DESNUDA FRENTE AL ESPEJO

ACTRZ DE LA TARDE:

               ADRIANA TORREBEJANO

CON:     FARIBA SHEIKHAN

¡Es que se están riendo del personal! Ya pueden ponerse la pilas los guionistas y algunos actores de la serie. Lastimosa la he encontrado hoy y con unos actores cada día más desmotivados y sosos. No levanta cabeza y el tedio ya lo impregna todo a excepción de dos grandes de la televisión de la tarde y ello que también les falla el guión: Fariba y esta Adriana que ha sido un auténtico descubrimiento. Hoy por hoy es lo único que merece la pena ya, es la grande interpretación de "Sol". Es que ya hasta el guión dice sandeces. Esta tarde, "Severo", comenta tan campante que "si muere "Inés" supondría un duro golpe para "Bosco"; se supone. ¿Sólo un duro golpe?. Todo rezuma una réplica de pacotilla. Es que estamos hablando del amor hacia una persona que se está muriendo; no es un duro revés o golpe, se te cae el mundo encima verla desaparecer. Y el actor lo dice tan tranquilo porque así está escrito. ¿Quien escribe esto ahora? Dudo mucho que Aurora y Miquel esquematicen tan puerilmente el guión ya que nunca lo han hecho y son muy buenos. Y es una pena porque están alargando la agonía de "Inés" durante las vacaciones, cayendo en un melodramatismo culebrero que perjudica a la actriz ya que la gente se va a hartar de verla lánguidamente apagarse hasta ese final que pudiera tener lugar para finales de temporada, entre agosto y septiembre, que es cuando entierran o mandan al exilio a la mayoría de los grandes que fueron en la serie. A mí me da mucha pena ver a Enric que no es ni sombra de aquel destartalado, hilarante y corrupto alcalde genial que fue, que te mordía con su excelente humor; contemplar a Carlota que hace y dice insulseces sin la mayor inspiración; seguir a Sandra y a Fernando (que los han transformado en unos alcahuetes), en absoluta decadencia sus personajes, echarse en cara los amores desmadrados de antaño y el hijo que no tuvimos y la `paternidad del "Guapo"; patético. Lo que vemos es de casposa decadencia de ropero olvidado, absoluta. La peluca de una "Rosario" que es un personaje desustanciado y anodino y que parece sacada de aquel postizo añadido que se ponían los actores para "El baile de los vampiros" de Polanski, que se les caía cuando bailaban en aquella Danza de vampiros que no se veían en el espejo. Con una "Candela" que no se esfuerza lo más mínimo y que parece una brujilla que asoma siempre con "Rosario" para cotillear marisabidillamente por cualquier rincón de un "Jaral" que es triste como un Viernes Santo con tormenta. Por no hablar de "Bosco" que da miedo sólo cuando aparece porque semeja un personaje de frenopático a preocupar. Por no hablar de esos engreídos que llaman "buitre" a un trabajador de la prensa absolutamente honesto y que no se avergüenza de lo trabajado en pro de la serie o te someten a la justicia de su dedo acusador y se permiten difamar por sólo opinar y querer aclarar las palabras. Sólo quedan: María, Ibarra, Selu, Fariba, Maribel, Iván porque se lo trabaja aunque la tortura de "Prado" es de lo más pijo y repipi que he contemplado en ESDPV, y resta de quien hablamos esta tarde: Adriana Torrevejano. ¡Que pena!

Se que esto sentará mal pero más lástima me da  ver a mi serial favorito aburriendo al personal a las medias tardes. Tendrá audiencia y me alegro mucho pero no tiene inspiración ni ganas de sobresalir ni de perpetuarse como aquella serie inmensa que fue, de las más grandes de la televisión y que se está jugando acabar mal y a destiempo. Las figuras que se van marchando, le está pasando factura y la patina del tiempo que desgasta.  Y una absoluta falta de crítica porque a nadie que no sea un insensato y que quiera jugársela, se le ocurriría discrepar ante tanto dogmático que impregna la Red. Cuando las cosas no están bien, no lo están. Se pongan de furibundos algunos como se pongan.

Una notable interpretación de Adriana que ha levantado una capítulo que te quita las ganas de seguir viendo la serie. Y es por ella que escribo, por Adriana; de lo contrario, no hay nada que destacar que no se haya visto y repetido cien veces en el último mes. Desde luego, algunos  del resto, ya se pueden ir de vacaciones muy tranquilos que menudo bodriazo inmasticable dejan a la audiencia para refrescarte en el verano. Así cualquiera. Este verano no me pilla. No vamos a perder el tiempo de nuestras vacaciones en publicitar este rollazo redundante en el que, desgraciadamente, nada es lo que fue o parece lo que pudo haber sido. O le dan un cambio drástico a este calcado del día anterior o no hay nada más que hacer porque esta dinámica reiterada, insípida y desaborida ya no da más de sí.

Adriana brilla en solitario. Esta tarde ha sugerido todo y más, como aquellas grandes actrices que hubo en el cine. Es que llena la pantalla. No me extrañaría verla en otro serial, que le llamen, porque este ESDPV no es su sitio.

Un tipo de televisión que me recuerda mucho a aquel cine español de los 60 medianamente serio que intentaba reflejar la vida íntima y psicológicamente desquiciada de aquellas prostitutas de lujo. Imágenes de actrices de presencia rotunda, de voz grave, de reacciones bipolares, de desazón marcada por su pasado, Y esto parece estar hecho a la medida de "Sol", de la actriz Adriana Torrebejano. Una fórmula que el productor José Luis Dibildos ensayó sobre una aportación similar a filmes de Hollywood y basada en "best-sellers" afamados. Una secuencia que ha supuesto una pequeña joyita para ESDPV.

La secuencia del cuadro ha sido de pura poesía. Ese momento en el que se mira en el espejo y casi ya no puede reconocerse o respirar, me ha convencido; ensimismada, dentro de una tensión que llevan a "Sol" a reencontrarse a sí misma y la conllevan a una situación existencial extrema, de reconocerse como lo que fue y quedó marcado, para la que no está preparada.

Secuencia también al estilo de Fritz Lang donde la actriz me resulta como aquellas enormes y prodigiosas, irrepetibles del cine, que transmitían tal majestuosidad que casi se veía esta tarde en el espejo su aliento, rozando la perfección entre la cámara y ella de tal modo que parecían un lienzo. Era un escaparate de lo que fue, una realidad amargada de recuerdos, la perdición de una mujer a un paso de la nostalgia. Unas imágenes que nos transportan a otra época brillante del cine, cuando las actrices transmitían unas ganas enormes de saber que ocultaba y había tras ese rostro quebrado que mira al espejo.