HÉCTOR Y ASUN / LA MIRADA HACIA ATRÁS

EN MEMORIA DE AQUEL HERMOSO AMOR!

Aquel inmenso amor que se profesaron ambos, triste como España pero enorme como sus corazones. ¡Qué tiempos aquellos! En los que podíamos disfrutar de Megan Montaner y Álex Gadea y de estos dos actorazos que nos brindaron unos momentos sublimes, peleones de interpretación y a corazón abierto. Mi reconocimiento hoy a ellos dos: Javier Collado, una especie entre Bogart y aquel "German", solitario y melancólico de "El crack"; así como a Nadia de Santiago, una mujer que emocionó puño en alto en "Las 13 rosas" y que tanto enseñó en este serial a luchar por lo que se desea, por el amor y por conseguir esa dignidad de amar, algo enorme y precioso, más allá del estado civil de cada uno. Una Nadia que me recuerda enormemente a aquella inolvidable actriz del doblaje, en su físico y voz, Delia Luna; que fue "Blanche" en "Las chicas de oro" o la voz de Bibi Andersson y de Pier Angeli en algunos filmes. Delia, una mujer dulce, peleona y bellísima persona. Cuando he visto estos capítulos para poder escribir este artículo pensé mucho en Delia a quien siempre aprecié enormemente. Y como curiosidad añadida, Delia, fue una de las voces habituales en aquellos días de "Arcofón" que se ubicó en el lugar de los Estudios Vallehermoso, en Arapiles, en el populoso distrito de "Chambrerí", donde está construída esa plaza por la que paseaba esta pareja deseando reencontrarse en la mirada hacia atrás. Curiosidades y coincidencias.  Como esa que Delia interpretó en el cine, en ese mismo aeropuerto del que luego parte para Suiza "Asun" tras el asesinato de "Héctor", en el filme de Luis Lucía "Aeropuerto". Personalmente no conozco a Nadia y de su trabajo entonces contemplé poco. Hace unos pocos meses, en el final de la anterior temporada, vi la rescataban para aparecer unos minutos pero me perdí aquellos tiempos de pudor y de muchachas limpias que cuando sonreían estaban mucho más guapas, resultaban preciosas, que deseaban emanciparse y que veían el amor y la vida como son en realidad y no bajo los corsés de la represión.

La inolvidable Delia Luna con Manolo Morán en "Aeropuerto 53"

Descubrir en estos últimos días estos capítulos que me los han hecho llegar ha sido una experiencia balsámica ante tanta degradación de los seriales hoy en día. Ellos mostraron un registro muy simple pero de gran de gran eficacia dramática, esa chispa que surgía en la fricción de sus dos ojos (las miradas era brutales pero dulces y cautas) y se encendía el amor. Eso que tanto falta ahora en las series y que la gente quiere ver: historias de amor. De compenetración que se va con sumo cuidado castigando con un poco de dureza e indiferencia mientras se explora al contrario y se me mezclando en ello la ternura. Momentos que encantaron con dos interpretaciones perfectas (a destacar las voces de ellos dos, preciosas).

Amores avanzados que no hacen perder autoridad a nadie. Cuando parece no sentirse el amor cunado sí se va sintiendo tal amor y los dos pelean por descubrir un día sus sentimientos. Momentos cargados de diálogos inteligentes, de reto autentico entre los dos protas, tiernos, chispenates y melancólicos por momentos, consiguiendo una magia, fluidez y dinamismo inexplicables. Aquellos momentos estaban musicados sin música de una suave melodía que debió calar muy hondo a aquellos espectadores (por lo visto por mí, hoy) y graban en mente algo muy difícil de partir de aquellas emociones. Actores muy naturales, absolutamente nada forzados y que tenían química para regalar y tomar. Tanto como Megan y Álex de aquel impresionante ESDPV inexistente hoy y que naufraga entre endiosamientos y secuencias cutres y zafias.

relato de amor urbano pero con magia celestial que explica el misterio de la atracción del hombre hacia la mujer y viceversa. Pocas veces se ha visto algo tan bonito, triste, tan elegante, tan entregado, tan sensible, tan cuidado, de tanta verdad sobre el amor como algo espontáneo, expuesto con tanta ternura y dulzura. Una historia que tuvo un final muy triste con la muerte de "Héctor" y ni todo el odio y el rencor y la ira que se llevó por delante al detective pudieron parar ese amor que surgió en este Chamberí de aquel tiempo. Quedó por siempre la parte más espiritual, infinita y pura del sentimiento de su amor de verdad. Delicados personajes que nos mostraron en momentos impagables ese hechizo placentero o doloroso de los espejos del amor de un sentimiento que cuando une, lo hace para toda la eternidad.