Dicen de Vox que llegan hasta donde antes nadie denunció. Tristemente hasta que las elecciones les den posibilidad de pactos y salgan a la arena. Leo estos días asombrosos halagos a Vox que dicen llega. ¿Y qué?
¿Alguna novedad? ¿Más democracia? O incluso ¿Más pluralidad? ¿Mayor libertad
política y mejor representación? En absoluto. Más de los mismo en el Estado de
Partidos, agregándose más vividores para el consenso después. España no tiene
remedio. Insisten en buscar soluciones novedosas y frescas para las elecciones
que llegan, estas, aquellas y todas, y no existe remedio o salvación en esta
podredumbre de sistema. Los partidos, en cuanto tocan poder, representación
proporcional, consensúan desde sus aparatos y sigue todo igual; representan al
Estado, cobran del mismo y ni tan siquiera se les puede emparejar con sus
propias oligarquías de votantes.
Vox cuando llegue, igual. Magia a la luz de unas elecciones tramposas
para engañabobos y un sistema agotado, quebrado. Se mantiene por el 33 por
ciento de lameculos favorecidos de los partidos y de la sociedad pesebrera,
además de por un porcentaje de incautos que creen algo va a cambiar tras las propuestas
que muestran las oligarquías, algunas hasta parecen nuevas y prometedoras.
Nada. Pactos, al margen de súbditos sin derechos políticos y que ya no
controlan el poder desde que refrendan una lista cerrada, rupturas en meses
anteriores al nuevo cuento de los comicios que llegan, algún atentado o
manipulación para dar un golpe de Estado o simplemente como ahora, no hay
elecciones. El cobarde Rajoy trajo a los golpistas y a Sánchez y así seguiremos
si es que no se van nunca, que todo puede ser. De todos modos nada se soluciona
ya con elecciones. Cuando los representantes de los partidos son corruptos
morales, cualquier pacto nace fallido. ¿Díganme, por ejemplo, sobre el futuro
político y de gestión de Andalucía? Ninguno. Más de minorías que pactarán, PSA,
Ciudadanos o Podemos y nada nuevo sobre el horizonte. Lo mismo que hemos
contemplado entre Ciudadanos y el PSA: corrupción. Más de vivir del cuento, hacer la vista gorda y el caldo espeso y seguir reproduciendo uno de los regímenes más corruptos de Europa, el que más.
No conocía casi nada de Vox, no me gustan nada. Basta con entrar en sus
foros para darse cuenta que manifiestan lo mismo que la izquierda golpista y
los nacionalistas: intolerancia, fanatismo, obcecación, deseo de tocar poder,
sectarismo intransigente y persecución al debate que no encaja con ellos,
insultos, odio al diferente; y se da el caso curioso de que muchos, los mismos,
que para los golpistas son unos “fachas y que hay que darles de leches”, para
ellos son “rojos de mierda a los que hay que darles en toda la boca”. Es como
en la República, se mataba por quien te pillara. ¡Cojonudo! ¡Vaya solución!
España así no tiene remedio y camina al precipicio. Se sostiene porque hay
muchísima gente trabajadora que lo está pasando muy mal; que trabajan como
bestias para pagar a corruptos sobre todo y que es respetable no salga a la
calle porque tiene miedo ya que los gobiernen, unos u otros, son fascio puro y
duro. Una España que llora en silencio y a
la que toda la casta y sus autonomías están arruinando. Y viene Vox,
otros que tal para sus cada cuales.
Ni Francia es casi ya representativa, menuda decepción que ha traído
Macron, a pesar de tener un sistema por circunscripción única, representantes
de la Nación, doble vuelta y ser una República, como para esperar nada del
cambalache que se augura para los nuevos comicios oligárquicos en España. Otro
“seguir tirando” y hasta la próxima, robando a los pobres trabajadores
sojuzgados por un putrefacto y desintegrado sistema partitocrático.
Leo sobre la gran esperanza de los discursos de Rivera y Casado contra
el gobierno de Podemos y los lazarillos de la PSOE, por cierto… ¡Ya era hora!
¿Y qué? Porque durante un tiempo no se
mire un papel ni se yerre o se haga oposición… ¿Ya hemos resuelto nuestros
problemas? Así la prensa chupalevitas plantea el tema. Al golpe lo han traído
todos. Desde el estado Central hasta las autonomías. Desde el PP, Ciudadanos
hasta los radicales y rebelados. Todos son unos traidores al régimen
constitucional, todos lo han regado bien por pactos interesados y consensos
macabros, y sí hoy alguien dice que se están fletando naves, será hasta que
haya unos resultados electorales para seguir igual. Sigo sin comprender a esos
periodistas que mencionan ahora la fortaleza de una unidad entre el PP y
Ciudadanos como frente de resistencia al golpismo catalán y sus aliados de
Madrid. Si aliados eran los propios del PP. No olvidemos que tuvieron mayoría y
la desperdiciaron. ¿Alguien ha escuchado desde sus filas criticar algún día
Rajoy y su política zapateril? Jamás. ¿Ha defendido el PP a las víctimas de los
golpistas o Ciudadanos a su pueblo de Catalunya que les dio la mayoría? No. El
primero regando a los rebeldes y el segundo mariposeando pensando en unas
quiméricas elecciones que creían llegaban y lo que aconteció fue el pacto entre
Rajoy y los golpistas para entregarles el poder.
Decía hace unos días un periodista que “lo importante es reconocer que
este gobierno es un pasquín que quiere llevar la revolución, extendiendo el
Golpe de Estado en Cataluña a toda España”. ¿No lo sabían antes? ¿Hoy hay que
darse cuenta de ello? ¿Escucharon a algunos representantes del PP o Ciudadanos
denunciar la deriva? Cuando el golpe ya llegó y el daño está hecho y se
presagian elecciones, vamos ahora de oradores y oposición. Es todo
electoralismo puro y duro. Todo lo que sea para alcanzar un poder personal sin
límite y sin freno, unos y otros.