarNoo!!!!!! en absoluto Margari. En los 60 ya los había y muy combativos contra el franquismo y que representaban sectores desde la derecha hasta la izquierda. Revistas, periódicos,pero en radio, en el No-Do y televisión la censura era atroz. Pero había ya medios al servicio de otros poderes e ideologías en papel escrito. De todos modos no porque salieran en televisión o radio eran de la ideología del Régimen, aunque muchos sí. Pero le seguían la corriente y no se complicaban la vida.Yo se de locutores del No-Do, Francisco Cantalejo era médico y muy liberal; o locutores de radio y de Tv en Madrid y sobre todo en Barcelona que a Franco lo odiaban, pero los guiones debían pasar censura. Hasta en el cuadro de actores de las radionovelas había de todo. Pero no se la jugaban. Era la prensa y revistas que ya asomaban donde, como hoy en la Red, aparecía ya una disidencia al Régimen y donde la censura les chapó los medios y les incoó expedientes.
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