PUENTE VIEJO: EL BAÑO CALIENTE DE "FRANCISCA"

Ante todo agradecer al grupo facebook "Amigas de Puente Viejo" que llevándome tan bien me ha expulsado sin saber por qué. Había debates y tenía mucha lectura. Es una página que no está permitida a los hombres, yo me lo pensé pero insistió una de las administradoras. Tenía muchas lectoras, se expresaban muy inteligentemente la mayoría y ahora seguidme en otras páginas. Lo siento. ¡Muchas gracias! ¡Sorprendente!

Una secuencia sobre tardíos encuentros otoñales, como le gustan a Garcí pero con la estética flou y con el cine de Walerian  Borowczyk, donde la bestia ("Francisca" aquí) juega con el erotismo y con el mito de la bella y la bestia. Una secuencia que dice de lo mejor del equipo técnico y de realización que es magnífico (yo los he visto trabajar y son buenísimos).

Fue algo del interior de estos personajes, intimo, de difícil acceso a esa intimidad de la pareja, a ese morbo otoñal; tuvo ternura y espiritualidad la secuencia del baño caliente, con esa bañera en la habitación, algo buñueleriano y que lo decía todo, un baño inciático, toman conciencia de la juventud que perdieron y retoman lo erógeno que se practica en esos primeros tiempos del amor de la pareja. Ellos tras superar situaciones muy difíciles y con esa ambigüedad de "Francisca", en el terreno de los sentimientos por "Raimundo" y que es para mí uno de los grandes secretos de "Puente viejo". Una bella secuencia entre estos dos viejos rockeros que es de lo ya casi inexistente que queda de lo que fue ESDPV en sus inicios.

Una María Bouzas bellísima, pelo esponjoso al aire buscando hacer un hueco de amor a "Raimundo" y una secuencia que habla del único amor que resiste a desaparecer en PV, aunque sea amor de mayores: torcido, taimado y astuto. Porque hace años que los guionistas, como la Inquisición, proscribieron y dejaron de escribir sobre  amores fogosos, sentimentales, imposibles e irresistibles para el público, para traernos cadáveres  a la hora de la siesta.

Fue un diabólico y tierno momento aunque se notaba pudorosos a los dos actores. Y un momento inaudito en el que hemos visto a "Francisca" transfigurada como una Star y con una feminidad frente a su adusto y tétrico personaje, tan marcado por la tragedia griega y el Siglo de Oro español. Su atuendo asfixiante y su presencia adusta y rigurosa, por primera vez se trasladaron en el tiempo a un cine sensual de los años 70. Vivimos unos instantes únicos y casi impensables.

Me recordó a "American Beauty" en la secuencia de la bañera y en la filosofía de vivir cada día como si fuera el último. Donde la metamorfosis de los personaje es impresionante, en ella y en él, trasladando su cobardía cotidiana a un ideal anárquico y rebelde, que no les llevará muy lejos pero plenamente satisfactorio.

Una veterana María Bouzas, que les dure porque sin ella, la historia se les esfuma en su absoluto. Una María que demuestra, sin aburrir, su enorme calidad para crear personajes; estuvo brillante. Ramón esta, en esta secuencia, enorme y valiente por primera vez sin esconderse en ideologías engañifa. Ha sido asi una postal contemporánea y algo surrealista. Y que se resume en esa sonrisa satisfactoria de oreja a oreja que tiene los dos tortolitos.

Y como "Ginger y Fred", emocionales y decadentes, conmovedor y retardado donde se expresan tantos sentimientos y tantas frustraciones de una vida amorosa perdida por la maldad y los intereses económicos, en ella, y sectarismo ideológico, en él.

Una de las secuencias mejor filmadas y narradas en el historia de ESDPV. Llena de mágicos instantes, de miradas que se encuentran en su plena satisfacción, donde la corrupción da paso a una bella balsa de aceite amoroso con zarpazos de añoranza y melancolía, de irresistible dulzura en recuerdo de una lejana época en la que se truncó aquel gran amor, transformándose ellos en personajes de ingratitud y amargura.