¡HELLO DOLLY! / BUSCANDO LA LIBERTAD

ACTRIZ DE LA TARDE:   ANDREA DURO

CON:  ITZIAR MIRANDA, JUANJO ARTERO, NATALIA RODRIGUEZ, CHISCO AMADO, MIRIAM MONTILLA, ÁLEX MARTÍNEZ, LUIS BERMEJO, NURIA GAGO, FERNANDO VAQUERO Y LAURA DOMÍNGUEZ

¡Que actriz es Andrea Duro! Tiene mucho de ese regusto francés por el vaudeville; lo lleva dentro. Parece una auténtica actriz del país galo. Ha llegado llena de ilusiones, henchida de experiencias, a esa su triste casa, con una vestimenta radiante, vistosa, casi de lentejuelas, llena de dinero, regalos muy caros, tras una gran experiencia artística y comercial; se encontraba vitalista y deslumbrante. Y se ha encontrado con una madre que la abofetea y con un novio conservador que tiene miedo a perderle ahora que a todos los parece ha triunfado. Como "Dolly" bajando por la escalera de aquel "Harmonia Garden" del bello filme musical último de Gene Kelly. ¡Bella Andrea! Y fíjense que ESDPV le vistieron que parecía una de las pastoras que iban, en Fátima, para ver aparecer a la Virgen. ¡Un desastre!

Entrañable e ilusionado viaje de una chica que quiere ser actriz, tierno momento de su llegada y tremendo chapuzón de realidad, después. Una chica aparentemente frívola pero bella y de profundos sentimientos que todo lo quiere sacrificar por alcanzar el estrellato un día y que acepta hasta estrellarse. Madera de cantante, actriz  y modelo

Ha sido el momento de la tarde. Alegre, dinámico de sueños que se cumplen pero que chocan con la realidad. Ha sido un regalo para los ojos y oídos y un  momento que refleja la rebelión hacia el franquismo, de modo civilizado y no violento o de chanchullo político, como es el espectáculo por encima de todo que tiene que airearse, nacer y continuar, expansionarse y hacer gozar a los cuerpos y espíritus. La rebelión de las hormonas y la liberación por la sensualidad y el deseo que nos hace gozar. Lo que más temía la Iglesia y el franquismo, que la gente fuera feliz y descubriera otro mundo más allá del tenebroso por sometido ("Pleasantville"de nuevo). Momento que se vive entre el candor, la ambición, el andar a ciegas, el deslumbramiento de la fama y el fulgor de las estrellas, un sueño maléfico en el que cayeron atrapadas muchas chicas que querían ser artistas.

Mucho de aquel cine de Pinoteau que abordaba aunque desde la liberal Francia, las relaciones entre padres e hijos cuando comenzaban a emanciparse, El gran Pinoteau que descubrió a Isabel Adjani y a la gran Sophie Marceau, un director que sabe hacer volver al costumbrismo cuando entran en escena, personas de edad ya comparadas con los jóvenes protagonistas; momentos graves, duros que se tornan desde la ilusión juvenil y que complementan el fondo dramático muy convincentemente. Miriam podía ser la Girardot de "Le gifle" y Andrea la pizpireta, rebelde, algo insufrible y guapa, avanzada e ilusionada de la Adjani. Hay tanta evocación a un cambio necesario, en esta secuencia. Es el cine francés de los de búsqueda de un camino, de rumbos que atraviesan los jóvenes, de frustraciones ante la miseria represiva del país, chic@s que van dando revueltas para buscar la libertad y el estar a gusto consigo mismo y hacer lo que les viene en gana sin corsés ni imposiciones.

Padres e  hijos que se quieren pero chocan en sus relaciones y es el despertad de la gente que nació tras la guerra y que carecían de los traumas de aquel período violento y nefasto para los dos bandos.

Es que todo lo que vemos en la serie me gusta y lo destacaría. Desgraciadamente no tengo tiempo y señalo lo que más me llama la atención, sin desmerecer nada del resto. Todo es bueno en la serie y apasionante sin duda. 

Sigue gustándome mucho este momento de amor libre entre amantes que, desde Montparnasse y la orilla izquierda de la Seine, desde el rincón de Zola y de Degas y su atmósfera creativa, tiene que lidiar ahora con el Chamberí de los churros y las patatas calientes. ¡Casi na! Una propuesta transgresora e iconoclasta que exalta la búsqueda libre del amor y placer desprejuiciado; unas imágenes inéditas para la mayoría de aquellos españoles sometidos, repleta de elegancia, naturalidad y belleza visual así como comprensión y respeto entre estos dos enamorados, la alumna y el profesor.

Sensualidad, erotismo y pudor que ayer y hoy no se comprenderían por muchos súbditos de España. Con una expresión corporal de los dos enamorados que da un brillante inusual incluso para el cine y la televisión de hoy. Dificil de entender para los que no vivieron aquella época de pierna quebrada y en casa, aquella moral social de los 50 y 60 en España.

Las dos secuencias son de un gran valor para mostrar ese corte de mangas a los prejuicios sociales y religiosos de una época.

Secuencia soberbia sobre ese cruel engaño relacionado con el amor y la confianza afectiva depositada. Es cierto, entre Laura y Juanjo en uno de su enfrentamientos diarios, que aquello tiempos eran como los actuales de financiación de jerarcas con el suelo. "Dante" era el testaferro, como hoy tantos otros de la mayoría de los corruptos partidos españoles, que intermediaban entre compradores y pisos inexistentes que los infelices se hacían con ellos para descubrir después solares vacíos y el dinero que se había esfumado, Algo que, después, la corrupción inmobiliaria, sobre todo con el PSOE y el PP ha sido moneda corriente. Ladronicios de ayer y hoy que siempre se han intentado tapar; todo aquello que, al amparo del turismo y progreso social, concluía en escándalos económicos y financieros que al final tuvieron y tienen su trascendencia, aunque los culpables jerarcas nunca eran detenidos ni devolvían el dinero.

Puñado de momentos violentos, hoy en un grado superior al agarrar a la propia "Manolita", momento implacable, degradable, de sometimiento y machismo exacerbado, de maldad intrínseca en "Juan", implacable secuencia que provoca nauseas en el espectador y que no nos lo pone nada fácil para similar tanta vileza con una pobre mujer sometida por unas leyes lacerantes y unos sinvergüenzas jueces corruptos.

EN RECUERDO DE JAIME MOREY