lunes, 5 de noviembre de 2018

CUANDO UN TECHO SE CAE ALGO NUESTRO SE DERRUMBA


Mientras Urkullu viaja por Argentina prometiendo a Mauricio Macri, presidente de Argentina, que empresas vascas se instalarán en ese país y contribuirá al desarrollo del país, los techos de los hospitales como el de Nuestra Señora de Aránzazu caen y la desidia, la falta de motivación del personal, su hartazgo, el pasotismo en gran parte de los médicos y un cada día mayor caos invaden Osakidetza y la desmotivación planea entre  la mayor parte del personal de los profesionales. Y menos mal que aún trabajan muchos en condiciones asfixiantes a pesar de los recortes y de la desmoralización que les invade. Este hospital lo inauguró Franco hace 58 años, fue una gran obra volcada en lo social y sanitario; hoy se caen los techos muestra de un abandono que sobrevuela el centro.


La visita de Urkullu es otro cuento más  más y un mayor despilfarro. ¿Cómo van a entrar empresas vascas si la mayoría y las más importantes están siendo cerradas? General Electric, Muebles Xey, Edesa Industrial, La Naval o CE,  y CNA Fagor presentaron hace un año medidas drásticas peligrando su continuidad. Así como en total más de 20 empresas que atravesaban dificultades severas para mantener su actividad y que tienen en peligro 3.400 puestos de trabajo. Más otras 22 compañías que se encontraban en una situación semejante, y a pesar de buscar una situación de salvación de empleos  a finales del 2017. En el 2016 11.000 empresas vascas echaron el cierre. Este ritmo de destrucción de la red empresarial ha sido constante e insostenible para una economía en crecimiento como era la vasca. Y ahora Urkullu, con si sequito se va a gastar la pasta de los pobres vascos en no se sabe exactamente qué porque este pequeño virrey de una autonomía en declive total promete que el cementerio de empresas vascas arruinadas van a operar en Argentina. Un pequeño territorio de oligarcas con más de un 30% de empresas importante que han cerrado. El País Vasco, que es la única autonomía que tiene el tejido empresarial en su nivel más bajo de toda la crisis. 


Pero creo que este panorama desolador de la Euskadi nacionalista y vividora donde lo que cuenta parece ser es el conflicto y el estatuto, merece la pena ahondar en la gran decadencia del Servicio Vasco de Salud. Una caída de un techo en el Hospital de Aránzazu en San Sebastián nos ha llevado a plantear cómo se trabaje en el mismo. Me comentaba el pasado día una persona que vio la foto en nuestro Facebook del techo hundido, restándole importancia, que era un techo falso. ¡Oiga! ¿Si llega a caer sobre un quirófano? Hay un hábito de alabar inconmensurablemente lo que merece la censura más férrea. Les vamos a contar cómo se trabaja en Osakidetza, desde informaciones que nos envían.


Los recortes han llegado hasta el personal de festivos. Igual de trabajo o más para menos personal. Enfermeras haciendo camas es un variopinto espectáculo para una Euskadi gloriosa. Médicos de guardia que se chotean de los enfermos, que pasan sus visitas como una exhalación y que no conocen el expediente del paciente, ni les importa, y que su fin es decir cuatro paridas que se contradicen con lo argumentado al paciente por el médico del día anterior o el que vendrá al siguiente. Un choteo. Se dan casos de que le informan a un enfermo que su ecografía es perfecta mientras que otro dice que, aún, no se ha recibido los resultados o que cuando se pregunta por la misma, el jetas del médico desconoce se hubiera realizado una. Dos versiones para desidia total. 


Llega ya tal la desvergüenza del personal médico que ahora es el encargado de “echar”  a la gente enferma en cuanto tiene un mínimo de justificación, estén o no curados del todo, es capaz de fabular vendiendo los argumentos más inverosímiles para que se “larguen” los molestos que consumen recursos. Uno de los más repugnantes argumentos que se usan para “despedir” es recurrir es que se cogen muchos virus o incluso neumonías si están uno hospitalizado por cierto tiempo. Las medicinas que recetan, valgan o no, sin algún estudio previo o con efectos muy secundarios, producen efectos nocivos pero les da lo mismo. Y si alguien denuncia el perjuicio ni caso hacen. Se ha dado el caso de un cirujano que al acudir los familiares a preguntar por la operación de su pariente casi ni le contestaron. O que, y esto es grave, médicos de guardia te responden que “en esos días del fin de semana” no tiene por qué contestar.


Pero hay personal digno y sacrificado que hace que, aún en medio de la casta política corrupta y los gestores, algo funciona en Osakidetza. Son los silenciosos, enfermeros, enfermeras, celadores, personal de limpieza, todos aquellos que se sobreponen a la desgana que impera en algunos sectores.






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