miércoles, 19 de septiembre de 2018

REBORDINOS UN DIRECTOR DEL FESTIVAL EN VÍA DE EXTINCIÓN




A Rebordinos, lo sabemos de buena fuente, le quedan dos avances de telediario de Sánchez e Iglesias. Se podrá dedicar a su vocación de escribir sobre el cine Sado-Maso, la gran pasión como el cine porno de este sujeto de empalagosa amabilidad y sonrisa de peligroso monje basilisio. 


Llega otra Edición del Festival donostiarra y seguimos sin conocer las cuentas. Postureo provocativo de este gris director Rebordinos, aderezado con dosis de progresismo y sobre todo mucha palabrería sobre lo justo y equitativo de sus cuotas sobre temas feministas. Un festival injusto en el modo de tratar a la prensa. Para un evento repetitivo al que, en este año, le han cambiado el diseño de nuestra Concha de Oro y con ello y mucha palabrería parece otro festival. Un año especialmente doloso para el contribuyente que ha contemplado como las cuatro instituciones han aumentado un casi 28% la contribución al acontecimiento, de sus 4 millones de euros han pasado a 5,1 millones de euros. El apoltronado director lo ver normal y justo ya que, comenta, en varios años no había aumentado la cantidad de la instituciones al Zinemaldia. Cada cual barre para su clan; ni que recordar a este glotón director que, en muchos años, a muchos colectivos, apenas les han subido el sueldo y el que tenían se ha empequeñecido. De hecho hoy, la policía de los golpistas, de Sánchez y Marlaska, ha cargado contra lo mejor que tiene un país y lo más sagrado: sus jubilados, sus ancianos, en una secuencia tristísima donde tras matarle de hambre les zarandean en la calle. ¡Apunta vividor Rebordinos lo mal que lo están pasando muchos colectivos! Como para que se lo den a usted para cenorras, frivolidades, invitaciones a VIPS de la casta política y a multitud de muertos de hambre que se arriman para comer jamón gratis en un festival sin mayor tirón, sectario, censor y clasista, que recuerdo con usted cada vez más al de Franco y a Miguel de Etxarri y plagiado de Toronto.


Hace años que vengo pidiendo a las instituciones que debatan sobre qué modelo de Festival queremos y necesitamos, con aportaciones de colectivos y también de la prensa seria, no de la subvencionada y que acude al festival bonificada y con hotel todo pagado. Y a partir de ahí, sin dejar que se celebre en nuestra muy querida Donostia, otro modelo y adecuarlo a una financiación sin más despilfarrar ese dinero de los trabajadores en equipos de amiguetes que se reproducen como el huevo de la serpiente y que son drásticos con la disidencia, la poca que se da. El Festival en los últimos años no vale tres gordas.


Hace como dos años este inepto director expulsó a un periodista porque no le agradaban sus críticas y se agarró a que no había presentado la Memoria obligada cuando ese periodista llevaba décadas y cubría con una enorme audiencia el acontecimiento. Sin derecho a defenderse, por teléfono, le comunicaron que era molesto y que habían recibido quejas, y lo expulsó a él y a toda la plantilla de esa emisora. No era menos de esperar de un secuaz e intolerante director, expulsar sin derecho a ser escuchado. Un director que en su vida laboral, ya en el Festival de Terror tenía problemas con un humilde operador del Principal, donde se proyectaban los filmes del mencionado festival. Un chico tímido y excelente persona que un día desapareció de la ciudad y al que, incluso, otros compañeros defendieron ante Rebordinos porque, a juicio de algunos, se ensañaba con él. 


Este Rebordinos y sus ocurrencias de primera hora de la mañana, con tal de posturear, no hace ni dos años que menospreciaba, aún más, a la prensa humilde y salía por peteneras con una idea estrambótica y que nos podía costar aún más dinero. Encantado de comer junto a tanto VIPS, haciendo turismo propagandístico de la Bella Easo, de su gastronomía, de lo cinéfilos que somos todos, hacía un llamamiento a la gran prensa de ultramar para que acudan y vuelvan siendo embajadores nuestros. Apelaba a los grandes medios, esos que dejaron de venir muchos de ellos desde que se marchó Diego Galán, pidiendo más dinero a las instituciones y dándose un plazo de alcanzar el objetivo de hasta veinte años. ¡Casi nada! En tres o cuatro años comenzaría a cambiar la perspectiva del Festival, gracias a la prensa grande, y en veinte ¡TODO RESUELTO! ¡Claro y él cobrando! Lo que no sabemos, durante todo el años para fusilar filmes de Toronto y traer a cuatro estrellitas. Y ser despiadado y racista con el clasismo de los periodistas. Él mismo se quedó satisfecho de haber parido una idea sin algún futuro y a tan largo plazo, incluso mencionaba lo positivo que sería ello para el territorio, nada menos. Y hasta dentro de veinte años tenemos “Incondicionales Rebordinos and Company”. 



Es un despropósito y un pesebre para algunos mediocres enchufados al Estado de Partidos. El Festival, en esta ocasión, cuando ha bajado ese IVA que algunos exhibidores no han repercutido en taquilla, ha subido las entradas y la cuota de los periodistas en 5 euros, o sea un trece por ciento.
El Festival va a manejar este año 8,3 millones de euros; a pesar de que ha subido la aportación de instituciones, ellos no han conseguido más sponsors privados. ¿Dónde va ese dinero si los filmes llegan sin cargos y el alquiler del Kursaal y salas es poca cosa? ¿Cuanto cobra el equipo durante todo el año? Y es tan locuaz que además espanta a las posibles firmas comerciales con su charla sobre lo “equivocadas que están porque no apuestan por la cultura” ¿Cómo vas a vender así? Venga parné y parné de todos aunque el país esté en la quiebra y poco o mover el traserillo en busca de publicidad. Apostar por su Festival puede ser comprensible que muchos no lo vean, no porque no crean en la cultura sino porque, aunque incluso el señor director sea tan generoso que menciona leyes de mecenazgo con desgravaciones fiscales (¿Él quien es para asegurar ello?), lo consideran como un puterío franquista entre encuentros gastronómicos. Y carece de gancho; aunque  si no sales a vender, no van a ir a ti.
El Festival languidece entre la rutina, la falta de gancho en los filmes de concurso, un desprecio por periodistas humildes a los que abochornan con sus desplantes y caciquismo, no con su desprecio porque desprecia quien puede. Aunque dejemos constancia de que la mayor y más lúcida aportación al Festival de este antiguo vendedor de vídeos es e hallazgo de que hace falta sponsors privados y ahí queda la cosa mientras él pide más dinero.


El lumbreras de Rebordinos, como novedades para este año, ofrece más de lo mismo: Reforzar las actividades con América Latina, cuando estos grandes países han tenido siempre un merecido puesto de honor  el Festival; los encuentros de estudiantes financiados de modo particular por el Ayuntamiento de San Sebastián, ya de novedad nada; la Escuela de Cine Elías Querejeta y ¡Qué pena daba como deambulaba sólo por el Hotel en los últimos años el grande de Elías! Ahora vienen aponerse medallas. Y para que tengamos un Festival para todo el año, en la Ciudad, se debería ir al cine durante todo el año con el entusiasmo de los días del Festival. Os mantendré informados sin la censura de Rebordinos y sus babosos pelotines.

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