Estamos ante una época de transición en ESDPV. Parece mentira pero ha transcurrido ya casi una nueva temporada y pronto llegarán nuevas historias, renovadas tramas; volverá Enric y tal vez perdamos para el verano a algunas de las actrices que tanto queremos. Es ley de vida televisiva y el corazón se nos hace cachitos porque se van esos iconos representantes de pasiones y ternuras que nos han acompañado en nuestra casa desde hace un tiempo. Yo se que cuando se vaya Fariba o Aída Flix lo voy a pasar mal, tanto como cuando se marchó Megan, Álex, Rubén, Loreto, Jordi y tantos otros. Son ya todos, o lo han sido, un poco nuestros y es pena que algun@ nunca lo hayan comprendido y, como la partitocrácia española, se crean que son de sus directivos y de su estudio y trabajo por encima de los televidentes. Se fueron y no se enteraron que el publico y más este fervoroso y entregado fan del serial, hubiera merecido más aprecio en vida, no ya en muerte o nunca como algunos que escriben notitas en un papelín para ver si cuela el desapego anterior. Porque les querían y quieren más allá de la serie. ¡Qué pena! Y no que fueran tildados de pelmas y chalados e incluso, como ocurrió con un actor de la serie que ya no está, se molestara con la prensa humilde porque le había promocionado como mejor supo hacer, colocando de él una foto. ¡Qué vergüenza! Espero no perder el contacto con las personas que se irán pronto. Son mis amigas.
No sé cómo acabará esta historia de "Bosco". De su amor "Inés" y de su esposa "Amalia". Imagino que mal y sin ellas. Pero esta trama, ellas dos, formaron parte de este tiempo mío, cuando me sentí trasladado a otra época, en el que conocí los Estudios y a ellos tres en persona: Fariba, Aída y Aída Flix. Tuve un gran agrado personal en aquellos casi finales del pasado 2014. Parece que fue ayer y ya estamos en primavera, hasta las campanas de la Iglesia de Hendaye acaban de tocar a "Domingo de Ramos" (siempre las escucho con deleite). Así pues a la espera de otra época y rememorando los viejos días de amistad con las gentes de ESDPV y aquella presentación de mi libro que me llevó hasta PV, momentos tan importantes en mi vida. Se que hay gente que me pone a parir; primero, por escribir sobre el serial; segundo, por hacerlo tan mal y adjetivado. ¡Lo que he aprendido yo y los amig@s que he hecho, de los buenos, con ESDPV!. No había nacido ayer, pero si encontré, en esta serie, una novela discursiva con multiplicidad de referencias. De todos modos, he escrito y lo seguiré haciendo desde el corazón y confundiendo a propósito mi inspiración, mi mundo cinematográfico con las tramas y actores, valorándolos en esa grandeza que tiene el serial, aportarnos tantos recuerdos de filmes y actores de otras épocas que gracias al Pablo Guerrero siguen ahí cuando en la tele se deriva hacia otro tipo de consumo más rápido y menos intelectual. No olvidemos que España es un país gobernado por fascistas, cuyos ellos y las productoras, salvo excepciones, sólo desean aborregar, tiranizar y tener absolutamente inanes y discapacitados a unos pobres aborregados súbditos que se ha empobrecido culturalmente y secado sentimentalmente, una enormidad. ESDPV será lo que ustedes quieran, bueno o pésimo, pero habla de la vida y del arte del cine con primera fila a la mejor televisión, todo ello que reconocemos al instante. Y en el caso de "Raimundo y Francisca" son inmediatamente puestos en referencia por miles de ancianos que se ven en esa etapa enamorada de la vida. Y sus actores son dos señores, no de edad pero sí de condición.
El duo recuperado en el amor piel con piel de "Francisca" y "Raimundo" habla de la senectud más luminosa del mundo. Desgraciadamente, en España, contar estas historias de amores caducos, de mayores y muy maduros, están menospreciablemente vistas o condenadas al fracaso porque en los amores crepusculares no hay nenas y besos con lengua y culos que se levantan por la mañana. Que ESDPV haya apostado por ello en esta etapa, es de agradecer y valor positivamente en su valentía y calidad. Pero tanto el guión, como la interpretación de Ramón y María (dos grandes veteranos) es para detenerse un poco en este domingo, sobre ellos y su amor de climaterio tan sólido como la tierra, con ese recuperar la vitalidad perdida, la juventud pasada y porque cuando llega el final el perdón es algo inminente y que no puede esperar más para ser otorgado. Pero no son los actores sólo, son los personajes. Desprenden una maldad que intentan aclimatar, quieren engañarse con la ternura que ya no es la misma, pero si alcanzan una sabiduría que les mató la ilusión, procuran retomar el cariño fosilizado en ellos y desprenden mucha nostalgia por aquello que se fue y que nunca (ni en el guión creo) se podrá retomar. Y es una pena que Ortíz, como nieto que ha aparecido en la vida de los dos, no de la talla interpretativamente y por ello, en relación para con "Bosco", ese vínculo de consanguinidad que podía resultar inmenso, estos dos actorazos no consiguen redondear ese tono idílico de abueletes con nieto del querido "Tristán", agradable y luminoso que podía haber resultado, con ese puntito siempre de cinismo en la edad de ellos; ello merma porque Francisco Ortíz es un actor ideal para la tragedia de Shakespeare pero no para humildes series costumbristas donde no natural fluye sólo y la vida va pasando. Yo creo que por mucho que le expliquen a Ortíz no ha llegado a comprender, cuando rueda con Ramón, que está frente a un viejo roble, cara a un enamorado del ayer cercano. Francisco no sabe contemplar la cara de la eternidad, de la mano de alguien a quien hemos amado y reencontrarnos con nuestra familia, el valor de ello y desluce mucho a Ibarra. Y no sigue el rollo nieto aparecido, ello es grave porque aunque sea una ficción, los personajes deben ser creíble se ir de la mano los actores y a Ortíz se le nota ha nacido para representar en el "Teatro del Globo" a orillas del Támesis, en Bankside, teatro clásico y las mejores producciones dramáticas de Inglaterra.
Interpretaciones de las que ya no quedan con esa perturbada, aparentemente pareja de enamorados a la recuperación del ayer que destrozó "Raimundo" por su cobardía, con ese ya minuto que no se puede perder y con esa visión pesimista y amarga de la vida sobre que ya nada es igual y dudoso que resulte en el futuro. ¿Qué es la televisión? Ver a María y a Ramón paseando bajo el brazo, como el cine era ver a Garbo haciendo de "Reina Cristina" o a Chaplin caminando como "Charlot" o a Charles Laugthon vociferando iracundamente como el "Capitán Bligh". estamos hablando de los actores sabios de ESDPV y que en cualquier país, María y Ramón, por su icono y cantidad de secuencias estarían valorados en guinness pero que se quedan para que, nosotros, los demás, les reconozcamos como dos buenos actores, como mis familiares favoritos, como mis abuelos de la tele protagonistas de un tema triste: el amor en la vejez que tampoco cuaja y que se pudre pero no acaba de morir.
EN SU MEMORIA!!!
LA GRAN MATILDE CONESA!