miércoles, 1 de mayo de 2013

UN CADAVER A LOS POSTRES

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UN CADAVER A LOS POSTRES


Todos los boliburgueses son unos boliburgueses
Una eucarística procesión fúnebre de clases pobres, soñando en inflamados colores con Chávez en el interior de un ataúd vacío. Lloraban como desconsolada viuda sobre un féretro en el que no iba el cuerpo embalsamado del presidente venezolano. Es para morirse de risa. Y el suponer muy circunspecta a la representación de la izquierda vasca, en medio de semejante bosque animado, es para morirse de pena. ¡Ha sido un timo!. El cadáver quedó para los postres.
En Venezuela, lo importante no ha sido el pueblo, ni  la política o nada que se le parezca, sino el tiempo que ha transcurrido de engaño en engaño, mientras se confundía lo privado con lo publico que se rapiñaba y dispendiaba en nombre de la revolución bolivariana.
Con el funeral de Hugo ocurre lo mismo que con el papa, que informar es decir que el papa actual es humilde y austero y que habla con cariño del anterior, aun vivo, como es informar que el sepelio de Chávez reunía a cientos de miles de venezolanos que siguieron desconsoladamente la caja del muerto durante siete horas, por entre las calles compungidas de Caracas.
Mientras que desinformar, manipular, opinar fuera de contexto, ser un mal periodista y además lo  “facha”,  es contar los trasiegos que se trae el anterior secretario, hoy prefecto de la Casa del Papa, Georg Gänswein, desde la habitación de Benedicto hasta la alcoba de Francisco. Desinformar es también, el desvelar que la caja del difunto Hugo estaba vacía. Narrarlo es manipular.
Toda la novela del sepelio de Chávez y todos los que han participado en ella a conciencia del “cambiazo” del féretro en los sótanos de la Academia Militar son unos listos que no solo se han burlado de pobre gente sino que, a costa de incautos que se peleaban por tocar la caja, han lucido baño con hidromasaje popular con inquietantes intereses políticos.
Muchos conocían la muerte en Cuba de Chávez el 29 de diciembre y que tan sólo iba en el cortejo un maniquí facsímil con careta.  Eran los inmorales secuaces de diversas chancillerías  e invitados fascistas  que  corroboraron una más de esta larga lista de mentiras del chavismo siempre y en los últimos meses, más.  Entre las que cabe destacar, esas fotos familiares de un orondo Chávez inmortal, un generalísimo redivivo cuando ya era un cadáver hinchado y sin pelo.
Mientras, nosotros, colocando banderas en paralizadas instituciones. Una politiquilla que atufa por usar de unos mástiles democráticos para rendir pleitesía al advenimiento de un héroe dirigente que representaba el triunfo de su Razón.   Peor aún, entre el ostentoso desinterés de muchos, como no dándole importancia, ondeaba una bandera que ni nos va o viene pero que  ha simbolizado el legitimar que, el líder, interpretaba la ley en función de sus objetivos políticos para, siendo todo válido, construir su gran patria venezolana. Muy peligroso.
De verdad que habilidad tienen algunos para defender el mal y rendir culto a la mentira orquestada. Interpretando o apoyando las leyes según sus intereses, lo que les lleva a pregonar como bueno un Régimen en Venezuela que ha tenido moral ancha para transformar, en justo, cualquier tropelía  porque todo lo que repartía al grupo de los boliburgueses o a Cuba era por un fin superior  justificado.
Murió el 29 de diciembre. Estaba ya desahuciado desde mediados de septiembre. Se le informó en La Habana que no llegaría a Navidad. Inmediatamente, robando a su pueblo que padecía y sufre todo tipo de carencias a todos los niveles, mandó transportar 13 toneladas de oro de las reservas del banco central de Venezuela, transportadas en un avión ruso que partió de “La Carlota”, a las 6am del día 20 de octubre hasta “Rancho Boyero” en Cuba.
No hubo participación popular para semejante expolio de reservas. Me resulta incomprensible que un ciudadano proletario pueda rendir exequias a tal despiadado gobernante. Que sabiéndose morir irreversiblemente lo único que tuviera en mente era, además del oro, sacar raudamente las reservas del “Internacionales” que sumaban 20.000 millones de dólares, rumbo al Banco central de Cuba.
Hoy, en la Venezuela expoliada que mamelucamente rendía tributo a una caja vacía, apenas se disponen de 1.200 millones y de ahí provienen las restricciones de divisas para importar necesidades básicas de alimentos y con grave situación alimentaria Mientras lo “Bolivariano” ha desvalijado a esa ciudadanía   y se ha quedado con sus reservas, el país carece de medicinas, equipos médicos, reactivos para laboratorio, y con una amenaza peligrosísima de explosión en el mismo.
El embalsamar el cadáver costó 880 mil  dólares, se hizo el 3 de enero, y el día 5 a las 4am fue trasladado en vuelo de las FAB desde Cuba hasta la Carlota, en el interior y al este de la capital, cerca de Fuerte Tiuna. De ahí al Hospitalillo Vicente Salías de ese complejo castrense, a 200 metros de la Academia Militar.
Desde ahí, todo supuso una burda manipulación hasta que se produjo el cambiazo del féretro en esta Academia Militar. El trueque se dio el día del sepelio tras el desorden populista de aquella  procesión de chirigota por la ciudad ante infelices. Entonces  las medidas ya pasaron a ser estrictas, la seguridad total, todo ya era solemne y al “populacho” lo apartaron.
Mintió hasta el final, habiendo gastado a cuenta de los pobres venezolanos hasta el dispendio absoluto, hasta más allá de la vida tras 14 años en el poder. Hoy, desde el emporio de la pobrísima “Barinas”, en la que nació el “patriota”, deja un “Potosí” heredado por su familia con joyas, fincas, inversiones en chalets de la Patagonia y sabrosas cuentas bancarias en el exterior. Ha dejado arruinado a su pueblo.
Mientras su menesteroso pueblo pasaba necesidades, a él no le faltaban trajes de marca chic, costosos, como los relojes de super marca que llevaba, mientras viajaba alrededor del mundo en jet privado a todo confort y lujo. En tanto proclamaba que “ser rico es malo”, regó a sus amigos políticos y actores de Hollywood, desde Kirchner hasta Roussef y demás boligurgueses, de todo y más,  asegurándoles una “dolce vita” mientras durara él o se perpetuara Nicolás Maduro.
El cadáver para el final. El engaño siempre. La capilla ardiente continúa y tan sólo participaron de la verdad, en el ínterin, los mismos privilegiados que se han aprovechado de las reservas venezolanas siempre: su familia y los presidentes de Argentina, Bolivia, Uruguay, Ecuador y Nicaragua. Todo cocido a fuego lento.


José Ignacio Salazar
                       

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